Entrevista a Ana Curra: “Me querían lanzar como la Madonna española”
19 abril, 2017 7:11 am 1 ComentarioAlejada por completo del petardeo y la frivolidad que muchos vinculan con La Movida, la reina del post punk patrio, Ana Curra, siempre tuvo claro que el famoseo no era lo suyo y por eso se rodeó de transgresores como Eduardo Benavente, su eterno compañero en Parálisis Permanente, o el fotógrafo Alberto García-Alix, encargado de retratar aquella época salvaje de los ochenta. Con motivo del regreso de ‘El Acto’ a los escenarios, Alfredo Villaescusa no desaprovecha la oportunidad de compartir unos minutos con una figura clave en la historia musical de este país. Ante ustedes, Su Siniestrísima.
Has vuelto para presentar de nuevo ‘El Acto’ con nueva formación y repertorio, ¿por qué?
“Acabo de sacar un documental y esto sería el broche de oro a ‘El Acto’, que ya lo había cerrado hace dos años en Madrid, pero mucha gente me pedía que volviera, así que ahora contamos con el bajista original Rafa Balmaseda y luego a la guitarra está César, que era muy amigo de Eduardo, de hecho, tenían un grupo conjunto llamado Los Escaparates. Los otros dos miembros son nuevas generaciones que son también fans, por lo que tenemos a tres músicos con solera como César, Rafa y yo, y además a un par de jóvenes que tocan que te cagas”.
¿Vas a añadir más fechas o quieres ya darle carpetazo y ponerte con otra cosa?
“Hay otra cita en Murcia en la que primero se pondrá el documental y luego tocaremos nosotros, pero en realidad yo ya estoy trabajando en nuevas canciones desde hace ya tiempo, lo que pasa es que la gente al final quiere escuchar los temas de siempre, entonces tú puedes seguir haciendo otras cosas que la mayoría ni se enteran. Llevo componiendo desde hace un año porque me lo pide el cuerpo y está claro que en algún momento saldrá aquello, lo que sucede es que yo tampoco necesito esas dinámicas de sacar disco, promoción, estar en el candelero y vuelta a empezar. Yo nunca me he tomado la música así porque está claro que no da para vivir, y menos a una artista con un público de culto como yo, no estamos en el circuito de los grandes festivales, y tampoco los necesitamos, francamente, no nos interesan. Por lo tanto, no me planteo las cosas con esa presión de que tienes que sacar un disco porque tienes que girar, yo tengo otro trabajo del que vivo, que es enseñando a tocar el piano en un conservatorio, así que todo esto me lo tomo como una necesidad vital mía, pero sin presiones de ningún tipo”.
¿Es ‘El Acto’ por lo tanto una deuda pendiente con tu pasado?
“Claro, porque después de los años me daba cuenta de que mucha gente reivindicaba a Parálisis Permanente y yo todavía no lo había hecho nunca en directo. Y luego a nivel personal sientes también la necesidad de cerrar círculos contigo misma y con las personas a las que has querido, como Eduardo, y la mejor forma de cerrar una cosa como esta es entregarla al público y decir: “Aquí está, ahora ya es de todos”. Y de momento me siento muy bien, aunque he necesitado muchos años para que esto no fuera algo nostálgico, sino una propuesta moderna y actualizada”.
En alguna ocasión lo has definido como “lágrimas de alegría”, ¿hasta qué punto?
“Sí, para mí se transforma en pura fiesta. Creo que ‘El Acto’ ha envejecido de puta madre (risas), son canciones que a pesar de haber sido hechas en una juventud muy temprana tienen algunos ingredientes que dan una serie de mensajes muy directos, sin mucha parafernalia ni barroquismo tocan aspectos fundamentales de la vida que a todos nos atañen, como pueden ser el sexo, la muerte, el juego…”.
¿Fue quizás ‘El Acto’ tan incomprendido en su época como el debut de The Velvet Underground?
“Un poco sí, lo mismo, The Velvet Underground se tuvo que disolver porque no se comían un colín y luego hay que ver lo que han significado para muchísimas generaciones. Con Parálisis Permanente eran otros tiempos y los grupos no salían de España, pero aun así en México, Argentina o Perú han recogido muy bien el legado y hay muchos seguidores por allí”.
Parálisis Permanente son asimismo considerados pioneros del movimiento gótico en la península…
“Nosotros no nos llamábamos “góticos” en aquella época, ese término es muy moderno, éramos “siniestros” porque tocábamos esa parte que era tabú en la sociedad. El salir de esa herencia castrante judeocristiana de nuestra generación te hace a veces dar pasos hacia el abismo hasta el punto de casi caerte y es ahí donde entra ese sentido de la palabra “siniestro” porque estás jugando con temas de drogadicción, perversiones y todo eso puede llegar a ser bello, detrás existen personas que son como ángeles expulsados del paraíso, de alguna manera eso somos todos nosotros”.
Muchos te tienen también como un referente dentro de la llamada Movida madrileña…
“Eso me hace gracia, aunque no me molesta en absoluto y me halaga, pero en el fondo es un poco triste porque la gente muchas veces repite lo que ya han dicho otros antes y no se molesta en conocerte”.
Llegaste a ser conocida incluso como “la viuda de Madrid”, ¿no?
“Esto fue durante poco tiempo, pero al igual que todo lo que se publica en papel al final parece que fue algo mucho más grande. Creo que solo en una ocasión se dijo eso, estás muy bien documentado, por cierto (risas), y bueno, realmente no me molestó en absoluto porque yo viví un duelo y en Madrid se me vio triste durante mucho tiempo, yo era muy jovencita y la muerte de Eduardo me dejó completamente noqueada”.
Has afirmado alguna vez que existieron en realidad dos Movidas, una light y otra de transgresores, ¿lo mantienes?
“Claro, es que así fue. Mi trayectoria deja claro que yo siempre he estado en el lado salvaje de la vida, porque me he dado muchos trastazos (risas), yo era de las que iba caminando por el borde del acantilado siempre, aunque ahora intento no meter tanto la pata (más risas). He estado enganchada, me he dado hostiones, pero no me arrepiento de nada, me querían lanzar como la Madonna española y yo pensaba: “¿Pero de qué habláis?”.
Otros aseguran que La Movida no fueron más que un grupo de niños de papá…
“Bueno, yo creo que tampoco se puede generalizar nunca nada, he compartido locales y momentos con gente de Madrid que había nacido en familias más o menos medias y luego había también mucha gente de barrio, y yo he tenido la fortuna de mezclarme con todos, creo que la música es para eso y ahí es donde das la categoría si no vas con reparos…”.
¿Y qué te parece el papel que tiene hoy en día en los medios, por ejemplo, Alaska?
“Ella y yo somos personas muy distintas, ella ha elegido un camino que es completamente opuesto al mío y que ni me gusta, ni me interesa ni valgo para eso, así todo junto (risas). Lo cierto es que Alaska y yo hoy en día ni nos encontramos, porque no frecuentamos los mismos sitios ni tenemos tampoco nada que ver, yo solo quiero decir que a Olvido le tengo un cariño porque la época que compartimos en Pegamoides fue muy bonita y divertida, aunque realmente en cuanto a forma de ser estemos separadas a años luz”.
Alaska y tú fuisteis también pioneras en un mundo de hombres, ¿cómo lo vivisteis?
“Por aquel entonces no éramos conscientes de ello, pero es que yo desde el comienzo entré con una seguridad aplastante, no sé por qué, y nunca me he sentido ninguneada, por lo menos con la gente que he estado tocando. Quizás alguien me haya ninguneado en algún momento, pero yo nunca lo he sentido como tal porque me consideraba mucho más talentosa que muchos de los compañeros con los que he estado. Yo tuve un acontecimiento muy traumático de jovencita y eso también me ayudó a empoderarme mucho, todas nacemos en una sociedad muy machista y cuando eres pequeñita no te das cuenta hasta que empiezas a coger realmente el timón de tu vida”.
Un colaborador de esta casa te vio en el último concierto de Brujería en Madrid, no te hacía en esa tesitura…
“Claro que sí, estuve saludando a Juan Brujo luego”.
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