Crónicas

King Gizzard & The Lizard Wizard: “El rock tiene un claro salvador”

«No hubo bis porque, ¿cómo puedes hacer un bis, después de tal compendio de sonidos, de tal desparpajo y de tal cierre? »

18 octubre 2019

La Riviera, Madrid

Texto: Ale Jimene. Fotos: Alejandro Rico

Más de dos años y cinco (sí, cinco) álbumes después, la banda más prolífica del rock y la psicodelia actual ha vuelto a Madrid para agrandar su leyenda y consagrarse por todo lo alto. Con una actuación plagada de variedad estilística, cambios de ritmo, distorsión y pura sinergia, King Gizzard & The Lizard Wizard dejaba con la boca abierta a las casi dos mil personas que se reunieron el pasado viernes en La Riviera.

Abrían la cita unos jóvenes y correctos Orb, haciendo gala de un compacto combo que sabe crear interesantes atmósferas y riffs. Con una cuidada selección de sus tres discos, siendo el último ‘The Space Between’ (2018), consiguieron animar a las más de trescientas almas que se agolpaban ya en las primeras filas. Cabe apuntar que, aunque este grupo carga injusta e inevitablemente con la continua comparativa con sus padrinos musicales (King Gizzard), consigue adentrarse en otros derroteros musicales de cosecha propia y de sonidos que pueden recordar a bandas como Kadavar, Wand o Ty Segall. Recomendamos su escucha desde ya.

Aunque si hablamos de juventud, la palma se la lleva Stonefield. Las cuatro hermanas Findlay tomaban el escenario en segundo lugar (en una decisión de última hora por parte de la organización) y el ambiente comenzaba a caldearse de la mejor manera. A través de una propuesta más oscura y pesada, las australianas, que ya vinieron hace unos meses a la capital dentro de la programación del Festival Tomavistas, se metían en el bolsillo a una sala Riviera que ya contaba más de la mitad de su capacidad completada. Con temazos como “Far From Earth”, “In The Eve” o “Delusion”, añadido a la espectacular voz de Amy (además, batería), no extraña nada. Tanto Stonefield como Orb pertenecen a Flightless Records, sello discográfico fundado por Eric Moore, miembro de la banda protagonista de la noche. La escena de Australia se encuentra en un momento dorado, sin duda.

Corrían las nueve y media cuando se apagaron las luces y se desató la locura entre el público que ya abarrotaba el lugar. Un enorme visual de ese siniestro trono que aparece en la portada de ‘Infest The Rats Nest’, último álbum de King Gizzard & The Lizard Wizard, hacía prever lo que se nos venía encima. Con un ritmo constante de bombo, los siete miembros fueron apareciendo uno por uno, directos a su posición, pero saludando al público a la vez. Es entonces cuando Stu Mackenzie, vocalista, multiinstrumentista y creador del universo gizzardiano, da el frenético pie de entrada a una experiencia atronadora.

Suenan “Self-Immolate” y “Planet B”, los dos primeros singles que pudimos conocer de ese último trabajo que ha hecho entrar a la banda de lleno en el género del thrash metal. Hay que tenerlos bien puestos. El horizonte de pogos se perdía de vista cuando una cerveza entera (de las muchas que salieron volando) aterrizaba sobre un servidor. El éxtasis se palpaba en La Riviera. Si dicen que los lagartos son un grupo que hace lo que les da la gana, a continuación, viene algo que es la viva prueba de ello: dos temas a un aceleradísimo ritmo y afiladas guitarras para, en el tercero, darle un vuelco a la atmósfera e interpretarnos uno de los temas más limpios, delicados y lentos de los australianos: “Stressin”. Vienen de dar el mayor concierto de su historia en Londres (más de 10.000 personas) y tienen la confianza por las nubes. Y les funciona.

Stu y compañía cogían sus guitarras microtonales y llegaba el momento de uno de los hits más cantables, algo que demostró rabiosamente La Riviera: “Rattlesnake”. Tras un par de cortes más, pertenecientes a ese experimental ‘Flying Microtonal Banana’ (uno de los cinco discos que lanzaron en 2017), el ambiente se volvía a calmar con “Dirt” y “Sense”. King Gizzard seguía dando saltos por su amplísima discografía (quince trabajos de estudio desde 2012 hasta el día de hoy) y “Amby” Kenny Smith sorprendía a todos dejando la armónica y poniéndose al micrófono principal para interpretar con un excepcional carisma “Let Me Mend The Past”, rarísimo tema del tercer álbum de la formación, muy cercano al soul.

La montaña rusa de géneros y emociones continuaba imparable con “Lord Of Lightning”, épico tema del fantástico y medieval ‘Murder of theUniverse’ (2017), los bailongos “Cut Throat Boogie” y “The Cruel Millennial”, de nuevo con “Amby” a la voz. El momento de ‘Nonagon Infinity’ (2017), ese aclamadísimo disco que catapultó a la banda, llegaba gracias a “Wah Wah”y “Road Train”, para más tarde flirtear con los sonidos más electrónicos de “Cyboogie”, “Loyalty” u “Horology”. Cuando pensábamos que se había apagado la vena thrashera de los lagartos, se volvieron a enfundar las Flying V y Explorer para destrozar todos los cuellos al son de “Mars For The Rich” (con ese fenomenal riff a dos guitarras) y “Perihelion”.

¿Cómo una banda que ha lanzado quince discos tan dispares en siete años puede contentar a todos sus fans en un concierto? Para los australianos, tocar una selección de sus temas preferidos o los más escuchados sería muy fácil. Pero entonces no sería King Gizzard & The Lizzard Wizard. Y es que los últimos veinte minutos (que ojo, pudieron ser más, pero a un servidor se le hicieron cortísimos) de los shows de esta banda consisten en una jam apoteósica en la que, sin variar de ritmo, y apenas de tónica, consiguen enlazar gran cantidad de temas icónicos de su trayectoria. Comenzando por el amado por todos “Am I In Heaven”, suenan retazos, coros, líneas vocales y licks de “Robot Stop”, “Head On/ Pill”, “I’m In Your Mind”, “Cellophane”… y quién sabe qué más. Por momentos, parecía que iban decidiendo entre ellos qué era lo próximo que sonaría, resultando hasta cómico a veces, pero, sin duda, espectacular.

El público de La Riviera despidió a King Gizzard coreando al unísono la divina melodía de “Am I In Heaven”, agradeciendo a esos siete hombres lo que les habían enseñado y demostrándoselo. No hubo bis porque, ¿cómo puedes hacer un bis, después de tal compendio de sonidos, de tal desparpajo y de tal cierre? No se puede superar. Hace dos años llenaron la Joy Eslava, ahora llenan La Riviera (sold out desde agosto) … ¿Qué será lo próximo? El techo de los lagartos parece más lejano que nunca, y una cosa puedo aventurarme a confirmar: aún con un nombre tan impronunciable, se seguirá hablando de lo que está haciendo King Gizzard & The Lizard Wizard durante muchos años.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

2 comentarios

  • Juandie dice:

    Dignos conciertos por parte de ambas bandas en la mejor sala de Madrid con ese aroma al mejor Rock potente y cañero.

  • jose juan perez dice:

    Verdaderamente excepcional bolo!! Y como sonaron, teniendo en cuenta el complicado sonido de La Riviera!! El frontman es la ostia y la banda de una calidad extraordinaria. Con un pelin más de presencia escénica, estamos ante una banda que puede marcar época. Seguir así lagartos!!!

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