Entrevistas |Ramoncín
«No diré “todes” ni aunque me cuelguen de las pelotas en la Puerta del Sol»
Por: Jorge Bobadilla
El próximo 18 de mayo se celebrará en la sala Joy Eslava de Madrid el próximo concierto de Ramoncín, solo un día después de que vea la luz la reedición 40 aniversario de ‘Barriobajero’. Cada concierto de este pionero es una experiencia nueva y para hablar de todo esto tuvimos a Ramoncín en nuestra radio y minutos después con Jorge Bobadilla, con el que mantuvo una extensa y distendida conversación, como atestigua el titular de la entrevista, en la que aseguró que “si se sigue haciendo esta música que se difunde ahora, tendrán que seguir recurriendo a “Litros de alcohol”, a “Bienvenidos” y a “Agradecido””.
Este 18 de mayo vuelves a Joy Eslava, ¿qué nos vamos a encontrar esta vez?
“Yo toco dos veces al año en Madrid. Toco en primavera y en invierno siempre, así llevo cinco años sin parar. Al ser un público que mucha gente repite y conoces a muchos, siempre pienso en qué vamos a hacer para que entiendan que van a venir a ver algo que no han visto antes. Lo que estamos haciendo es girar alrededor de los más de cuarenta temas que tenemos montados de todos los discos. Ahora, como coincide con la reedición de ‘Barriobajero’, que sale justo un día antes, que es un disco que siempre ha estado presente en los conciertos, tengo que hacer algo que la gente no se espere… y que no voy a decir (risas). De salida la gente ya va a decir: “¡Hostia!” Va a estar muy presente ‘Barriobajero’, la idea es abrir y cerrar con él. En medio iremos encajando, porque… Es cojonudo, hay canciones que tienen cuarenta años y encajan mejor que otras en un repertorio cuarenta años después, y hay canciones nuevas que piensas que tienen que ir en un sitio, porque a mí me gusta montar el espectáculo con una idea teatral, siempre he tenido una idea muy teatral del escenario y de actuar. Nunca me he plantado delante de un micro a cantar las canciones, he entendido que hubiera algo para hacer partícipe a la gente, hablar con la gente y que se convierta en una cosa muy interactiva. Lo he hecho siempre y este día va a ser muy especial”.
Pensando en el repertorio he revisado el último que ofreciste en Madrid en 2018 y no estaba una canción como “Ayúdame”. ¿En ese ciclo de canciones que manejáis entran algunas como esta?
“Si se caen canciones como esta es porque tienes que meter otras. Yo quiero hacer esa canción. El otro día estuve viendo una grabación del año 1990, que era cuando tocábamos en estadios todo el rato, en sitios enormes, y “Ayúdame” la hacíamos en acústico. Cuando terminábamos todos yo me animaba, el batería agarraba la caja, nos acercábamos todos, el teclado portátil, y tocábamos el tema en una versión realmente acojonante. Tío, las canciones se mueven… Si no haces “Ayúdame” habrá gente que dirá: “Coño, no ha hecho “Ayúdame””, pero si no haces “Litros de alcohol” todo el mundo dirá que no has hecho “Litros de alcohol”. No puedes no hacer “Litros de alcohol”, “Al límite”, “Putney Bridge” o “Como un susurro”. Hay cosas que la gente diría: “La va a hacer ahora, no se va a ir sin tocar “Como un susurro”, la habrá dejado para la última”. Esas no te permiten sorpresas, pero el resto del repertorio sí te lo permite y hay que estar en eso”.
Creía que esta última actuación se había grabado para editar un DVD en directo, ¿en qué ha quedado eso?
“No, el concierto de 2018 se hizo grabado como tal para que la gente que hubiera estado en el concierto tuviera un link y se lo pudiera descargar. Sin hacer nada físico y sin tocar nada, no tocamos nada, están las cámaras con todo lo bueno, todo lo malo y todo lo regular. Para que el que hubiera estado allí pudiera decir que ha visto todo eso, que todo pasó exactamente así”.
“Habría que poner inhibidores y prohibir los putos móviles, para verlo en la pantalla te quedas en casa”
Veo que ahí puede estar el evitar que el público se pase todo el concierto grabando con el móvil. No sé cómo ves tú eso.
“Dije eso precisamente y es lo que voy a hacer cuando salga al escenario. Chic@s, miradme bien, miradme a mí, dejad el móvil, por favor, tiradlo al suelo, no os preocupéis, vais a tener fotos hechas por profesionales, de todo. No puedo entender cómo alguien se vuelve de espaldas al artista para hacerse un selfie. Me pongo de mala hostia y lo que suelo hacer es darme la vuelta (risas), si me doy cuenta me doy la vuelta o me voy a otro lado. No lo puedo comprender, me parece hasta una falta de respeto. Creo que habría que poner inhibidores y prohibir los putos móviles. Lo siento, pero hay que hacer algo, para verlo en la pantalla te quedas en casa”.
Precisamente esos son de una nueva generación que se suma a los seguidores de siempre, porque ninguna sala se llena solo de los que vienen de atrás.
“Sí, tiene que haber más gente. Los Stones no podrían dar conciertos en estadios si solo fuera la gente de su generación, de hecho, tendrían que darlos en geriátricos (risas). Qué han hecho, conseguir que estén los nietos y hasta biznietos de los primeros que vieron a los Stones. Si miras su discografía, cuando llegas a ‘Sticky Fingers’, que parece que es muy antiguo, pues antes había otros ocho discos, y todo lo que ha venido después. Entonces, tienes que conseguir que te preste atención el que ha quedado de tu generación y… Porque, ¿cuánta gente de sesenta años va a conciertos de rock? Los mueven de su casa los Stones o Dylan. Hoy me decía una chica que tiene 35 años y que oía mis canciones porque se las ponían sus padres, “y ahora te voy a ver, por supuesto”, tú necesitas eso. Es inevitable.
Pero a mí me preocupa el hecho de que las más nuevas generaciones crean que todo el mundo está metido en la pantalla del teléfono inteligente. El poder, el poder real, no el político que manda cuatro años y se va, el poder de los bancos, grandes empresas… El otro día leí a alguien que escribía que deberían detener a Mark Zuckerberg porque no hay nadie en el mundo con más poder. Es cierto que ha salido una generación que son muy filántropos, de alguna manera, que tienen un sentido del entorno en el que viven y tal, menos mal que no son unos hijos de puta, entendido de la peor forma posible. Si estos decidieran hacerse los dueños de todo esto tardarían dos minutos. El poder se ha dado cuenta de que la manera de controlar a la gente es robarle el pensamiento. Sin querer ponerme filosófico, Platón lo planteó todo, todos los conflictos del ser humano, pero si hubiera tenido un móvil no se habría planteado nada. La filosofía no existiría. El pensamiento es fundamental, esa sensación de: “me siento, me pongo la música que me mola y me voy a aburrir tío”, eso que yo sigo teniendo, de ahí surgen desde las ideas más elevadas que ha habido en la Tierra hasta las mayores atrocidades, pero nacen del pensamiento, ese momento en que te planteas las cosas. Ahora han dado con la clave: No hay que dejarles pensar, ya pensamos nosotros por ti y te decimos lo que vas a hacer y además nos vas a enriquecer cada día más. Nadie se da cuenta de que en el momento que subes una foto a Instagram esa foto pasa a ser propiedad de Instagram, porque nadie se lee lo de “acepta las condiciones”. Si lees eso ves que todo lo que pongas ahí es suyo y pueden hacer con eso lo que les dé la gana. A mí me preocupa un huevo, porque qué sería si mañana hay un apagón, ¿qué pasaría? Los chavales no van a saber salir ni a comprar el pan. Eso que parece un chiste de los cinco amigos en un parque y los cinco mirando al móvil es mucho más grave que un chiste”.
¿Cómo crees que llegan tus letras a esas nuevas generaciones ahora que ha cambiado tanto la cosa?
“Tengo fe. Creo que si ahora, cuando ponen música española, van a los años 60 y ponen todas nuestras canciones, me temo que dentro de veinte años, si se sigue haciendo esta música que se difunde ahora, tendrán que seguir recurriendo a “Litros de alcohol”, a “Bienvenidos” y a “Agradecido”. Oigo discos completos de grupos, indies y tal, y digo: “Hostia, esta gente no tiene problemas, esta gente vive en un mundo sideral”. No pasa nada, no tienen nada contra lo que luchar, tienen veinte años y no tienen nada en su vida, en su edificio, en su familia, en su barrio, que sea motivo de una denuncia, de algo que te exaspera. Todo es sideral… Allá ellos. Tengo la sensación de que dentro de veinte años la gente volverá a elegir “Marica de terciopelo”, “Como un susurro” o “Litros de alcohol”, que es una juerga, antes que esas cosas. Eso se lo tienen que plantear ellos, no es cosa mía”.
“Parece que en España la única música que se hace son los “alboranes”, los “Pablos López”, y no puede ser que todo sea eso”
Pensando en estas canciones de ‘Barriobajero’ que se reeditan ahora, quizá el “Hola muñeca” ahora tendría que ser “Disculpa, si me permites quería decirte una cosa”, según se ha puesto el tema.
“Yo creo que tendría todos mis discos ahora mismo censurados. En este concepto de la censura actual… Salir en la tele en el programa de máxima audiencia a cantar “Marica de terciopelo” con un rombo en un ojo, en directo, seis minutos, y dedicarla como hice… Si ahora salgo y digo: “Dedico esta canción a los presos que tenéis en la cárcel”, todo el mundo pensaría en el procés, y se te cae media España encima. Yo salí y dije: “Dedico esta canción a todos los que aún tenéis en el maco”, así. ¿Quiénes eran todos? Todos los políticos que todavía estaban presos, la gente que estaba presa por la ley de vagos y maleantes, homosexuales, etc., pero lo pude hacer en la televisión española y dieciocho millones seiscientas cincuenta y dos mil personas lo vieron. Que la final del mundial de fútbol la ven once millones (risas), me vio toda la España que estaba viva, ancianos, niños y monjas, imagino. Eso hoy es imposible, es que ni “Litros de alcohol” se podría grabar ahora mismo. Pero, sobre todo, es que no lo iba a poner en la radio ni dios (risas). (ndr: recita la letra de “Hola muñeca”) Estás muerto. Es una putada, porque es peor que la censura. Con la censura luchas, la toreas, cambias, aquí lo cuentas, allí no, dices que no lo vas a cantar y luego sí lo cantas… Pero lo que se hace ahora es la falta de difusión. No hay mejor censura que la ignorancia de una película, un libro, una obra de teatro, un pensamiento, un poema o una canción. No se pone y no existe. Grabas un disco de puta madre, pero que esté fuera de lo que se entiende como políticamente correcto y con no difundirlo es suficiente. Eso es lo que ocurre. Por eso parece que en España la única música que se hace es eso que se oye, los “alboranes”, los “Pablos López”, que no tengo nada en contra de los chicos, allá cada uno con su rollo, pero hay algo más que eso. No puede ser que todo sea eso, no puede ser todo el tiempo eso. Son los que venden y viven en una especie de mundo aparte. Están los artistas que venden discos y luego estamos todos los demás. Es una cosa jodida”.
Con todo esto del lenguaje, a alguien que presentó el Lingo (ndr: mítico programa de TVE en el que se jugaba con las palabras) le quería preguntar cómo se lleva con lo del lenguaje inclusivo.
“No diré “todes” ni aunque me cuelguen de las pelotas en la Puerta del Sol (risas). No he oído mayor gilipollez, mayor estupidez. La humanidad es femenino, ¿quiere usted referirse a la gente? A la humanidad, la gente, sales y dices: “Os adoro a toda la gente que estáis aquí”. Estoy hablando en femenino. En un intento de que valga para algo, suelo poner el chic@s, aunque no se pueda pronunciar en castellano, pero es para evitar el “hola chicas, hola chicos”. Creo que el diccionario es de un machismo superior, no puede un “zorro” ser un hombre listo y avispado y una “zorra” ser una prostituta, en eso estaré siempre de acuerdo, tiene que cambiarse sí o sí. Pero no puedes decir “todes” (risas), como no puedes decir la “albañila”, hay cosas… Jueza es de puta madre, pero el presidente es el que preside y la que preside seguirá siendo presidente. Pero es que han estado muy jodidas las mujeres. No hay mujeres que maten hombres y al final del año siempre acaban más de sesenta mujeres matadas por hombres. También es intolerable que por el mismo trabajo se cobre distinto. Lo que es una gilipollez es decir que Brad Pitt gane más dinero, usted está hablando del mercado. Vanesa Martín gana más dinero que yo ahora y es una mujer, ¿por qué? Porque vende más entradas que yo y más discos, pues de puta madre. Eso es distinto. Si tu y yo trabajamos en un bar las mismas horas no puede ser que yo por ser un tío gane más, o en una oficina, pero si eres un actor que vende en todo el mundo diez millones de entradas y tú vendes cinco millones, lo normal es que yo gane más. Te dicen que sigue habiendo brecha salarial en Hollywood, pero eso no es una brecha salarial. Además, si en la sexta plaza aparece Emili Blunch, detrás de ella hay dos mil actores hombres que cobran menos. Eso no tiene nada que ver, no nos volvamos locos”.
Hablando de definiciones, ¿cómo crees que ha cambiado la definición de ‘Barriobajero’ desde que salió ese disco en 1979?
“Sí, se entiende como “barriobajero” a alguien canalla, tirado. Mi barrio era un barrio obrero, yo he vivido entre Atocha y Legazpi, que no había más que trabajadores: Renfe, Standard Eléctrica, Marconi, Cervezas El Águila, Mahou… No había más que currantes. Éramos barriobajeros desde el punto de vista del barrio bajo, un barrio distinto, que no era Serrano. Ahora el concepto del barrio bajo será el de los Mercheros de Salamanca, donde están los traficantes de drogas, donde manda la ley del silencio, o el Príncipe en Ceuta, es un concepto distinto. Cuando yo decía que me siento orgulloso de ser un barriobajero estaba hablando del barrio, lo decía alguien que estaba escribiendo por Honorato Balzac. No se puede confundir ese concepto con el de ser un arrabalero, que no tiene ni idea, ni cultura, que es como hoy se entendería ser un barriobajero”.
Ver estas reediciones, ¿te hace especial ilusión o parecen un recordatorio de que ya ha pasado mucho tiempo?
“Me mola por que estén en el mercado. Tú vas a comprar un libro de Lope de Vega y está siempre en el mercado, vas a las librerías y pides un libro de Shakespeare de hace quinientos años y está allí, o de los clásicos de finales del XIX, principios del XX, están. A los discos eso no les pasa. En los discos está toda la música clásica, que la puedes comprar esas grabaciones alemanas maravillosas, y luego lo nuestro por temporadas es imposible de encontrar. Todos los que hemos hecho música en los años 60, 70 y 80, todos hemos visto descatalogar nuestros discos. En un momento o en otro. Vas a comprar un disco de Los Canarios y no existe, de Serrat, de los Pop Tops, ‘Barriobajero’ no se podía comprar, se tenían que buscar en mercados de segunda mano. Creo que ahora que se puede permitir el almacenaje de otra manera es cojonudo que los discos estén al alcance de todo el mundo, que esté en la biblioteca universal musical de todos. Que si me cruzo aquí con un chaval que viene a presentar a su grupo y diga: “Ah, este es Ramoncín, el de “Litros de alcohol”…” y que pueda acceder a algo que le haya llamado la atención. Como cuando lees un libro de alguien que menciona a Nabokov, y ves que es el de ‘Lolita’ y vas y lo lees y dices: “Hostia, cómo mola”. En ese sentido me gusta mucho, pero pensar que han pasado cuarenta años me da un escalofrío que no veas (risas)”.
"Springsteen anuncia un disco cinco años después de los tres últimos, que de los tres sacas uno regular, y a todo el mundo le alegra. Aquí si tardas cuatro años en grabar estás fuera"
Con todo lo que te ha pasado, tanto musical como extramusicalmente, ¿has tenido algún momento de dejar de sentirte músico y de “volver” a sentirlo?
“No, yo no, pero la gente sí lo ha tenido y eso es lo que manda. El premio nobel egipcio, Naguib Mahfuz, decía que no eres lo que crees, eres lo que los demás creen que eres. Eso es una putada, porque tú sabes quién eres, dónde estás, pero si la gente lo que percibe es otra cosa estás jodido. Yo grabé desde el 78 hasta el 90 ocho discos originales, un doble en directo, en muchos de los originales metí versiones en directo de otras cosas y tres recopilatorios, uno de ellos con un libro incluido. Hice dos obras de teatro, escribí cuatro libros, hice cinco películas… eso ocurrió desde 1978 hasta 1992, y creo que era suficiente, podría haber dicho: “Señores, se acabó. Está lleno el frigorífico y lo puedo aguantar. Aquí me quedo. Soy joven todavía y creo que he dado todo lo que tenía que dar de mí”. Decidí parar, además en lo más alto, con el doble en directo, cuatro platinos… Perfecto, me marchaba por la puerta grande, pero no era eso, era hartura, cansancio, aburrimiento, pensar que seguir en esto iba a dejar de interesarme, a perder la emoción. Pagas un precio muy caro, porque te apartas del foco, sobre todo si te vas a otras cosas. Hice el Lingo, escribí el diccionario, etc., cambia un poco, aunque luego he tocado siempre, pero he tenido la sensación de que para la gente era como una desaparición y una vuelta. Cuando grabamos ‘Miedo a soñar’, que fue cuatro años después de parar, tampoco había pasado tanto tiempo, ya era como “ha vuelto”. ¿Qué pasa? He grabado un disco al año desde 1978, ¿no puedo parar? Sobre todo, ¿con qué fin? ¿Quién graba ahora un disco todos los años? Ahora más que nunca, cuando grabes, tienes que plantearte que sea lo mejor, en todos los sentidos, luego la gente juzgará. Tú tienes que plantearte dar lo mejor de ti, de lo que tienes para dar, de otra forma es absurdo. Además, ¿por qué siempre ha habido esa permisividad con los guiris en el tiempo que tardan en grabar y con nosotros hay esa premura? Si ahora Peter Gabriel graba un disco, ¿cuánto lleva sin grabar? ¿Alguien piensa que se ha retirado? Springsteen anuncia un disco cinco años después de los tres últimos, que se los podía haber quedado los tres en su casa, de los tres sacas uno regular. Ahora saca un disco y a todo el mundo le da alegría. Aquí si tardas tres o cuatro años en grabar estás fuera, y a veces es lo que necesitas para hacer las cosas bien”.
Supongo que también habrá sido duro ser primero pionero en aquel tiempo y ahora tener que estar constantemente no sé si a cada paso ir reivindicándote a ti mismo de alguna forma.
“Es una pesadez, te lo juro. En serio. Además que es un mundo muy talibán este. La gente quiere que seas como ellos quieren que seas, no como tú quieres ser. Se confunde el ser auténtico con ser verdadero. Se puede ser aparentemente auténtico, es mucho más fácil aparentar ser auténtico que aparentar ser de verdad. De verdad solo se puede ser, auténtico se puede aparentar por la pinta. La gente pasa antes por la pinta que por el fondo, lo de siempre, el fondo y la forma. Pero es verdad que es un poco latoso. Incluso leo mucho en Instagram, de los fans, que te quieren, eso de: “Es el mejor le pese a quien le pese” (risas), es que no le pesa a nadie, ¿para qué lo pones, tío? ¿A quién le pesa? Si le pesa a alguien es su problema. Ves a la gente que te quiere insistiendo en que, “sí, sí, me gusta Ramoncín”, claro, y unos son del Barça y otros del Madrid. Pero queda esa cosa, yo no he perdido el punto jamás, en mi vida. Es cansado, sí, porque también tiene un punto de injusticia que no mola”.
A partir de ahora, de estos próximos conciertos y la reedición de ‘Barriobajero’, ¿qué nos espera de Ramoncín?
“Tengo la suerte de que el próximo disco, ‘Arañando la ciudad’, que es de 1980, ya lo reeditamos en el 35 aniversario, entonces tengo la suerte de que vamos a respirar (risas), no tenemos reedición a la vista, ni nada que se le parezca. Entonces, disco nuevo, tengo un libro que terminar, tenemos un par de ideas en lo teatral, alejadas de lo normal, muy participativa, teatral y muy musical al mismo tiempo, a ver si lo desarrollamos todo y antes de que acabe el año tenemos todo eso funcionando”.
Comentabas antes cosas de las redes sociales, ¿estás muy metido y llevas tus propias redes?
“Yo tengo Facebook oficial, profesional, que va lento como su puta madre, a Facebook le pasa algo (risas), yo creo que le quedan dos días a Facebook, hay algo ahí que va muy despacio. Y tengo Instagram, que es un torrente, y tengo la fea costumbre de atenderlo. Por la noche intento, cuando ya sabes que no va a sonar el teléfono, cuando antes me dedicaba a ver una película o algo así, me pongo a contestar todo lo que puedo, y lo hago yo, porque si no, no lo haría. Si algún día no puedo contestar, no lo haré, pero no haré que otro conteste por mí. He decidido que sea como caminar por la calle, es divertidísimo, aunque hay gente que se enfada, que dice que le seguía y ahora no, que era buscando likes… Qué tontería dices, yo no te obligo a que me sigas, si yo te seguía y ya no te sigo, quitas el like y ya no me sigues… (risas) No tienes obligación, para mí Instagram es como pasear viendo escaparates, te paras, qué interesante esto, qué fotos tan bonitas aquí, o qué interesante esta idea, y le das, pero no puedo seguir a todo el mundo todo el tiempo, es imposible. Tengo una media de tres mil a los que sigo, ¿tú sabes lo que es eso? Si no hubiera quitado alguno estaría en cinco o seis mil y no puedes atender a nadie, es imposible. Son horas y horas, y contestar a los que te dicen algo, que suelo hacerlo. Pero sí que lo muevo yo y me parece muy interesante, porque es muy rápido, muy inmediato, eso mola cantidad”.
Jorge Bobadilla
@jorgebobadilla
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2 comentarios
Hola, tengo dos discos de Ramoncin, el primero y el primero reeditado hace poco. (Y la version CD)
Felicidades por seguir ahí.
Solo me gustaria anunciar un concierto de alguien que conoce y también esta ahí. Antonio Molina.
El Viernes 31 de Mayo de 2019, Sala Tarambana, Carabanchel, Madrid. Actúa Spoonful, homenaje a Manolo Tena, canciones de Cucharada, Alarma y Sangre Española. Antonio Molina "El zurdo" y José Manuel Diaz. Ex Cucharada y Alarma... y más.
Gracias.
Donde se ponga una buen directo de LOS SUAVES que se quite lo bailao.