Crítica de Beseech: My Darkness, Darkness

26 marzo, 2016 12:11 pm Publicado por  Deja tus comentarios

portada-beseeDespotz Records
8/10


Demasiado gótico para los heavies aguerridos y demasiado heavy para los góticos de pura cepa. Así podría definirse aquella escena gótico-metalera de finales de los noventa que supuso para muchos la entrada hacia géneros más exquisitos como el post punk o el dark wave. Los tiempos en que HIM lo petaban y el “In The Heat of the Night” de To Die For era casi un himno generacional y al mismo tiempo veías por ahí esos vestidos de princesita oscura divina de la muerte que sentaban genial a cualquier chica.

Encuadrados en esa corriente melancólica estarían estos suecos que retoman la actividad plenamente tras su desbandada en 2006 al regresar por todo lo alto con un trabajo añejo pero contemporáneo que si hubiera justicia en este mundo debería servirles para ganar nuevos fans y recuperar la atención de los que dejaron huérfanos por el camino.

Ya desde el comienzo con “Beating Pulse y “The Shimmering” nos introducen en esa alternancia de voz masculina y femenina tan explotada en su rollo, aunque cabe resaltar en honor a la verdad que fueron de los primeros en utilizar ese recurso. Uno de los aciertos del redondo estaría, de hecho, en la peculiar atmosfera que se crea entre los tonos casi susurrantes de Klas Bohlin y la voz celestial y evocadora de Angelina Sahlgren Söder.

Pese a que en ocasiones sobrecarguen demasiado el sonido, han sabido mezclar con solvencia los intervalos acústicos con los eléctricos, un claro ejemplo sería “Mr Uninvited”, que recuerda en su inicio a los The 69 más rockeros por su base contundente antes de estallar en un soberbio estribillo que podrías imaginar cantado por Ville Valo. Los amantes de la melodía sin etiquetas disfrutarán como enanos con este lanzamiento, pues predominan los pasajes memorables, a medio camino entre lo épico y la luminosa languidez.

Aparte de sus clásicas señas de identidad, han incorporado a su música un elemento fronterizo deudor de Morricone, todo un acierto que llevan a sus cotas de intensidad más elevadas en la homónima “My Darkness, Darkness”, quizás la mejor del disco para un servidor por su aire noctívago y esos sutiles toques spaghetti-western. Algo que vuelven a explotar en “Highwayman”, con otro de esos estribillos que da gusto oírlo.

Equilibran como nadie la balanza entre delicadeza y rotundidad en “The Ingredients”, donde el tándem Kas-Angelina funciona a pleno rendimiento antes de que “The Symbol” ejerza a modo de enérgico coda, dejando un grato regusto en el paladar y una de esas melodías repetidas hasta el infinito de las que cuesta despegarse. Tal vez a estas alturas muchos de sus seguidores los hayan dado por muertos, pero se han levantado de la tumba con una fuerza encomiable. Imprescindibles para fans de Paradise Lost, Theatre of Tragedy, Entwine y demás reliquias noventeras.

Alfredo Villaescusa

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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