Crónica de Guns N' Roses en Bilbao: Reunión de ex novias
31 mayo, 2017 11:26 am 12 ComentariosSan Mamés, Bilbao.
Dicen que la política hace extraños compañeros de cama. Y la música ni te cuento. No sé ni la de veces que escuchamos en los medios que Axl y Slash no se volverían a juntar jamás de los jamases, de hecho, una de esas frases que transpiraban rencor a raudales ha servido para denominar a toda una gira mastodóntica que en cuanto a despliegue y venta de entradas nada tiene que envidiar a las de megaestrellas tipo U2 o Bruce Springsteen. Donde dije digo, digo Diego y pelillos a la mar, pocas cosas existen en el mundo que no arregle una buena billetera. Ahí está el amor verdadero.
Pero las reconciliaciones a veces no son tan idílicas como pudiera parecer a simple vista. En el caso de los otrora macarras angelinos Guns N’ Roses la historia se asemejaba a una especie de quedada de antiguas novias, con cada una de ellas interpretando su respectivo papel. Por ejemplo, el batera original Steven Adler se les aproximó y podría ser la flipada que insiste en ser tu amiga y quedar contigo después haber pasado de tu culo y haber mareado hasta lo indecible, un momento idóneo para vengarse de agravios pretéritos y hacer un “a cascarla, maja”. Un polvo de una noche se podría negociar, no obstante.
El guitarrista y compositor Izzy Stradlin, por su parte, era la que todavía sigue enamorada y soñaba con algo serio, pero Axl y compañía ya dejaron las cosas claras, un rollito colaboración esporádica y fuera, recoja sus cosas y ni hablar de quedarse a dormir, a su puta casa. Al contrario que los dos anteriores, Slash sí acabó cediendo, pero fue la más complicada de todas, la chunga, esa que te encuentras de repente en un garito, pones cara de póker y enseguida exploras las posibles alternativas de evacuación. Ni en pintura, vamos.
Unas viejas rencillas que olvidaron en apariencia para el primer bolo peninsular de Guns N’ Roses, con unas 40.000 entradas vendidas, la mitad procedentes de Europa y fuera de Euskadi, aunque una vez en el interior aquello no estaba ni de lejos al máximo de su capacidad. Hubo además cierto caos en los accesos con colas interminables debido a los exhaustivos registros en los que estaba prohibido introducir mochilas, paraguas y cualquier otro objeto que la organización considerara peligroso.
Por motivos laborales y la inevitable espera que nos comimos en la taquilla a la espera de la acreditación, no alcanzamos a llegar para la actuación de Tyler Bryant & The Shakedown y a Mark Lanegan únicamente lo escuchamos mientras íbamos tomando posiciones, por lo que tampoco podemos ofrecer una valoración exhaustiva, aunque era evidente que durante el tiempo que estuvo el ex Screaming Trees sobre las tablas el personal andaba en otra dimensión, se convirtió en una suerte de hilo musical para visitar el excusado o ir a por birra, que valían a siete pavos, por cierto, precio amigo, pero del PNV. Por lo menos te podías llevar un bonito vaso con el símbolo del grupo a casa para añadir ese toque nostálgico imprescindible a la vajilla.
Todavía seguimos pellizcándonos para saber si en realidad ocurrió, pero sí, Guns N’ Roses salieron puntuales como clavos a escena y ese pasado sinvergüenza de Axl fue de inmediato olvidado en cuanto una voz anunció a la banda y sonaron los acordes de “It’s So Easy” mientras por las pantallas aparecían imágenes de labios femeninos, uy, qué delicados. Pero la emoción se transformó en cierta indignación al comprobar cómo aquello no era más que una maraña en la que retumbaba todo y se perdía la voz, calificarlo como horrible sería quedarse corto. La clave había que buscarla tal vez en esa especie de cúpula del trueno que han montado en el nuevo San Mamés y que provoca un efecto de rebote similar al de la famosa Cubierta de Leganés, por lo que escuchar algo en condiciones iba a tornarse complicado.
Respecto al estado físico de los californianos, el paso de los años a algunos se les nota más que a otros, mientras que el voceras es un madurito que va de moderno y se viste igual que hace veinte años, Duff McKagan lució bronceado y gafas de rock star, siguiendo con el símil anterior, el carismático bajista sería la follamiga, esa que siempre va a estar ahí para echar una cana al aire y lo que sea menester, pero sin los quebraderos de cabeza de una pareja convencional. No en vano fue el único miembro con el que Axl exhibió cierta química y hasta se atrevió a plantarle uno de sus múltiples sombreros.
Volviendo al repertorio, “Mr Brownstone” era otra apuesta segura antes de la homónima “Chinese Democracy”, ese disco en el que metió mano todo dios y que en directo gana un poco con explosiones y demás numeritos circenses. Tocaba Slash el riff de “Welcome To The Jungle” y alguno desde atrás decía “¡Me vuelvo loco!”. Y no era para menos con el estadio completo botando el unísono. Descubrimos entonces que contaban también con una corista de pelo azul que parecía una criatura de ‘Avatar’. Había temas en los que no pegaba ni con cola, este sería uno de ellos.
Si a pesar de las espantosas condiciones sónicas alguien salvaba el expediente, ese era Slash, que sigue siendo inmenso en las distancias cortas y se cascó un solo impresionante en “Double Talkin’ Jive”. Richard Fortus, uno de los antiguos mercenarios de Axl, hace lo que puede, que es más bien poco a la hora de competir con semejante coloso de las seis cuerdas. Por sus pintas, de lejos podría ser Izzy Stradlin, por lo que es la novia que se parece muy sospechosamente a tu ex, un síntoma inequívoco de perturbación mental.
La corista encontró su sitio en el medio tiempo “Better” y la monumental “Estranged” sirvió para constatar que el resto del grupo no le llega ni a la suela de los zapatos a Slash, vaya punteos. El teclista Dizzy Reed, muy al fondo del escenario, casi nadie se acuerda de él y parece que tiene menos autoridad que Pedro Sánchez al frente del PSOE. Todavía recordamos aquella entrevista que le hicimos en la que nos decía una y otra vez: “No estoy autorizado para responder eso”.
En “Live And Let Die” atronaron los golpes de batería y poco después Slash y Duff tomaban posiciones en el centro del escenario para juguetear un rato antes de desembocar en “Rocket Queen”, que contó con un solo de talk box alargado. Clavaron uno de los picos de la noche con “You Could Be Mine”, con la muchedumbre desatada y Axl dando sus clásicas vueltas de peonza. Los focos se concentraron en el bajista rubiales para que entonara “You Can’t Put Your Arms Around A Memory” del icono decadente Johnny Thunders y acto seguido un frenético “Attitude” de The Misfits, donde Slash se regodeó de nuevo recorriendo el mástil.
El intervalo emotivo de “This I Love” era para que el vocalista tuviera también su momentito de gloria y jugara a ser Elton John al piano. “Civil War” se tornó una interpretación épica, a la altura de las de antaño, en la que incluso enlazaron con el “Voodoo Child” de Hendrix en la parte final. Y el homenaje al recientemente desaparecido Chris Cornell se materializó con un “Black Hole Sun” muy digno por parte de Axl.
La extensa “Coma” tal vez pueda tener su punto para escucharla en casa, pero no desde luego ante miles de personas, para sacar la mantita. Menos mal que el viejo zorro Saul Hudson volvió a librarnos del sopor con un espectacular solo que fue virando poco a poco hacia el tema central de la BSO de ‘El Padrino’, una de las películas con más clase en la historia del cine. Inmenso, en ese preciso instante recordamos por qué de adolescente teníamos un póster de Slash en la habitación.
Y en plena progresión ascendente, el recordado punteo de “Sweet Child O’ Mine” puso el estadio patas arriba hasta el punto de que retumbaban las voces del personal en el estribillo. Rememoraron los orígenes macarras con “My Michelle” y no terminamos de entender a santo de qué venía recuperar el “Wish You Were Here” de Pink Floyd en formato instrumental, con Slash y Fortus subidos en una tarima al fondo del escenario. Muy niquelado les quedó, eso sí, ese guiño al “Layla” del dios Eric Clapton.
La estampa mítica de Axl sentado al piano se reprodujo en “November Rain”, con pétalos volando por las pantallas. Otra acertada alusión estuvo en ese fragmento de “Only Women Bleed” de Alice Cooper que intercalaron antes de un “Knockin’ On Heaven’s Door” infumable al extremo y que transformaron en una pachanga reggae. Para llevar a la Audiencia Nacional.
Menos mal que nos resarcieron con el canalleo de “Nightrain”, pese a que Axl ya no la cante como antes, aunque el solo de guitarra seguía siendo de otra dimensión. La peña pataleó en las gradas solicitando bises, que fueron concedidos sin mucha dilación con el gélido medio tiempo “Sorry”, que pilló a Axl con chupa de tachuelas de Bershka, la inevitable balada “Don’t Cry”, con imágenes celestiales, o una bastante endurecida “The Seeker” de The Who.
Y el fin de fiesta definitivo se alcanzó con “Paradise City”, en la que hubo fuegos artificiales de colores, confeti y no sabemos por qué no sacaron también los globos gigantescos de playa, como Muse o Coldplay. Slash, a su bola, se despidió tocando de espaldas. Como un grande.
Al valorar un concierto en ocasiones hay que bajar de las alturas, codearse con los mortales y decir sin reparos que no es de recibo que te cobren un pastizal para ofrecer tan ponzoñoso sonido. Y eso sin mentar el detalle de comprobar que los tipos apenas se miraban entre sí, complicidad cero. Aquello no era un grupo, era una reunión de ex novias. Pues así se tiraron casi tres horas. Qué incómodo, ¿no?
Texto: Alfredo Villaescusa
Fotos: Íñigo Malvido
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12 comentarios
buen resumen pero desde la mala ostia que se presume ya desde que lees el titulo
no se si por que ya ibais predispuestos o simplemente por ganarse a todos los haters de esta gira
lo dicho, estoy basicamente de acuerdo, pero tanta pincelada malsana le resta puntos
PD: es curioso ver como en otras criticas tachan a Slash de alguien que esta ahi por lo que esta, sin gracia y sin ganas ¿con que critica nos quedamos los profanos?
¿Qué esperabais? Es la crónica de un crítico que rezuma amargura por todos los poros. Este tipo de gente que desprecia el heavy/rock no debería tener cabida en estos medios. De todos modos esta web se inclina cada vez más al indie. Mariskalrock ha perdido mucho. Yo ya no me lo tomo en serio.
La crónica bien, comparativa divertida lo de las ex-novias, pero también rezuma ignorancia de muchas cosas. Lo de la reunión con Steven estuvo a punto de pasar, pero el bueno de Adler no tiene buena estrella y una lesión de espalda junto a su poca fiabilidad en un tour largo de estas dimensiones puso fin al sueño (aunque se unió a la banda en algunos momentos y seguro que en USA vuelve a hacerlo). Lo de Izzy, es otra historia. El pasa del tema, había un tema económico y otro de actitud propia que lo aleja de esta reunión. Esta es mi versión, la tuya también vale. Ni tu ni yo hablamos con estos tipos para saber la verdad.
Ay, ay, ay, como se nota la rabia en cada frase, como jode a los haters de guns que estén a buen nivel
Fuegos artificiales, confeti como Coldplay o .. ACDC? Rammstein? KISS? os ha quedado muy hater esta crónica.
Pero quien ha escrito esta pedazo de mierda? Despedido!
Desde luego respeto ninguno ni a los músicos ni a los fans.
Por mi podeis cerrar el chiringuito.
No te entendí ni media mierda tu jerga de niño de secundaria... cuando aprendas a redactar y sobretodo a ir como un fanático y no como "hater"., te creeremos, del resto eres un puto puberto de 4ta.
Las crónicas de Alfredo Villaescusa suelen ser muy sui generis. Yo siempre las leo con interés aunque pueda estar de acuerdo o no. Tiene tendencia a hacerlas demasiado realistas y crudas. Siempre alejandose del punto de vista del fan emocionado. Pero son muy interesantes de leer. A mi me gustan por lo menos. Coincido con el en que el autentico alma mater del concierto fue Slash. Sin el nada sería igual. Dio un recital. No entiendo porque se mete con el Rafa Basa.
PD: En los medios de Barna y de la capìtal 'bajaron' la asistencia a 30 mil. Pues bien, según datos de la organización se vendieron 39.400 entradas. O sea, fuimos casi 40 mil. Se puede deducir de este dato cierto tipo de ojeriza? no lo sé...
La crítica te ha quedado chupi. Hasta parece que es verdad que fuiste al concierto.
Que paso mariskal.. antes era chevere.. mucho odio!
Felicidades por esa crítica tan mala hecha desde lo que parece un antiguo odio personal contra Axl.
Estuve en 1a fila pagando la burrada del Golden Circle pero puedo asegurar que valió la pena, no tuve que sufrir la reverberancia que parece se escuchaba al estar más alejados y pude gozar de unos músicos que aunque no tienen casi complicidad entre ellos ejecutan a la perfección sus obras maestras. Un Axl recordando al de los viejos tiempos, Slash que desde que está sobrio roza la perfección y el resto del grupo con Duff a la cabeza completando la orquesta.
Simplemente genial!!!