Crítica de Mar de Fondo: Pulsaciones - MariskalRock.com : MariskalRock.com

Mar de Fondo

Pulsaciones

Rock Estatal Records (2018)

Por: Borja Díaz

Han pasado solo tres años y ya podemos disfrutar del segundo trabajo de Mar de Fondo. La banda gallega vuelve con ‘Pulsaciones’, un segundo esfuerzo discográfico en el que nos encontramos con unas composiciones más intensas, más maduras y, sobre todo, donde podemos apreciar un mayor protagonismo de las guitarras. Sin duda, el oleaje de este mar nos trae una nueva marea de sensaciones y emociones en siete cortes para degustar.

Al contrario que en su debut, ‘Destellos de oscuridad’, aquí aparecen canciones más guitarreras, más directas. Es el caso de “Paralelos divergentes”, tema pegadizo, con un riff oscuro, o el primer single, “En algún lugar”, que, tras un frenético solo, nos lleva a un abrupto final. Y es que, por muy sencilla que pueda parecer una canción, detrás de cada acorde hay escondida una nueva sorpresa en este ‘Pulsaciones’.

El sonido de Mar de Fondo lo podríamos encuadrar dentro del rock urbano, con influencias de grupos como Marea o Extremoduro, pero mezcladas con aires más novedosos y modernos como Sôber. Precisamente, un aroma a estos últimos tiene “Maldita Blancanieves”. Un tema con más desarrollo que sus predecesores, que cabalga sobre una estrofa muy marcada.

Pero personalmente tengo que destacar “Crisis de fe”, que me parece el auténtico temazo del disco. Comienza tranquilo, con un poso sentimentalista que pronto se transforma en una reivindicación llena de fuerza. De esas canciones que disfrutas desde que la empiezas a escuchar.

Llegando al final vuelven los temas directos. “Todo sigue igual” cuenta con un final elaborado, lleno de pasajes musicales. En “Vacío”, un parón nos deja una melodía de piano antes de un final explosivo. Lo dicho, una sorpresa nueva en cada compás. Cierra este trabajo “Unha Noite Na Eira Do Trigo”, canción del grupo gallego Los Tamara. Una versión, a modo de homenaje, que ellos se llevan a su terreno dándole un aire a lo Bunbury. Una pincelada sentimental para terminar este buen trabajo.