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Crítica de Grave Digger: Symbol of Eternity

Los incansables teutones vuelven a la carga tras la publicación en 2019 de su anterior trabajo, titulado 'Fields of Blood', demostrando una vez más que la filosofía del célebre Chris Boltendahl y sus secuaces no es vivir de las rentas.

Sorprendentemente, dos años después de su anterior trabajo, irrumpen de nuevo en la escena con un flamante ejercicio denominado 'Symbol of Eternety' que, sinceramente, creo que supera ampliamente a su predecesor.

Adentrándose una vez más en la siempre molona y enigmática temática templaria -ya usaron este asunto como base de su inspiración en aquel lejano 'Knights of The Cross' de 1997- los de Gladbeck hacen gala de su fidelidad al estilo propio porque… ¿para qué cambiar las cosas si la fórmula funciona? Así es.

El nuevo álbum se compone de doce cortes más una intro al más puro estilo Grave Digger, es decir, velocidad a base de afilados y contundentes riffs bajo el irreductible y eterno emblema del heavy metal clásico. Las iniciales “Battle Cry” y “Hel lis My Purgatory” nos muestran sobre todo a un Chris Boltendahl que incansablemente lidera a una banda compacta, capaz de crear auténticos himnos metálico-germánicos.

Sin cesar en el ímpetu, la atronadora base rítmica de “King of The Kings” alejará a todos aquellos no considerados true, pues el estribillo que alberga, perfecto para alzar el puño en directo, es ácido puro para todo aquel que no comulgue con la doctrina metálica más ortodoxa.

La que da título al disco cesa en velocidad para ganar en intensidad narrativa e interpretativa diferenciándose de las siguientes, “Nights of Jerusalem” y “Heart of a Warrior”, las cuales se convierten en un inclemente y despiadado acuchillamiento sonoro. “Grace of God”, más pegadiza y “medievalesca”, enriquece un final de álbum de lo más formidable. Altamente rítmica sin perder en contundencia deja paso a la épica “Sky of Swords”, cuyo trabajo guitarrístico por parte de Axel “Ironfinger” Ritt es realmente soberbio.

Un afilado riff-¿cuántos van ya?- rompe como un trueno en la vertiginosa “Holy Warfare” para cerrar el plástico a base de acero por medio de “The Last Crusade” y “Hellas Hellas”, esta última, una versión metalizada de la superestrella griega Vasilis Papakonstantinouz.

En definitiva, un disco que supera a su antecesor y que guarda todos y cada uno de los elementos que una banda como Grave Digger puede ofrecer. Fiel a su estilo, el cavador de tumbas se mantiene incansable hasta la eternidad porque la materia de la que está hecho Chris Boltendahl y los suyos es la misma de la que disponen Biff Byford, Rob Halford, Doro Pesch… es decir: ¡puro metal! Larga Vida.

Escucha 'Symbol of Eternity' en Spotify:

Redacción

Un comentario

  1. Potentes ambos temas como sus dos currados videoclips con la temática bélica siempre en sus letras. Será otro gran álbum de los históricos GRAVE DIGGER.

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