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Crítica de Astral Doors: Black Eyed Children

Hay bandas que, a pesar de los años, permanecen invariables, sin afrontar cualquier posible giro compositivo. De igual forma, los fans: siempre hay un sector amante de lo previsible.

No es un secreto a voces que Astral Doors se encuentran un poco en esta situación y, aunque hayan tenido idas y venidas de intensidad con alguno de sus trabajos previos, han permanecido constantes en su tarea de lanzar algún redondo cada par de años. Así llega este ‘Black Eyed Children’ que arranca con la Dioresca “We Cry Out”.

A continuación, “Walls”, más en la onda Savatage melódico-baladesca. “God is the Devil” se asienta power metalera mientras que “Die on Stage” abre con pasajes de órgano que superan el minuto de duración para llevarnos a terrenos más heavies. “Tomorrow´s Death” y “Good Vs. Bad” nos reencuentran de nuevo con esos sonidos propios del gran Dio para volver a despegarnos con “Suburbian Song” con una intro de guitarras acústicas que recuerda al genio Yngwie Malmsteen. “Lost Boy” no llama demasiado la atención y nos acercamos ya al final con la de nuevo más power “Slaves To Ourselves” y los 9 minutos de la homónima.

Sin rodeos, sin dilación, octavo larga duración para los suecos que lejos de sorprender, no desagradan.

Redacción

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