Crónica de Celtas Cortos: Historia de nuestra música
24 abril, 2017 12:10 pm 1 ComentarioSala Joy Eslava, Madrid.
Los vallisoletanos se hicieron de rogar para saltar al escenario de Joy Eslava (casi una hora después de la apertura de puertas), que, pese a ser un jueves laborable, vestía sus mejores galas y tenía los tres pisos completos.
Es decir, llenazo en toda regla para celebrar el día en que supuestamente fue escrita la carta que se ha convertido en una de las canciones más escuchadas y coreadas de la historia de nuestra música… pero veintisiete años después. Tras una breve y cachonda presentación del también vallisoletano cómico JJ Vaquero (“en verdad iba a actuar yo, pero es que no venía ni dios”), comenzó el concierto con la instrumental y movida "Rock & Rola", primera alusión a su último disco de estudio, ‘Contratiempos’ (2014).
Creo que acabaron abusando en exceso de este último trabajo, ya que al fin y al cabo el concierto era un paréntesis dentro de la gira de presentación con banda sinfónica de ‘In Crescendo’ (2016), lo que provocó que algunos de sus temas clásicos se quedasen en el tintero.
Prosiguieron “Marinero borracho” y “Haz turismo”, tras la cual Cifu, que, por cierto, tenía el setlist en un ipad (¿los tiempos cambian?), dejó caer que dentro de poco empezarán a preparar un nuevo disco de estudio, y manifestó que era una pena el hecho de que “un servicio público se realizase en un lugar privado”. Otras dos míticas, “El emigrante” y la instrumental “Macedonia tradicional”, para la que hicieron aparición las cuatro chicas de IrishTreble, un grupo de danza celta que suelen amenizar sus conciertos en los temas que carecen de letra. Tras “Suelto el lastre”, otra de ‘Contratiempos’, fue el turno de las legendarias “Tranquilo majete”, con sus bises coreados a capella por el público, y “Skaparate nacional”, para la cual Alberto y Goyo cambiaron violín y flauta por trombón y saxo respectivamente.
Mucho calor en la sala, o, como decía Cifu, “nos encontramos ante el calorcico de la lumbre en la cocina”. Siempre tan rurales ellos… Vuelta al ‘Contratiempos’ con “Cuidado con ellos” y “Salieron las estrellas” (temazo), muy coreadas por el público a pesar de su juventud. Y tras un breve discurso de Cifu sobre la inmediatez de la vida en estos últimos tiempos que corren, otra de las clásicas, “Retales de una vida”, con la colaboración del cantante José Veiga. Volvieron las chicas de IrishTreble para “Bleu” y sorprendieron a propios y a extraños interpretando “Ska del paro”, previa breve imitación de Rajoy, tema que sacó Jesús Cifuentes en solitario en 1995.
Se sucedieron “Fiesta”, la instrumental “Polkoyster” nuevamente con IrishTreble y “Hora de aventuras” con la colaboración de la cantante María Rozalen, recién llegada desde París y que un retraso en su vuelo les había obligado a dejarse la canción para después. Fue entonces cuando Cifu empezó a hablar sobre la cabaña del Trumo, que el sitio de verdad existía en el valle de Benasque, en Huesca, y que hace poco se había iniciado una campaña de crowfunding para rehabilitar el refugio. Y, para mi sorpresa, empezó a sonar "20 de abril" con la aportación a las voces de María Rozalen, que se había mantenido en el escenario, y José Veiga, que había vuelto. ¿Qué por qué me supuso una sorpresa si era algo que se intuía claramente tras las palabras de Cifu sobre la legendaria cabaña? Dos razones, que ambas me decepcionaron un poco: Primero, me pensé que el líder de Celtas Cortos hablaba de la cabaña del Trumo para ir encendiendo a la gente de cara a la parte final del bolo, es decir, que se iban a dejar su canción más mítica y causa del concierto para el final, con todos ya esperándola con ansia y dispuestos a darlo todo. Y es que estoy seguro de que incluso mucha gente había pagado su entrada solo por escuchar esta canción, y creo que lo más lógico hubiera sido tocarla la última. Segundo, tampoco me gustó el hecho de que la cantasen con José Veiga y María Rozalen. Considero que un tema de esta trascendencia, que tanto ha marcado a una generación e interpretado el mismo día que reza la letra pero veintisiete años después, se lo tendrían que haber dejado para ellos solos.
Cerrado este paréntesis, lo que está claro es que la canción en sí, el gran momento de la noche, no defraudó, y varias gargantas se desgañitaron (incluida la de un servidor) hasta límites insospechados. Sin embargo, la que más movió a la gente fue la siguiente, “No nos podrán parar”, como así lo marca el ritmo de la misma. Los Celtas se fueron y volvieron al canto de "Si no salen los Celtas, no nos moverán…" Primero, Alberto ofreció un solo de violín dedicado a dos personas que cumplían años en la sala, sin especificar de quién se trataba. Y lo enganchó con “La senda del tiempo”, mi favorita, por la que quizás yo sí hubiera ido hasta allí, una de las que considero “las canciones de mi vida” y que seguro generó alguna que otra lágrima entre el público cuando Cifules dejó entonar su parte final (una canción que, por cierto, generó bastantes quejas por redes sociales entre algunas personas al no ser tocada en varios conciertos con orquesta sinfónica). Final con “Cuéntame un cuento”, gracias a la madre que nos ha parido y punto y final al 20 de abril de 2017.
Cierto es que, personalmente, el repertorio no me terminó de convencer, ya que antepusieron algunos de los temas más recientes por delante de otros clásicos como “Madera de colleja”, “Por ser de Valladolid”, “Gente distinta” o, esto ya más a título propio, “El blues del pescador”. Pero son historia de nuestra música, y había que estar allí en una fecha tan señalada. Por siempre Celtas Cortos.
Texto: Manu Gamarra
Foto: Alfonso Dávila
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1 comentario
Muy buena crónica. No considero "por ser de Valladolid" una clásica.... Yo tb eche en falta Gente Distinta o Todo es Ponerse y sobretodo Legión de Mudos. Pero esta claro que para gustos los colores, tienen infinidad de grandes canciones y todas no pueden sonar.
De nuevo, gran crónica