Los secretos del debut de The Rolling Stones: El primer disparo de la revolución
Blog: Mariano Muniesa
12 abril, 2017 9:45 am Deja tus comentariosEn los años 60, los LP’s no tenían ni en lo comercial ni a nivel periodístico el mismo peso que han tenido tradicionalmente, pero con la perspectiva del tiempo, de la historia, discos como este sí que cobran una trascendencia de la que es necesario hacerse eco y sobre todo, dar a conocer a generaciones más jóvenes que posiblemente tengan una visión poco ajustada a la realidad de la grandeza y la genialidad de quienes se han ganado con todo merecimiento el título de sus satánicas majestades del rock, The Rolling Stones. En sus comienzos, cuando su música se movía entre la raíz más puramente blues que incorporaba Brian Jones y el rock´n´roll estilo Chuck Berry que había sido la primera escuela musical de Keith Richards, este primer álbum es un magnífico retrato de lo que los Stones eran, serían y serán, la banda de rock más grande de la historia. Una vez más, y parafraseando al mítico Bill Graham… Ladies and gentlemen… The Rolling Stones!!
El primer disparo de la revolución
Primavera de 1964: Ese nuevo grupo londinense que combina con una originalidad que en modo alguno pasa desapercibida a los críticos de rock de la prensa musical inglesa de aquella época el blues de raíz más pura y el rock´n´roll, los Rolling Stones, aún no eran ni mucho menos el fenómeno musical, cultural y social en el que se iban a transformar tan solo dos o tres años después, pero ya se hablaba de ellos clara y abiertamente como la alternativa al gran suceso mundial en la música popular que eran los Beatles, como el único grupo inglés que en ese momento no les iba a la zaga.
En especial porque ya desde esa época eran posiblemente sin proponérselo conscientemente –esa estrategia de imagen llegaría algo más tarde por idea de su manager, ese loco maravilloso que se llamaba Andrew Loog Oldham- sus fans, sus seguidores y hasta gran parte de la prensa musical, les habían convertido en el grupo que representaba el lado oscuro del rock´n´roll, el grupo no convencional, que asustaba a los padres, profesores y sacerdotes, el grupo que en palabras de los freakies de las sagas de ‘Star Wars’ sería el Reverso Tenebroso de la Fuerza en el rock inglés.
Baste como ejemplo el “escándalo” que supuso – pensad que estamos hablando del año 1964 y de una sociedad tan conservadora, pacata e hipócrita como la sociedad británica de aquellos años- que en su aparición en el programa de televisión Thank You Lucky Stars de la BBC en noviembre de 1963 salieran a escena vestidos de calle, con Mick Jagger en camiseta de manga larga e incluso con Keith Richards con una cazadora de cuero, tras negarse a ponerse los trajes de chaqueta y corbata que eran supuestamente preceptivos para aparecer dignamente en la televisión británica, algo que para los periodistas de una revista como el New Musical Express resultó algo “revolucionario e inaudito, lo nunca visto antes en la BBC”, mientras que para el crítico de la programación televisiva de The Times, fue “una falta de respeto al público aparecer con un vestuario propio de pordioseros, sin cortarse el pelo y con ese cantante, el tal Mick Jagger, moviéndose y cantando con un estilo demasiado negro, y con unos bailes y contorneos tan sexualmente explícitos que no debería haberse permitido pasar en la BBC en un horario en el que todavía pueden ver la televisión los niños”.
Entre octubre y noviembre de 1963 los Rolling Stones habían hecho su primera gira como cabezas de cartel de su propio show por toda Gran Bretaña con un inmenso éxito de público, crítica y venta de entradas merced a la gran repercusión de ventas que habían significado su primeros singles, “Come On / I Want To Be Loved” y “I Wanna Be Your Man” (tema cedido por los Beatles y compuesto por John Lennon y Paul McCartney) con “Stoned” en la cara B. Nada más terminada esa gira, Decca quiso explotar el éxito de esas actuaciones y pidió al grupo la grabación de manera inmediata de un EP, que se grabó en diciembre de aquel año y que se puso a la venta en el mes de enero con las canciones “Bye, Bye Johnny” (Chuck Berry), “You Better Move On” (Alexander), “Money” (Gordey Jr./Bradford) y “Poison Ivy” (Leiber/Stoller).
El éxito de estas ediciones llevó a la Decca a editar el 6 de marzo de 1964 en Estados Unidos su primer single, con el “Not Fade Away” de Petty/Hardin en la cara A y “I Wanna Be Your Man” en la cara B. Aunque no fue un impacto total en América comparable al de los Beatles, sí obtuvo un notable éxito, llevó a los Rolling Stones a sonar en las radios americanas por primera vez y en esas semanas de enero-febrero de 1964 algunos promotores americanos empezaron a telefonear a la oficina de Andrew Loog Oldham preguntando por los Rolling Stones. Justamente mientras el grupo estaba grabando su primer larga duración.
Una fortaleza de blues, rock´n´roll y rebeldía
Es necesario explicar que en la primera mitad de los años 60, en el mundo de la industria musical y de las políticas comerciales de las compañías discográficas, el LP, el disco de larga duración con ocho, nueve o diez canciones no era ni mucho menos el formato base de las estrategias de venta ni era el objetivo de los músicos a nivel creativo o compositivo. A partir de 1966-67, cuando el mundo del rock evoluciona hacia un estilo más complejo, que se nutre de otras influencias y que pretende expresar otro tipo de lenguaje musical a través de composiciones más elaboradas, y por tanto necesita salir del arquetipo de los hit-singles de 3 minutos, es cuando el álbum, el LP pasa a ser el formato básico por el cual se va a regir la industria del disco, pero hasta ese momento, los LP´s eran o bien meras recopilaciones de singles o si acaso, discos cuya finalidad era fundamentalmente o promocional de catálogo o de penetración en mercados foráneos.
Hasta ese momento, la prioridad básica de cualquier grupo no era grabar material para un LP de diez canciones, sino una buena canción que pudiera funcionar como un buen single en la radio, dignamente acompañado de una “cara B” que pudiera ser mínimamente atractiva. Y de hecho, esta fue la política de Decca en relación con los Stones hasta 1967.
Pero dentro de ese espíritu visionario que tenía Andrew Loog Oldham, que ya intuía que el rock iba a dejar de ser singles para la radio antes o después y que además, se encontró con las más o menos veladas sugerencias por parte de los promotores americanos de que la edición de un LP iba a favorecer la penetración comercial de los Stones en Estados Unidos, de la misma manera que había sucedido con el primer LP de los Beatles, ‘Please, Please Me’. Si en Inglaterra y Europa aún eran los singles, los hits, lo que sonaba en la radio el objetivo a lograr, en América aunque aún se funcionaba también a base de singles, ya el LP empezaba, a nivel de mercado, a ser un elemento importante de promoción.
Y sobre todo, cara a Estados Unidos, apostó por ese formato y dijo al grupo que había que meterse en el estudio a grabar un LP si se quería llegar a ser alguien en un mercado 15 veces más grande en potencial consumidor que el británico, como era el americano y en el que los Beatles –el espejo en el que para todo, incluso para diferenciarse de ellos, se miró siempre Oldham- ya les habían tomado ventaja. Es más; para lograr ese impacto, ese primer LP no debería ser una mera recopilación de singles anteriores, sino que debería ser una obra con entidad propia, que no pisara o se solapara con los singles ya editados allí, sino que fuera una obra musical que les diera la oportunidad de tener nuevos hit-singles allí. Así que de tal suerte, en la lluviosa y helada mañana del 3 de enero de 1964, los Stones entraron en la cabina de grabación nº 2 -la nº 1 estaba ocupada por la orquesta sinfónica de la BBC- de los IBC Studios de Londres, en el 35 de Portland Place a grabar su primer LP para la historia del rock.
El primer vástago de la gran familia
Teniendo en cuenta que la grabación de este primer LP estaba pensada no tanto por Decca, una compañía discográfica muy conservadora, que habitualmente solo grababa música clásica y que “soportaba” a los Rolling Stones en los 60 por los sustanciosos dividendos que les reportaba, sino por Andrew Loog Oldham como una suerte de tarjeta de presentación en el mercado americano, éste logró que Phil Spector, la Vaca Sagrada de la nueva concepción del sonido soul, blues y rock en América –por sus manos como productor pasaron antes de negociar con Oldham Ben E.King, Gene Pitney, Conny Francis o The Ronettes, siendo todos ellos artistas de gran éxito comercial en América- aunque no aceptara por razones de presupuesto desplazarse a Londres a co-producir el disco con Oldham, sí les aconsejara acerca de cómo hacer sonar los temas de este disco para el mercado americano.
Entre el 3 de enero y el 4 de febrero de 1964 se grabó este ‘The Rolling Stones’, este primer disco homónimo de la banda, editado el 16 de abril de ese mismo año y en el queno se incluyó ninguno de los singles o caras B editados anteriormente. “Route 66”, “I Just Wanna Make Love To You”, "Honest I Do”, "(Mona) I Need You Baby", "Now I've Got a Witness" y "Little By Little" en la cara A del album, mientras que en la cara B se incluyeron "I'm a King Bee”, "Carol”, "Tell Me (You're Coming Back)", "Can I Get a Witness”, "You Can Make It If You Try" y "Walking the Dog" que fueron las canciones que integraron este primer Lp de los Rolling Stones.
El hijo que no quería matar al padre
Probablemente con motivo de la aparición del fenómeno en la música popular del punk rock a finales de los años 70 y recogiendo un antiguo y quizá discutible principio de la psicología clásica sobre la lucha entre generaciones, en la que cada nueva generación, bien sea la de los hijos contra los padres, o la de los hermanos y hermanas menores contra los hermanos y hermanas mayores, siente la necesidad de autoafirmación en sus propios referentes culturales, estéticos e incluso vivenciales, se ha establecido sociológicamente como un principio casi inamovible esa supuesta necesidad de combate generacional, de lucha de edades, de visiones de la realidad contrapuestas según esa realidad se enfoque desde la óptica de un adulto o de un joven.
Pues bien, no deja de resultar interesante que el grupo que fue la punta de lanza, el ariete contra todo lo establecido, el símbolo musical de la generación que se rebeló en los años 60 contra la autoridad patriarcal, contra la autoridad religiosa, contra la autoridad moral, contra el estabilishment de la sociedad en definitiva, fuera sin embargo en esos años y muy concretamente en ese disco casi un grupo homenaje a sus influencias más directas y sobre todo, a la generación anterior, a esa generación de bluesmen americanos que podían biológicamente ser sus padres. De ahí que en este disco, solo hubiera un tema escrito por ellos, “Tell Me”.
Vayamos a un análisis pormenorizado de este gran primer disco. Se abre este trabajo con una rockera y electrizante versión del “Route 66”, un tributo maravilloso a esa mítica ruta, que se ha convertido en la versión agnóstica del Camino de Santiago en lo que a rock se refiere, la Ruta 66 – que originalmente llevaba la coletilla previa de “Get Your Kicks On” en el título original entre paréntesis- un himno con el protagonismo total de Keith Richards a ritmo de rock´n´roll a los viajeros, a los vagabundos, a los que viven cada día a salto de mata sin saber que van a comer ni en donde van a dormir que ya popularizase, obviamente desde otra óptica musical Nat King Cole en 1946. Le sigue un sensacional blues, pero acelerado y “rockerizado”, si vale la expresión, por unos Rolling Stones que son conscientes de que el rock duro, sucio, crudo, distorsionado, es el sonido que muchos jóvenes están buscando y que no les están dando los Beatles. Ese temazo es “I Wanna Make Love To You” de Willie Dixon.
“Honest I Do” es uno de los más sentidos y emocionantes homenajes al blues más tradicional de los Stones en este disco, una maravillosa versión de un magnífico blues de Jimmy Reed en el que la armónica de Mick Jagger te pone la piel de gallina. Según se sabe, grabarlo e incluirlo en este disco fue casi una imposición de Brian Jones, que grabó unas guitarras maravillosas en este tema, con esos sensacionales ecos y efectos de sonido revolucionarios que Phil Spector introdujo en esta grabación y que la convierten para todo fan de los Stones en una de sus piezas de cabecera.
“(Mona) I Need You Baby”, versión de Bo Diddley’ es en realidad el precedente de “Not Fade Away”, tema que se incluyó en la versión americana de este disco, “Now I’ ve Got A Witness”, un tema con el tempo típico de la Tamla Motown, es otra de las más célebres versiones de este primer disco, al igual que ese excelente medio tiempo blues llamado “Little By Little” y que es de las pocas composiciones que aunque sea con el pseudónimo de Nanker & Phelge, firman Mick Jagger y Keith Richards en esa época como autores aunque fuera con ese pseudónimo, con Phil Spector, que en una treta muy típica de la época y como bien sufrió años después en España el Mariskal Romero, hizo algo que era más habitual de lo deseable por parte de muchos managers, promotores y hasta productores para asegurarse ingresos por derechos de autor cara a años venideros: firmar como autores con el consentimiento del grupo – o bajo la presión del manager, que en ocasiones también se llevaba un trozo bajo cuerda del pastel de los derechos de autor-, aunque no hubieran participado en nada de la grabación del disco ni en la composición de las canciones en particular. “Little By Little” por su parte es un medio tiempo blues semiacústico precioso, que es de las canciones mejores de este disco que siempre he echado de menos que tocasen en directo en alguna de sus giras.
Asuntos turbios y/o contractuales al margen, hubo otras muchas composiciones más o menos habituales en sus actuaciones en directo que se decidieron a grabar en este disco. Mención especial merece a mi juicio su versión de “I´m A King Bee”, un swamp-blues maravilloso de esa corriente tan peculiar y personalísima del blues de Louisiana nacido en Baton Rouge, idea de Brian Jones que grabó uno de esos maravillosos genios del blues de ese área de los Estados Unidos, Slim Harpo, aunque en los créditos del disco aparezca como autor James Moore, su nombre real.
Un precioso blues, que refleja maravillosamente como los Stones, que eran en ese momento –y nunca han dejado de ser en el fondo, como se ha demostrado con la edición de su fabuloso ‘Blue And Lonesome’- un grupo de puro blues, es su versión del “You Can Make It If You Try” de Ted Jarret que popularizó e hizo un hit a finales de los años 50 Gene Allison. Sin olvidar ni mucho menos el Rock´n´Roll, el puro y duro Rock´n´Roll de Chuck Berry del que era siempre valedor en esos años del comienzo Keith Richards, que se recoge en este álbum en una fabulosa versión de “Carol”. Recomiendo a quien quiera hacer un poco de arqueólogo del rock, escuchar alguna de las grabaciones piratas que existen de los conciertos de la gira europea de 1970 de los Stones, en la que el grupo apostó por hacer un set-list muy fuerte, muy guitarrero y muy rockero, en el que “Carol” y “Roll Over Beethoven” eran piezas fundamentales en ese set-list. Aquel “Carol” de los shows de la gira del 70 es la pura puesta en escena, si acaso con más distorsión de este sensacional “Carol” de su primer disco.
Se cierra el disco con la única canción firmada por Mick Jagger y Keith Richards, “Tell Me” y con otra excepcional versión, en este caso el ya conocidísimo “Walking The Dog” de Rufus Thomas, que había sido todo un impacto de ventas tan solo unos meses antes, en el otoño de 1963, y que la banda quiso hacer a su manera en este disco. Hay un dato especialmente importante en esta grabación de “Walking The Dog”, que no es otra que es la única y última vez en la que hicieron coros en una canción hasta las sesiones de grabación de ‘Begars Banquet’ en 1968 Brian Jones y Bill Wyman.
Como era habitual dentro de la política comercial de la Decca, ‘The Rolling Stones’ apareció en Estados Unidos en un formato distinto del que se puso a la venta en las tiendas en Gran Bretaña y el resto de países de Europa, España incluida. Por razones de carácter comercial, la versión americana de este disco se llamó ‘England´s Newest Hit Makers – The Rolling Stones’, y se le añadió un tema más: “Not Fade Away”, que décadas más tarde fue el tema que abrió los conciertos de la gira mundial de ‘Voodoo Lounge’ entre los años 1994 y 1995. Incluso la portada del álbum, que en Inglaterra consistía tan solo en una foto de estudio del grupo, en los USA llevó también sobreimpresionado en la portada el nombre “The Rolling Stones”.
El legado del primogénito
Algunos detalles que merece la pena destacar de este disco debut de los Rolling Stones son las colaboraciones, no muy numerosas pero sí de gran calidad, como las de Gene Pitney, que tocó el piano en "Little By Little" y del propio Phil Spector, que aunque oficialmente no co-produjo el álbum, es obvio que dejó su impronta en el trabajo que realizó Oldham en el estudio y tocó las maracas en el mismo “Little By Little” en el que colaboró Gene Pitney.
A nivel de ventas, el álbum llegó a ser nº 1 en Gran Bretaña y Australia, mientras que en Estados Unidos solo llegó al nº 11 en la lista oficial de ventas. A nivel Europa, llegó al nº 2 en Alemania y al nº 3 en Francia y Holanda. En el mes de junio empezarían su primera – y poco afortunada- gira por Estados Unidos, gira que fue mal planificada y que seguramente se organizó con demasiada precipitación, solo por seguir la estela de los Beatles, pero que igual que este disco, sembró la base de lo que sería un éxito absolutamente masivo y multitudinario en América que no tardó demasiado tiempo en llegar.
Probablemente nunca Andrew Loog Oldham imaginó que esta frase, que encabezaba un texto explicativo sobre el grupo en la contraportada del disco, llegase a ser la mejor definición de lo que los Rolling Stones serían a lo largo de su historia y lo que mejor les definiría: “Los Rolling Stones no son solamente un grupo de rock. Son una forma de vida”.
Los Stones, siempre los Stones…
Mariano Muniesa
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