Soulbreak

No Signal Vol. II

Autoeditado (2022)

Por: Sebas Abdala

8

La genética de los grupos suele ser un tema referencial a la hora de poner en claro estilos, evolución y desempeño. Los debuts suelen estar teñidos de pequeños fallos, muchas veces producto de cierta ansiedad por salir a escena y comenzar a rodar, y en el mundo del metal, romper todo. Pero también encontramos en otras “puestas de largo” la decisión rotunda de un grupo de personas experimentadas que lanzan un proyecto a conciencia de los requerimientos de la escena, de los medios, con un plan bien armado a nivel artístico y que reformula un estilo que, por momentos, parece estar agotado.

Pues este último es el caso de los sevillanos Soulbreak, un poderoso grupo que ha dividido su trabajo en dos episodios (de momento) llamados 'No Signal Vol.I' y 'No Signal Vol.II', y que después del verano se completarán con la tercera parte de este metal que juega muy bien al eclecticismo entre la armoniosa melodía y la rompedora violencia Industrial.

La técnica está bien manipulada desde el primer momento. Una garganta que envuelve cada estrofa con un profundo gutural va seccionando cada fase de tu cerebro, porque el aroma de este viaje es el de una habitación acolchada, donde nuestro costado sicopático aparece y se siente cómodo. Las baterías son secas, se pliegan con esos riffs ultrajantes que te llevan a aquellos años donde la rítmica comenzó a corromper un poco el metal, pero grupos como Soulbreak aportan esa violencia que en verdad es catártica y liberadora. Una concepción que quedó reflejada en su primer single, “Wake up”, donde asistimos a la liberación de un sistema que cree tenernos encasillados… y no le gustamos. Allí es donde comienza el viaje, y con unos juegos de voces bien manejados vamos recorriendo la fragua de una mente asediada y torturada.

Aparecen los detalles místicos en canciones como “Sin and Omen”, una pequeña joya del industrial melódico que nos rodea y demuestra que no todo es brutalidad. Los cambios de ritmo y los manejos de los tempos demuestran que el viaje es variado, y cada coro, cada silencio, está puesto ahí por algo. Brillante y épica.

Por otra parte encontramos una fuerza demoledora en su videoclip, “Soulbreak”, que refleja, además de lo bien que conocen sus propias virtudes, un mensaje donde los que están jodidos de la cabeza son los que tienen el poder de encerrarnos. Interesante para los amantes del industrial más grotesco y violento, con efectos que suman, de nuevo, la perversidad de un mundo que está podrido: "Fist Face" es pura violencia, no hay oasis donde esconderse, y todos y cada uno de los fantasmas que asesinó el grupo aparecen para reclamar venganza. Machaque máximo donde es difícil centrarse en otra cosa que el beat core que se apoya en unas bases impecables y una garganta que parece a un paso de romperse… o romper tus cascos.

Tal vez lo más hipnótico del grupo radique en cierta atmósfera creada con una percusión casi mística por tramos, donde se generan ambientes perversos que generan asfixia y cierto terror, una excelente propuesta que suma a la escena del Industrial con bases core, donde la fuerza es el principal ingrediente, pero que saben dominarlo para dejar destellos de un proyecto que en septiembre alumbrará su parte definitiva.

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