ASHES OF ARES: ASHES OF ARES

Nuclear Blast

8/10

Aquellos a los que les decepcionó en cierta manera el regreso de Matt Barlow a Iced Earth en ‘The Crucible of Man’ no deberían bajo ningún concepto pasar por alto este supergrupo formado por el mencionado voceras, su también ex compinche en la banda de Jon Schaffer Freddie Vidales y el ex batería de Nevermore Van Williams. Una coalición de talentos cuyo resultado únicamente puede ser notable por las dilatadas trayectorias de sus miembros. Han conseguido además en este espectacular debut la cuadratura del círculo: virtuosos y enrevesados, pero sin pasarse tres pueblos en la complejidad, no en vano, ellos en una suerte de furor tradicionalista lo definen como un álbum de ‘heavy metal’, así sin etiquetas y sin magrear demasiado el término.

Pero pese a que exista cierto poso clásico Judas Priest, tanto en las guitarras como en el tratamiento de las voces, no se regodean en el cuero y las tachas y optan por ir bastante más allá, en concreto, hasta el sentimiento épico en los coros de la época de los Iced Earth de ‘The Dark Saga’ o ‘Something Wicked This Way Comes’, aliñando con un halo mínimo de progresividad a lo Nevermore. No sería descabellado afirmar que es lo mejor que ha grabado Barlow desde entonces.

Porque la versátil voz del pelirrojo se convierte, quizás involuntariamente, en protagonista absoluta de un redondo en el que también brillan las composiciones con luz propia. Ahí tenemos “On Warrior’s Wings”, con un pasaje acústico que va adquiriendo consistencia hasta estallar en un pomposo estribillo y adquirir una marcha vertiginosa a la vieja usanza. Otra pieza digna de enmarcar sería “Dead Man’s Plight”, que tampoco baja el estándar de calidad imperante con un intervalo sosegado de poner pelos de punta antes de arrancarse en ritmos contundentes ensamblados a la perfección con el voceras.

Los nostálgicos de la etapa gloriosa de Schaffer y compañía apreciarán el encomiable esfuerzo de “This Is My Hell”, donde se percibe más que nunca la huella de la trayectoria anterior de Barlow, mientras que el medio tiempo “The Answer” le consolida como una de las grandes voces del metal, sin rollos, al pasar de tonos casi guturales a otros más agudos que podrían hacer palidecer al mismísimo Rob Halford. Definitivamente, hacía años que no entonaba con tal convicción. Y si a ello le sumamos una banda competente en estado de gracia, perderse este lanzamiento sería casi un crimen para cualquier aficionado a la música de calidad. Toda una muestra de poderío.

Alfredo Villaescusa

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