Entrevistas |Gary Corbett, el quinto Kiss durante seis años
«El hecho de que KISS tuviera un teclista, aunque fuera escondido entre bambalinas, fue una decisión de Paul»
Por: Yorgos Goumas
El próximo 2 de junio, Gary Corbett estará en la imprescindible fiesta 10º aniversario del club oficial de fans de Kiss en España, Kiss Army Spain. La sala Sound Stage de Madrid acogerá los conciertos de Slow Band y Kiss of Death. Más allá de subirse a interpretar algunas canciones con la última banda, Corbett protagonizará una sesión de preguntas y respuestas, y ofrecerá una proyección de vídeos de su colección personal durante su estancia en la formación neoyorquina. La velada se completará con todo tipo de sorteos.
Yorgos Goumas aprovecha esta ocasión inigualable para hacerle unas preguntas e indagar más acerca de su paso por la banda legendaria, así como de su carrera como músico de sesión y productor. Estamos seguros de que el miembro invisible de Kiss en sus directos desde 1987 hasta 1992, durante sus giras de los discos ‘Crazy Nights’, ‘Hot in the Shade’ y ‘Revenge’, tocando los teclados, disparando los efectos de sonido y haciendo los coros; tuvo una visión privilegiada de los entresijos de una de las bandas más grandes del rock. Esta es una entrevista que ningún fan de la banda debe perderse.
Gary conoció a Kiss a través de Phil Ashley (Billy Idol, Joe Satriani, Tina Turner). Por aquel entonces, estaba haciendo programaciones para sintetizadores y baterías electrónicas para muchas bandas, ya que en los 80 todo eso estaba de moda: “Mientras estaba en los estudios Electric Ladyland, durante un descanso para tomarme un café, me topé con él y empezamos a hablar. Le comenté, entre otras cosas, que estaba cansado de estar siempre en un estudio y que echaba de menos volver a tocar con una banda. Intercambiamos números de teléfono y nos despedimos. Una semana después, me llamó y me preguntó si seguía interesado en tocar en la gira de Lou Gramm (Foreigner), que por entonces había lanzado su primer disco en solitario (‘Ready or Not’). Resulta que Phil se había hecho un lío y se había apuntado en dos giras diferentes: la de Gramm y la de Mick Jagger, que también iba a estar de gira en solitario (Ndr: Con el disco ‘Primitive Cool’). Obviamente acepté y me fui de gira con Gramm. Poco después, Phil volvió a llamarme y me preguntó si estaría interesado salir de gira con KISS, ya que por primera vez en su carrera iba a tener un teclista en su gira. Phil había tocado los teclados en el disco ‘Crazy Nights’ pero, como estaba liado con la gira de Jagger, les había recomendado a mí para tocar los teclados en directo”
Curiosamente, Gary no era fan de la banda, ya que, según sus palabras, había crecido con formaciones que daban gran importancia a los teclados: Emerson Lake and Palmer, Deep Purple, Uriah Heep, etc. La música de KISS le parecía algo… simplona. Aun así, como era consciente de su magnitud, aceptó la oferta y tuvo una entrevista con Paul Stanley y su mánager, Chris Lendt. En ese momento, Paul era el único miembro que aún residía en Nueva York, ya que el resto vivían en Los Ángeles: “Paul no sabía mucho de teclados por aquel entonces, pero confiaba totalmente en el criterio de Phil. Por eso, cuando Phil le dijo que yo les serviría perfectamente, aceptó sin rechistar. Ahora sí, lo que me puso nervioso fue el hecho de tener que aprender todos los temas de la discografía de KISS, ya que aún no habían confeccionado el setlist de la gira. Salí de la entrevista con todos sus vinilos, ya que tuve que admitir que no tenía ninguno. Además, como estaba de gira con Gramm, tuve que aprender los temas en el autocar escuchando los discos, los cuales había pasado a cintas, con cascos. La gira de Gramm terminó mientras KISS ya estaba en la segunda semana de ensayos, así que ni siquiera pasé por casa. El primer ensayo con ellos fue en una sala en la que se reproducía el escenario de la gira. Fue curioso y asombroso a la vez ver cómo estaban cada uno a su aire, haciendo sus cosas ajenos a los demás y, al siguiente, se transformaban en una banda formidable. Allí me di cuenta por primera vez de su profesionalidad. A nivel personal, con el que mejor me llevé desde el primer momento fue con Eric (Carr), ya que además había crecido en Brooklyn, como yo, y teníamos un carácter similar”.
Gene Simmons nunca ocultó su desdén por los teclados. Se lo hizo saber a Gary enseguida: “Lo que aprecio de Gene es su carácter directo: si tiene que decirte algo te lo va a decir a la cara, sea bueno o malo. Más de una vez me comentó que, para él, los teclados no tenían lugar en el rock’n’roll. Como también puede llegar a ser muy sarcástico, lo que solía hacer en los ensayos, cuando llegaba mi turno de probar el sonido de los teclados, era empezar a moverse por la sala como si fuera un patinador artístico (risas). Como todos eran neoyorquinos, tenían un sentido de humor particular y yo, siendo de la misma ciudad, lo entendía perfectamente, así que no hubo ningún problema. El hecho de que KISS tuviera un teclista, aunque fuera escondido entre bambalinas, fue una decisión de Paul, quien siempre está atento a las modas musicales de cada momento. Como el resto le había dejado casi solo a la hora de hacer el disco, tuvieron que aceptar su decisión de dar un rumbo más actualizado, digamos, a la banda”.
Un servidor había leído en algún sitio que la razón por la que Gary tocaba entre bambalinas era porque, aunque era un músico competente, no sabía cómo estar sobre las tablas, según la opinión de Paul. Ahora he tenido la oportunidad de confirmar si es una afirmación verídica: “Un día estábamos hablando sobre todos esos guitarristas virtuosos, muy populares en la escena rock y metal. Me dijo que nunca le interesó el hecho que podían tocar mil notas por minuto. Me dijo: “Mientras ellos pasaban horas y horas en su habitación aprendiendo sus escalas, yo aprendía cómo posar delante de un espejo”, así que esa frase ni iba dirigida a mí ni tenía que ver con el hecho de que yo tocara a escondidas. Tienes que entender que la imagen es un factor tremendamente importante para KISS y en la memoria colectiva siempre van a ser cuatro tíos; un quinto ya sobra, lo mires por donde lo mires”.
También tocó con ellos en sus peores momentos. Cuenta la leyenda que en una ocasión Paul tiró una púa al público y esta se cayó al suelo, ya que los pabellones estaban medio vacíos: “Tocábamos en recintos de 50 mil personas y sólo acudían 5 mil. 5 mil personas no está nada mal, pero si eres KISS, la verdad es que es algo descorazonador. Aun así, supieron sobrellevarlo no solamente con profesionalidad, sino también con el típico humor neoyorquino. Un día entra Paul en el camerino y nos dice: “Venga, vamos a pedir pizza para nosotros… y para el público”. Otro día, en plena actuación, dijo: ‘Quiero oír la parte izquierda del escenario… ahora la parte derecha… y ahora a nuestro ingeniero de sonido al fondo”, porque al fondo no había público. Yo mismo lo sufrí en mis carnes porque durante la gira me enviaron varias veces a casa, ya que no podían permitirse pagarme algunos bolos. Hay que tener en cuenta que todo el dinero que se habían ganado en los 70 se esfumó en los 80 debido a los altos costes de mantenimiento de la maquinaria (tenían a mucha gente trabajando para ellos) y alguna que otra inversión desafortunada. Además, Hacienda les estaba acechando sin tregua”.
No podemos dejar de mencionar el caso de su mánager de entonces, Jesse Hilsen, quien también era el psicólogo de Paul, un caso único en la historia del rock: “Estaban cansados de los managers sabelotodo de la industria con quienes, en su mayoría, habían acabado mal. Creían que traer a alguien fuera del mundo del espectáculo sería un soplo de aire fresco. Lo que no sabíamos es que Paul tenía un fuerte lazo de dependencia con el doctor Hilsen y confiaba casi ciegamente en él. Al final, acabó desfalcando mucho dinero de la banda, abandonó a su familia y escapó al extranjero. Un caso muy raro, la verdad”. El destino hizo que los senderos de Gary y Bruce Kulick volvieran a cruzarse varios años después, ya que Gary hizo en su adolescencia una prueba para Blackjack, combo en el que Bruce tocó con Michael Bolton en los 70: “No me contrataron por tener solo 17 años por entonces, aunque sí que había tocado con su hermano, Bob, en la banda de Ian Hunter”. Cuando llegó a Kiss por primera vez, Bruce enseguida le reconoció: “Eras el chico que hizo la prueba con nosotros hace años” fue la primera cosa que me dijo Bruce. Fue un gustazo poder tocar con él; es un gran profesional y un guitarrista formidable”. Sin embargo, con el que más congenió fue con Eric Carr: “Era una de las personas más amables que he conocido. Cuando terminábamos un show, mientras los demás desaparecían en sus habitaciones, Eric y yo bajábamos al bar del hotel y él, muy cortésmente, atendía a todos y cada uno de los fans que nos esperaban allí. Fue la persona con la que más tiempo pasé durante mi estancia a Kiss y tengo mucho metraje de los dos rodado con mi cámara de vídeo. Quizás algún día lo edite en DVD, no lo sé aún”.
Eric fue la razón, en cierto modo, por la que Gary no quiso volver a trabajar con Kiss: “Ya sabes que Paul y Gene son los mandamases en la banda y cualquier tipo de disidencia es respondida con el ostracismo absoluto. Eric era una persona que, en lugar de reivindicar su posición dentro de la banda después de casi una década, ya que se sentía frustrado por no poder aportar más a nivel creativo, se limitaba a quejarse, algo que llegó a irritar a Paul y Gene”. Aparentemente, a Paul le gustaba hacer saber a Eric Carr quién era el jefe del cotarro y durante la gira del ‘Hot in the Shade’ no le dejaron que hiciera su solo de batería, algo que molestó de sobremanera al rompeparches. Después de conocer a Eric Singer y llevarle a su gira en solitario (gira donde también tocó Gary), Paul posiblemente estaba ya pensando reemplazar a un Eric por otro. De hecho, Gary afirma que Eric Singer no solamente grabó las demos del disco ‘Hot in the Shade’, sino también la batería en el tema “Forever”, ya que muchos de los cortes del LP son simplemente las demos pulidas. Eric Carr, ya de por si una persona insegura, inocente y tímida, empezó a pensar seriamente que sus días en la banda estaban contados y, de hecho, cuando una noche fue a ver a Paul en uno de sus shows en solitario, después le comentó a Gary: “Este chico (Eric Singer) va a pillar mi puesto algún día”. Cuando enfermó de cáncer de corazón y estaba ya en las últimas, estaba tan paranoico que le comentó a Gary que sólo podía ir a verle al hospital si ocultaba la gravedad de su situación del resto de Kiss. Temía que, como tenía la mitad de su cuerpo paralizada, Gene y Paul le iban a despedir sin que pudiera firmar ningún papel de finiquito, perdiendo así los beneficios de la Seguridad Social: ese era el grado de paranoia por parte de la familia de Eric. Estos familiares mostraron su malestar cuando Gene Simmons y Paul Stanley hicieron acto de presencia en su funeral sin haber sido invitados.
Dicho sea de paso, fue Gary quien avisó a Howard Stern, el DJ del rock más famoso de los 90 en EE.UU., de la muerte de Carr, ya que tanto Gary como Eric eran fans acérrimos de su programa. Stern anunció el fallecimiento del batería, quien murió el mismo día que Freddy Mercury, con su típico humor chabacano y rudo, diciendo que si tuviese que cantar “Beth” (Eric volvió a grabar las voces de Peter Criss para el recopilatorio ‘Smashes, Thrashes and Hits”), él también habría muerto de cáncer igual que Eric. Por otro lado, añadió que deberían tocar este tema en su funeral para que la agrupación también se echara sobre la tumba. Cuando Gene se enteró de esto, dijo públicamente que, al menos que Stern pidiera perdón, iría a buscarle y romperle la cara (posteriormente hicieron las paces): “A partir de allí ya no podía mirarles a los ojos y, después de la parte europea de la gira para el disco ‘Revenge’, decidí marcharme: les pedí, intencionadamente, un aumento de sueldo tan alto que tuvieron que despedirme. Desde entonces, no he vuelto a hablar con ninguno de los dos. Aun así, seguimos siendo amigos Eric Singer y yo. De hecho, me invitó a un concierto de KISS y, cuando coincidí en el backstage con Paul, me ignoró totalmente”.
Aparte de su militancia en Kiss, hay que destacar el hecho que es un solicitado músico de sesión y ha trabajado con artistas de lo más variopinto: desde Whitney Houston y Cindy Lauper (suya es la música de su hit “She Bop”) hasta Debbie Gibson: “No trabajé mucho con Whitney pero se me puede ver por un instante en el vídeo del tema “Greatest Love of All” (1985); cuando aparece la orquestra hacia el final, el que toca el piano soy yo” . Algunos de los artistas con los que ha trabajado son Cinderella (el corte “Hot and Bothered”, concretamente), Taylor Dayne, Little Caesar, Molly Hatchett, Martika, Joe Lynn Turner y los hijos de Bob Marley (Ziggy, Damian, Stephen y Julian): “Escucho todo tipo de música y disfruto tocando estilos diferentes. Una vez Gene me dijo que debería haberme quedado con solamente un género, porque así confundo a la gente. Le entiendo hasta cierto punto y puede que de esa forma hubiese tenido más éxito, pero desde luego no hubiese sido más feliz de lo que soy ahora”. Su carácter polifacético incluso le llevó a colaborar con una banda griega de pop de los años 80 que se llamaba Bang!: “Trabajaba como productor en Nueva York y su manager me llamó para que produjera un single (“You’re the One”) después de su participación en Eurovisión en 1987. Me lo pasé muy bien y me consta que fue todo un hit en su país”.
Como ningún género se le resiste, ahora se ha pasado al country: “Acabo de grabar un CD con los hermanos Nelson (los hijos del malogrado Ricky Nelson, famoso cantante del rockabilly y del country) en el que hacemos música a lo The Eagles. También acabo de producir el debut de un cantante, Shane Dawson, que hace una mezcla entre country y rock sureño y vamos a estar de gira presentándolo”.
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