Nuclear

Violent DNA

Black Lodge Records (2024)

Por: David Esteban @daesteor

8

Cuatro años después de su anterior obra, 'Murder of Crows', que tan buen sabor de boca dejó en la escena thrash internacional, Nuclear, los chilenos más aguerridos, vuelven a la carga con la publicación de un EP titulado 'Violent DNA' demostrando que siguen en la brecha y en clara misión de enviarnos al fisioterapeuta más cercano para una inevitable revisión cervical.

Ya nos pusieron los dientes largos con dos cortes publicados en plataformas digitales: “Beyond Reality” (2021) y “Democracia & Diskotek” (2023), que han terminado desembocando en este nuevo EP que lleva por título 'Violent DNA'. Pues bien, haciendo honor al nombre y siendo fieles a su esencia, este nuevo trabajo mantiene el ADN thrash de la banda completamente inalterado. Pura agresión musical bajo demoledores riffs, afilados y “slayerianos” solos, y una sección rítmica que, sin olvidarse de su marcado carácter punk, echaría a bajo cualquier muro de cemento armado. De este modo, el cortante riff de “Violent DNA” te hará sangrar los tímpanos, al tiempo que Matías se desgarra a la voz. Velocidad, contundencia y un marcado acento para los incondicionales del binomio Araya-King.

Bajo los mismos mimbres prosigue “Not Yet A Man”, cuyos solos de guitarra por parte de Francisco Haussmann y Sebastián Puente seguro que hacen sonreír al mismísimo Hanneman allá donde esté. Bendito sea. Ritmo demencial y colección de riffs desnucantes aglutinados sin piedad en “Psychological Infanticide”, para convertirse en uno de los cortes más intensos del sencillo. Más densa, pero no ausente de velocidad, se muestra “Foetus Noose”, cuyo cambio de ritmo a mitad de metraje es pura clase.

En la parte final, “Siege Of Power”, del cual se ha extraído su primer video musical, muestra a una banda llena de rabia y agresividad para adentrarse, momentáneamente, en un thrash metal cañero de escuela añeja, pero ligeramente más alejado de sus adorados Slayer. Para despedirse, vuelve la tormenta sónica por medio de los endemoniados riffs de “Into Eternity”, la mejor manera de terminar un disco de impecable factura que, sin ninguna duda, nos deja con ganas de más, y eso es buena señal. Puro ADN violento. Enormes Nuclear.

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