ROCK & TOUR: India, Nepal y Tailandia-Gaston Moreno
2 junio, 2011 11:23 am 1 ComentarioViajamos por India al ritmo del sitar y las tablas, subimos a más de 1400 metros de altura para presenciar el Jazzmandú y nos relajamos en el norte de Tailandia con la sexta edición del festival de Reggae más importante del continente.
Hago memoria y no logro recordar cuando empecé a organizar este viaje. Asia siempre tuvo para mí un gran atractivo cultural y religioso, tanto como musical. El plan era recorrer el norte de India, Nepal y el Tíbet en 5 meses, aunque toda esa planificación previa no ayudaría mucho. Lo primero que India me enseño fue que los planes cambian día a día. Como dijo Ortega y Gasset: Viajar no es tan solo moverse en el espacio, más que eso, es acomodar el espíritu, predisponer el alma y aprender de nuevo. Y vaya si uno aprende cosas viajando.
Salimos desde Barajas rumbo a Londres, con una mochila cargada de prejuicios, de miradas previas desde Occidente, pero poco a poco iríamos transformando la mirada en nuestros propios juicios. Desde la capital de los antiguos colonos volamos hacia Nueva Delhi. Al pisar por primera vez tierras asiáticas nos dimos cuenta de que ninguno de los casi 300 pasajeros de nuestro vuelo bajó en Delhi. Todo el mundo toma algún vuelo de conexión hacia otro destino, tal vez alguno más turístico.
Delhi:
Después de pasar 1 semana aquí, (récord para una ciudad en la que nadie pasa más de 3 días), podemos decir que Delhi ostenta el título de Capital del subcontinente indio solo por una cuestión política, ya que India posee otras 2 capitales -Bombay la capital económica y Calcuta la capital cultural- ambas mucho más desarrolladas.
Lo más complejo de nuestro primer destino fue acostumbrarnos a que nos vieran simplemente como cajeros automáticos, y al comportamiento de parte de los indios, que pueden llegar a ser las personas más plastas del mundo con facilidad. Lo más interesante y atractivo fue que nos dimos cuenta que nuestro presupuesto diario podría ser más bajo de lo que pensábamos comiendo por 2 euros y pagando por una habitación doble solo 3.
Aprovechamos estos días para caminar por toda la ciudad, empapándonos de los olores y las comidas indias. Pero en solo unos días estábamos exhaustos y necesitamos partir en busca de algún lugar menos ruidoso y menos contaminado. El circo constante de los coches (La ciudad es un verdadero caos, el tráfico es el segundo más mortífero del mundo después de Egipto) y de los millares de personas que circulan sin un orden aparente es ensordecedor. La basura se acumula en todas las esquinas, y ver a los niños jugar en medio de semejantes vertederos (donde las ratas pueden confundirse con pequeños perros) te hace un nudo en el estomago difícil de soportar.
Dharamsala:
Después de 11 horas de tren rumbo norte, llegamos a destino. Famosa por ser la ciudad de residencia del Dalai Lama, a 1200 metros de altura rodeado por frondosos bosques y con un cielo perfectamente celeste sin pizca de contaminación, nos hizo olvidar de todos los bocinazos de Delhi. Pudimos visitar el templo de Tsuglagkhang, nuestro primer acercamiento al budismo, donde los monjes nos recibieron ofreciéndonos té y compartiendo sus ricas historias de vida. Esta es la residencia de la máxima autoridad del budismo que vive allí exiliado hace ya 50 años.
Allí en una de las ciudades con más exiliados tibetanos de toda India, nos pusimos al corriente con la realidad que se vive hoy en día en el Tíbet. El gobierno chino ha encarcelado a mas de 300 monjes y condenado a 20 años de prisión por haber participado en marchas, o haber apoyado causas más que justas en 2010. La misma suerte han sufrido algunos comerciantes por el solo hecho de apoyar alguna manifestación, como por ejemplo el dueño de un cibercafé desde donde se enviaron algunos mails difundiendo estas marchas.
Manali:
Este paraíso rodeado de las montañas más hermosas del mundo sigue siendo tan visitado como en los 60 y 70. Las historias de la migración hippie en busca de la mejor marihuana de toda Asia han hecho famosa a Manali. Tiene mucha similitud con la Patagonia Argentina y sus ríos.
Estábamos solo a 200km de la frontera con el Tíbet pero está prohibido cruzar por estas montañas, donde el ejército chino posee bases de entrenamiento para sus militares. Y por donde, también dicen, pasa una de las rutas de drogas más importantes de todo el continente.
Me sorprendí al ver entre tantos comercios de artesanías alguna que otra tienda de discos, con fotos en sus paredes de los Beatles, los Stones, y hasta de los Scorpions.
Rishikesh:
Desde Manali a Rishikesh son sólo 18 horas en bus, digo sólo porque a lo largo del viaje nos iremos acostumbrando a los inconvenientes en las rutas. Rishikesh era uno de esos destinos casi imprescindibles de este viaje. Esta ciudad siempre tuvo una magia especial, será porque está a las orillas del río Ganges y desde siempre fue una de las 7 ciudades sagradas del hinduismo. A ambos lados del río los Ghats resplandecen con la luz del sol. Todos los centros de yoga del mundo hacen excursiones a Rishikesh por lo que la ciudad está repleta de turistas que llegan en busca de la iluminación o vaya a saber uno que es lo que buscan.
En el 68 la ciudad pasó a ser reconocida en el mundo del rock, cuando los 4 de Liverpool desembarcaron por iniciativa de George Harrison (tenemos fama y fortuna pero eso no es amor, no es paz, dijo al llegar) en el famoso Ashram del MaharishiMahesh Yogui (una comunidad espiritual). Hoy el lugar está abandonado y cubierto por una espesa vegetación. Aunque sigue siendo lugar de culto para los turistas, tanto como la tumba de Morrison en parís.
Entre las ruinas de lo que fue aquel hermoso refugio para Lennon y los suyos siguen en pie alguno de los huevos de meditación, eso sí, repletos de arañas que no dejan a nadie meditar en su interior.
Los Beatles viajaron a Rishikesh no solo para escapar del acoso en el que vivían en Inglaterra, acosos que también sufrieron aquí, sino para incorporar aspectos e instrumentos de la música india como el sitar y las tablas en sus canciones, como por ejemplo en "Love You To" la canción del álbum REVOLVER cantada y escrita por Harrison, que dispone de instrumentos como una tabla, un tambor indio tocados a mano, así como un sitar y un zángano tambura.
Lo mismo en “The Inner Light" y en "Across The Universe”. Esta última tiene una anécdota bastante curiosa ya que el 4 de febrero de 2008 la NASA transmitió "Across The Universe" en dirección a la estrella Polaris, que se encuentra a 431 años luz de la Tierra. La transmisión fue realizada usando una antena de 70m en el Deep Space Communication Complex, localizado en las afueras de Madrid, España..
No solo los Beatles fueron influenciados por los sonidos de la india, otro ejemplo son los RollingStones en el clásico: PAINT IT BLACK. Aunque la canción se acreditó a Jagger y Richards, todos los miembros de la banda participaron activamente en el proceso creativo. Charlie Watts aportó la base de batería, Brian Jones contribuyó con el riff de sitar característico de la canción. Hasta The Doors en THE END fusionaron estos exquisitos sonidos.
Ya empapados de historia musical nos dirigimos al corazón turístico del país: Agra y su famoso TAJ MAHAL.
Agra:
Junto a Delhi y Jaipur, es la tercera ciudad que completa El Triángulo Dorado, el circuito más turístico del norte de un país, que necesita varias semanas para poder echar –apenas– un primer vistazo.
La frase que se ajusta perfectamente para Agra es: No todo lo que brilla es oro. Si bien el TajMahal te deja sin aliento, y es uno de los sitios mas bellos en lo que he estado, tan solo con salir fuera de sus parques ves la realidad mas cruda de india. La pobreza más extrema ronda alrededor de la tumba más romántica del mundo. Aquí la mayoría de los turistas van del hotel a visitar el Taj sin detenerse en la realidad de Agra y sus miles de niños que en busca de las rupias llegan desde todas partes del país. El sitio más fotografiado de toda India, se encuentra rodeado por inciensos de basura.
El escritor y poeta (ganador de un premio nobel) Rabindranath Tagore describió al Taj como “una lágrima en la mejilla del tiempo’’. Debemos recordar también que esa lágrima demandó el arduo trabajo de 20 mil obreros.
Varanasi (la antigua Benares):
Después de la cachetada de realidad que recibimos en Agra llegamos a Varanasi, la ciudad más santa del Hinduismo, ubicada a orillas del interminable Ganges donde toda la ciudad vive por y para el río. La muerte se hace presente aquí de una forma muy particular. Millones de Indios antes de morir viajan a Varanasi para ser cremados y echados al río. Las cremaciones son muy costosas por lo que los vecinos y amigos comparten los gastos con la viuda, que no puede estar presente en el momento de la cremación. Para los hindúes, aquel que muera en Varanasi quedará liberado del ciclo de las reencarnaciones, es por ese motivo que todo hinduista debe visitar la ciudad al menos una vez en la vida.
También es considerada la ciudad de la música. Músicos, de todo el mundo, en especial percusionistas, vienen a Varanasi para estudiar con los grandes maestros hindues.
Llamativamente este fue el sitio donde más españoles nos hemos encontrado, y después de tanta comida india (picante a más no poder) ver en los menús de los restaurantes la tortilla española fue un regalo divino.
En los Ghats (escalinatas que dan al río) es donde encuentras a cientos de Sadhus, estos hombres considerados santos por desprenderse de todo materialismo y vagar por india en busca de la sabiduría llegan a Varanasi desde todos los rincones del país. Encontramos uno que hablaba español, amigo del famosos escritor Ramiro Calle y colaborador constante en sus libros sobre india.
En nuestras dos semanas en Varanasi vimos la India real, la verdadera. La mezcla de religiones, lenguas, castas, todos juntos viviendo en un gran caos a nuestros ojos pero organizados en sus formas.
También vivimos uno de los peores momentos de esta travesía, cuando el 6 de diciembre, lleno de turistas y en plena puya (ceremonia religiosa frente al río) estalló una bomba. Afortunadamente no estábamos cerca aunque la ciudad se volvió loca por unas horas. Luego de unos días el atentado fue adjudicado a un grupo extremista musulmán por ser el aniversario de la destrucción de una mezquita hacía 18 años.
Nuestro paso por Varanasi no fue casualidad ya que conocíamos el proyecto que lleva a cabo Mama María, como se conoce a esta gallega de 35 años que dejo todo en La Coruña y se mudo a la antigua Benares. Su ONG Semillas Para El Cambio -www.semillasparaelcambio.org- desde el 2009 trabaja en Varanasi con el objetivo de brindar una vida con derechos y un futuro digno a la infancia más desfavorecida, niños y niñas que sin su apoyo están abocados al trabajo infantil y a una subsistencia precaria.
Bodghaya:
A solo 5 horas de Varanasi visitamos uno de los lugares de peregrinación budista más importantes del mundo. Bodghaya, según cuenta la historia, es el lugar donde se encuentra el árbol sagrado donde el Buda logro alcanzar su iluminación. Una ciudad pequeña también refugio de miles de exiliados tibetanos y en nuestros días allí visitada por miles de monjes de todas partes de Asia.
Desde este lugar sagrado y limpio como pocos viajamos hacia la frontera con Nepal, en busca del techo del mundo.
Nepal:
Sin lugar a dudas al cruzar la frontera nos encontramos con un país más organizado con respecto al turismo, con rutas igual de peligrosas que las indias, por su geografía más que por sus intrépidos conductores. La gente en Nepal es más abierta y siempre dispuesta a ayudarte con cualquier duda que tengas, en sus rostros puedes ver las arrugas prematuras que producen los inviernos tan hostiles. Nos sorprendimos al ver escuelas rurales en casi todos los pequeños poblados que cruzamos, el gobierno nepali ha manifestado su compromiso con las nuevas generaciones, todos los nepalies deben aprender ingles para los retos del futuro.
Pokara fue nuestro primer destino, un verdadero mundillo del turismo especializado en trekings y alpinismo. Gente de todas partes de Europa, especialmente Alemanes, invaden las ciudades en los meses de buen clima para poder adentrarse en las montañas más altas del mundo. Desde aquí se llega a los campamentos bases de los Anapurnas, y te preguntas peldaño a peldaño, ¿Cuán alta es esta altura?
Al llegar a Katmandú la capital de este hermoso país nos enteramos de la octava edición del festival de Jazz JAZZMANDU que tiene como propósito poner a Katmandú en el circuito internacional de jazz. Además de promover el turismo claro esta!
Músicos de muchas partes del mundo, de USA en especial, viajan hasta el techo del planeta para que sus trompetas, saxos y pianos ayuden a todos con el apunamiento que se siente a esas alturas.
Katmandú tiene los mismos graves problemas que Delhi con respecto a la contaminación, pero al estar rodeada de montañas solo en 20 minutos puedes alejarte hacia los pueblos cercanos y respirar el aire más puro del mundo, ni hablar de encontrarte con música gratis en las calles de cada pueblo. Nos hospedamos en la famosa FREACK STREET, el barrio más hippie del Himalaya. Lleno de tiendas para comprar discos, la mayoría de fusión entre música nepali y jazz o rock. Encontré una verdadera obra de arte: Thebest of SHAKTI con John Mclaughlin, y percusionistas indios, el shangrila de los discos por estas tierras.
Allí mismo fue donde nos dimos cuenta que viajar al Tíbet sería imposible. El gobierno chino tiene una política muy particular al emitir visas para entrar en lo que alguna vez fue un país libre. Solo puedes ingresar al tibet si contratas un paquete turístico en alguna agencia oficial, y por supuesto no es nada barato.
Desde Katmandú decidimos volver a india por la frontera este, hacia la Darjeeling (famosa por ser de donde proviene el te). El chofer del autobús nos dijo que solo serian unas 14 horas hasta la frontera, luego tardaríamos 27. A esas alturas del viaje ya estábamos acostumbrados a los pinchazos o a las manifestaciones que cortan las carreteras cuando y donde quieren.
Darjeeling o la futura Gorhkaland:
A esta ciudad solo se accede por medio de 4X4 unas 3 horas montaña arriba desde la frontera, dejando detrás la orgía de contaminación. Mires hacia donde mires solo encuentras plantaciones de te. Eso si, casi el 90 por ciento de la producción de te tiene como destino las tiendas Harrods en Inglaterra, y en casi todas las plantaciones hay un cartel de Propiedad privada. También encontramos oficinas de la famosa cadena de café STURFUCKS. Si tienes suerte y el clima ayuda, a lo lejos puedes ver el pico del monte EVEREST.
Allí hace tanto frío que los bares dejan las heladeras desenchufadas y las cervezas están igual de frescas. El día en que llegamos hubo una gran manifestación pidiendo la independencia de lo que ellos denominan Gorkhaland, y hablando con los locales me contaron que casi todos los habitantes son descendientes de los Gurkhas, conocidos como los guerreros más valientes y peligrosos del ejercito británico, antiguos combatientes en las guerra de Malvinas. Claro que lucharon del lado ingles lo que me genero un fuerte mal estar. Después de unas cuantas cervezas escuche otra anécdota con la cual logre relajarme y disfrutar un poco de estar en compañía del antiguo enemigo.
Dicen que años después de terminada la guerra de Malvinas en el año 86 cuando se jugaba la copa mundial en México los hombres de Darjeeling viajaban muchos kilómetros para poder ver los partidos en algún televisor. Y en aquel mítico partido cuando Maradona dejo a fuera a Inglaterra algo cambio. Y muchos Gurkhas volvieron a sus casas cantando y vitoreando a la Argentina.
Calcuta:
Siguiendo la desembocadura del gran dios Ganges, llegamos a la capital cultural de la india. De Calcuta salieron los 5 premios nobel, ciudad de intelectuales, escritores y pensadores. El colonialismo ingles se hace notar en cada edificio, el estilo de la ciudad es inconfundible. En cada parque y plaza pudimos ver a miles de indios fanáticos empedernidos del críquet, el deporte nacional. Desde que sale el sol, hasta que empieza a oscurecer están jugando al criquet.
También es la ciudad en la que se fabrican las clásicas Royall Enfields, las motocicletas que vez por toda la india y que son la gran competencia de las Harleys en gran parte de Asia.
Al haber descartado la incursión al Tíbet, teníamos un gran plan, viajar rumbo sur para visitar la fundación Vicente Ferrer, donde nos esperaban para mostrarnos el proyecto que ya lleva más de 30 años. Desde Calcuta serían 52 horas de tren para ir y otras 52 horas para volver ya que desde aquí salía nuestro vuelo hacia Tailandia. En esta oportunidad la suerte no estuvo de nuestro lado, no conseguimos pasaje, una verdadera pena porque la fundación está a pocos kilómetros de Bangalore, la ciudad donde se realizan todos los grandes conciertos con artistas internacionales. En los últimos años han visitado Bangalore: Roger Waters, Sting, Aerosmith, Maiden en dos oportunidades, Megadeth, Machine Head, JethroTull, Sepultura y Lamb Of God entre muchos otros.
Tailandia:
Después de pasar 3 meses en India y Nepal Tailandia nos pareció como volver al primer mundo, su aeropuerto es más moderno que algunos europeos y sus autopistas parecen alemanas. Realmente es la joyita del continente, la más preparada para el turismo y la que más sufre el MAL TURISMO.
Es desagradable ver por las calles a los consumidores del turismo sexual tailandés.
Pero nos tomamos ese último mes de la aventura para descansar en las magnificas playas del sur. Un lugar privilegiado por la naturaleza y los amantes del buceo y del snoorkel. Casi todas las islas tanto las del mar de Andaman como las de dentro del golfo poseen arrecifes de coral con una vida submarina indescriptibles.
La comida tailandesa se merece un capítulo aparte en esta crónica, por fin nos animamos a comer en los mercadillos callejeros y todo sabe estupendo. Hay ensaladas como la de papaya que son muy picantes, pero deliciosas.
Después de unas semanas tumbados en la arena blanca escuchamos sobre un festival de reggae en el norte del país. Y dijimos: ¿Porqué no? Si bien el estilo musical no es nuestro fuerte, en este país hay más bandas de reggae que taxis. Y nos convenció el poder ver a EASY STAR ALL STAR y sus versiones de los clásicos de Pink Floyd o Radiohead.
Los organizadores del festival esperaban 60.000 personas en los 3 días del festival, la realidad es que no fuimos más de 5000. Pero eso no empañó la fiesta, de la que participo también KY-MANI MARLEY, hijo del gran BOB. En medio de un parque nacional rodeado por verdes praderas y lagos que me recordaba mucho al Cosquin rock en Córdoba o al BBK en Bilbao (claro sin las vistas del San Mames). Los tai tienen una gran admiración por los americanos, tanto que copiaron todo lo que pudieron del Woodstock, hasta muchos de ellos vestían al estilo Ranger de Texas.
Madrid:
Ya en Madrid, han pasado unas semanas desde nuestro regreso y no logramos reencontrarnos con nosotros mismos. Estos viajes son los que devuelven a casa a otras nuevas personas dentro de nuestros cuerpos. India es una ruta que te deja sin aliento, pero dicen que lo que no te mata te hace más fuerte.
FOTOS Y CRONICA:
GASTON MORENO.
1 comentario
Me ha encantado la crónica.
Muy bien tratada, debe ser duro escribir desde el punto de vista centro-europeo sin caer en el egocentrismo.
Un saludo.