Crónica del Mad Cool Festival (Jueves 16 de junio): The Who, The Strypes...

17 junio, 2016 1:21 pm Publicado por  1 Comentario

Caja Mágica, Madrid.

¡Ya he cumplido mi sueño! Bueno, no es exactamente mi sueño, sueño (hay muchas más cosas que quiero cumplir), pero he podido pedir "Pinball Wizard" durante el concierto de The Who emulando a Homer Simpson en aquel mítico capítulo que satirizaba el muro de Berlín.

Puede parecer trivial esto que comento... pero no lo es. Lo que presenciamos en este nuevo festival de Madrid fue un choque de generaciones; una que creció viendo (como podía) fragmentos de televisión y escuchando vinilos de aquel primigenio rock visceral y salvaje que nos llegaba desde las islas británicas; y otra que, en plena ola digital, disfrutamos de los británicos rebuscando entre los vinilos de nuestros padres, arañando listas de Spotify y bebiendo pequeñas referencias en la extensa cultura pop, ya sea en ese enlace de emule de Quadrophenia, viendo cómo se amontonaban camisetas en los puestos del rastro o, efectivamente, tragándonos al medio día a la familia de Matt Groening. Pero el directo es el directo y cuando la música suena, las fronteras culturales caen al ritmo de esos clásicos inmortales.

roger-who-mad-cool

Roger Daltrey (The Who)

The Who abrieron puntualísimos a las 21:35. Antes, la espera se amenizó con imágenes acompañadas de detalles wikipédicos en los que se repasaba la historia del grupo. Entre tanto, una marabunta de personas de mediana edad, treintañeros inadaptados que se negaron a asumir la movida y veinteañeros desubicados que no se querían perder algo histórico llenaron hasta la bandera el recinto.

Entre proyecciones curradas que mezclaban la imagen del directo, material de archivo, y stock a tope de Quadrophenia y cultura mod (hay que rentabilizar las camisetas que vendían a 35€ machacantes en el merchan), Roger Daltrey y Pete Townshend salieron al escenario flanqueados por una banda de lujo con dos teclistas, un director musical (quien lanzaba las bases y le daba a las pistas electrónicas), bajista, guitarrista rítmico y batería (Zak Starkey, el hijo de Ringo Starr).

"I Can't Explain" destripó un espectáculo, antes de nada, dignísimo. Porque no podemos pedir más a una banda que lleva 50 años reventando los escenarios. No tuvimos los saltos ni los bandazos de energía de época pero, sin embargo, presenciamos los malabares con el micrófono del vocalista y el rasgueo acrobático de un Townshend que no estuvo todo lo fino que podría, con demasiados solos erráticos y subidas a acordes más graves para equilibrar los temas.

"Substitute" anticipó el subidón de "Who Are You?", el primer tema que fue celebrado por la totalidad del publico. Hay que reconocer que nos entró a todos un poco de canguelo, no fuera a ser que el #MadPool se confirmara y acabáramos todos en el estanque de tormentas de la china, pero pese a todo, sobrevivimos y pudimos seguir saltando a gusto el resto de la jornada. "The Kids Are Alright" nos condujo a una "I Can See for Miles" cuyas armonías vocales ponían los pelos de punta. "My Generation", con sus interludios de bajo extendidos y los balbuceos onomatopéyicos de Daltrey nos creaba una sensación amarga. Esa canción no estaba escrita para nosotros. Aun así, el hedonismo se mantiene y la energía de vivir también; ver cómo la música sobrevive es LA sensación.

Luchando contra la luz se  abrieron paso "Behind Blue Eyes", "Join Together" y "You Better You Bet", tripleta que nos trasladó al ecuador de un concierto en el que la voz de Roger Daltrey, contra todo pronóstico, estaba rindiendo a un muy buen nivel. Más allá de las concesiones al karaoke y algunos momentos más justos, su desempeño fue notable, así como su entrega. Los tíos no iban a por el talón, que también, sino que lo vivían. Sentían lo que estaban haciendo. Esa música les pertenecía, no eran simples trovadores de un tiempo pasado.

pete-who-mad-cool

Pete Townshend (The Who)

"Love, Reign O'er Me" se mostró espectacular a todos los niveles y "Amazing Journey"  representó a lo grande a Tommy para después  fusionarse en su faceta de ópera rock con una "Pinball Wizard" celebradísima. Sus rasgueos finales desembocaron en una "See Me, Feel Me" que se convirtió en una de las cumbres de la noche, evocando a aquel amanecer en Woodstock del '69. "Baba O'Riley" anticipa el final con la proyección lyric vídeo en el que nos empujaban a cantar los momentos cumbres del tema. Entre tanto, el falsete de Daltrey desapareció para dar lugar a la voz de Townshend (mejor esto que un despropósito desafinado). El cierre llegó con una "Won't Get Fooled Again" que representó ese choque entre lo hímnico y lo histórico con la realidad del día de hoy. Los protagonistas de la noche ya estaban en la reserva y no nos dieron uno de esos finales épicos que nos habían regalado en otros temas, pero el tema elegido para el cierre no podía haber sido otro.

Una de las últimas oportunidades que tendremos para ver esta historia viva de la música. Mi generación, la suya y la tuya nos unimos para demostrar la transcendencia de la música más allá de modas y desinhibiciones. No podría haber sido mejor, ni falta que hacía.

Pero antes (y después) tuvimos muchos más grupos en un festival que afrontó su primera edición a medio gas. Digamos que este evento tiene que meterle mucha más caña si quiere igualarse a los objetivos que se plantearon: BBK Live, FIB o Primavera Sound. En primer lugar, la organización, con el montaje a última hora, el sistema fallido cashless (algunos no pudimos tomarnos la primera cerveza hasta las 20:00), los insuficientes baños en los escenarios principales  o algo inaudito: que se acabaran las cervezas y el vino (para kalimotxos, que no se diga) en el lounge. Por el otro lado, un sonido decente, escenarios con grada (agradecidísimos), arte urbano en vivo, cesped artificial que daba descanso a los pies de cara del temido hormigón, mercado, y carteles multicolor que señalaban "To everywhere". La verdad es que no se equivocaban.

En cualquier caso, este caos inicial (se lo concedemos ya que es su primer día y año) provocó que Rat Boy, una mezcla jovencísima entre Red Hot Chili Peppers, Foals y Babyshambles hicieron lo que pudieron ante... ¿40 personas? Jordan Cardy alentaba a la rebelión progresiva (al final de la actuación el escenario mostraba buen aspecto) entre cortes entretenidos como "Sign On", "Fake ID", un amago de "Sweet Home Alabama" o una "Move", perteneciente a su último single, con detalles de los Arctic Monkeys y de Die Antwoord. Habrá que seguirles la pista.

The-Strypes

The Strypes

Al más puro estilo Primavera, un paseo de 7 minutitos nos llevó a ver al recital espiritual de Tom Odell, un jovencísimo talento británico que más allá de sus escarceos pop y electrónicos  de sus últimos singles renueva las raíces del blues, rock y soul para presentar en sociedad un muy interesante 'Wrong Crowd', su última referencia discográfica.  En directo recuerda a un James Blake en sus momentos más íntimos, sin haber abandonado las raíces orgánicas, para pasar a una suerte de grandilocuencia nihilista a medio camino entre Muse, Billy Joel, Elton John o incluso Arcade Fire. "Magnetised" y "Another Love" cerraron un concierto que dirige la mirada al futuro, más allá de que sus dos baterías no aporten realmente gran cosa. A saber dónde puede llegar.

Tras el cierre del concierto pasamos de las atmósferas de The Kills para ver a Manel, quienes plantearon un setlist un tanto flojo que solo remontó con temas como "Ay Dolors", "Benvolgut", "Teresa Rampell" o "Sabotatge". ¿El problema? El medio gas. Han quedado atrás los detalles preciosistas de su segundo disco, dejan en un plano alejado los efectos y electrónica de su último 'Jo Competeitxo', y solo se desenvuelven en su formato actual (guitarra, bajo, voz y batería) en los temas que fueron concebidos expresamente para ese formato, como los del 'Atletes, baixin de l'escenari'.

Tras la decepción y volvernos a pelear por una cerveza con las maquinitas, hacemos un salto espacial y temporal saltándonos The Who para narrarte el que fue el concierto de la noche.

The Strypes se comieron el escenario 5 para, de un público tímido, llenar un recinto con gente saltando, haciendo pogos y pidiendo un bis inaudito para una banda de su proyección y alcance. Desde Irlanda, un bajista hiperactivo que se desmembraba a cada paso (Pete O'Hanlon), un guitarrista prodigioso (Josh McClorey), un cantante que es pura provocación a medio camino entre Alex Turner, Sid Vicious y Joe Strummer (Ross Farrelly), y un batería que desenvainó ritmos sin piedad alguna (Evan Walsh) protagonizaron un concierto en el que no dejamos de gritar y de quedar apabullados por su calidad. Sonaron a The Clash, a Motörhead, a The Yardbirds, Dr. Feelgood o  The Strokes pero con una contundencia que se asemejaba a algunos pasajes puramente metaleros. Acojonantes. "I Don't Want To Know" lo petó, "Scumbag City" puso en pie a pista y gradas, y "I Need To Be Your Only" cerró por todo lo alto.  Ganadores absolutos y apuesta de futuro.

El cierre llegó con el show de Vetusta Morla, quienes sonaron conjuntados pero con una deriva pop que contradecía mucha de sus composiciones. Más allá de sus raíces radioheaderas y sus arrebatos hímnicos, cayeron temas como "Golpe maestro", "Cuarteles de Invierno", "Fuego", "El hombre del saco" o "La cuadratura del círculo" que, con una apuesta mayor en las guitarras, podrían ser himnos estremecedores que tumbaran los géneros en los que ahora se encuentran recluidos.  El cierre vino con una "Los días raros" que se confirma una vez más como su cima compositiva y el final perfecto de cualquier show.

Esta noche llega la segunda parte con bandas como Jane's Addiction, Temples, Augustines, L.A., o The Prodigy. Stay tuned.

Texto: Sergio Julián Gómez (@Sergio42)
Fotos: Alfonso Dávila 

Sergio Julián Gómez
¡Sígueme!
Etiquetas: , , , , , , , , ,

Categorizado en: ,

Esta entrada fue escrita por Sergio Julián Gómez

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *