Madrid acoge conciertos de muchas bandas y estilos diferentes desde cada rincón de nuestros barrios. Lavapiés nos ha entregado muchos recuerdos que, regados con buena cerveza, nos hacen disfrutar; recuerdos, como el que nos ha dejado el gran bolo de Sal de mi Vida junto a Astracán.
Una gran pena perder una sala como El Juglar en pleno corazón del barrio, la cual ha dado cobertura a muchísimas bandas de nuestra escena underground. Queda para el recuerdo en nuestras retinas un último concierto que ha representado la pura esencia de rock and roll, esa que respiran los madrileños Sal de mi Vida.

En sesión de aperitivo y metidos de lleno en el “cerveceo”, los primeros en abrir fuego fueron los madrileños Astracán, los cuales ofrecieron sonidos de punk rock de corte clásico y una esencia post punk que me gustó muchísimo. La banda tiene que coger más experiencia sobre las tablas, pero composiciones como “Vinieron desde lejos” o “Cráter lunar” son formidables. Temas directos con pasajes musicales entroncados con aquellas bandas de la movida madrileña, como Parálisis Permanente o incluso Bowie y Tino Casal, así como con bandas más actuales, como Txarly Usher y los Ejemplares.
Show cortito pero muy disfrutable que se cerró con canciones como “Pubertad letal”, con la colaboración de Beni de Sal De Mi Vida, y “Jugando a las cartas”. Buenos mimbres y a esperar que maduren más.

Sal de mi Vida son una apuesta segura. Desde el primer acorde de “Mil botellines” uno disfruta de lo lindo. Sólo puro rock and roll que engancha y se disfruta, como demostraron otros balazos como “Déjame Jugar” o la intensa “Si te muerdes te envenenas”.
No hay nada malo en su propuesta, pero echo mucho de menos que la banda refresque el setlist y que nos regale nuevos temas o incluso un nuevo disco. Quiero escuchar nuevas composiciones en las que toda la banda esté involucrada; una formación en la que Maru al piano junto a Gerardo a la guitarra destacan sobremanera y que están perfectamente engarzados con el resto de la banda. Ambos refrescan el sonido final, dando muchos matices a los que tenía ya la banda de por sí.

Por lo demás, el show sigue siendo brillante y contundente, con temas como “La carretera” o “Dímelo a la cara”, en la que la conjunción de las guitarras de Manu y Gerardo suenan fantásticas. La potente “Solo en Madrid” me encanta; en ella, destaca Maru con su toque personal, sin olvidarme de la excelente base rítmica con Angel y César.
El final llegó con la maravillosa e intensa “Una noche muy lejana” y la fiesta final con “Dejarme llevar”. Esencia de rock and roll.
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