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Crítica de Avatar: Don't Go in the Forest

Los bosques siempre han tenido un aura misteriosa; son lugares llenos de leyendas y cuentos, algunos bastante perturbadores. Por eso, los muchachos de Avatar nos piden, con su décimo álbum de estudio, que no vayamos al bosque; pero si queréis ir, ¿qué mejor que escuchando este tremendo trabajo de los suecos?

'Don’t Go In The Forest' es un disco que al principio puede chocar, pero que, con paciencia y dándole tiempo, se convierte en un viaje musical magnífico. Abre con “Tonight We Must Be Warriors”, una canción con un aire bélico y marcial sin precedentes en la banda, quizá algo más similar a trabajos como “Avatar Country”, que nos mete de lleno en la atmósfera de la banda.

El primer disparo directo al hipotálamo es “In The Airwaves”, seguramente la canción más bestia del disco. Sus primeras notas ya nos muestran la brutalidad propia de la agrupación de Gotemburgo: riffs cañeros con las guitarras como protagonistas absolutas, una batería rápida y letal, y la voz de Johannes Eckerström tan versátil como de costumbre, mezclando los guturales más potentes y un cambio melódico en el estribillo que encaja de maravilla. Una de las mejores del disco.

“Captain Goat” ya lo teníamos escuchado; un tema lento, pesado, con batería muy marcada y una cercanía al metal más pagano, incluso con aires vikingos. Un tema que no te esperas de Avatar, pero que no desentona en absoluto. Mención especial al pedazo de solo que se marca Tim Öhrström a mitad del tema, sublime.

La canción que da título al disco, “Don’t Go In The Forest”, es posiblemente, junto a “In The Airwaves”, mi favorita. Es un tema de concierto total, con un estribillo coreable a más no poder, divertida, alegre y musicalmente casi perfecta, con una línea de bajo que lleva el peso de cada estrofa con maestría. Quizá los cortes más “académicos” de Avatar en este trabajo sean “Death and Glitz”, sonido de la banda 100%, duro, con guturales y cambios melódicos en la voz y unas guitarras marcadísimas; y “Abduction Song”, un tema marcado por el doble bombo constante y un estribillo que recuerda más a la época de “Black Waltz”.

El disco nos lleva al final con “Howling At The Waves”, un tema luminoso, con un medio tempo muy bien llevado, pero quizá sea la más experimental del álbum: mucho teclado y un sonido más “progresivo”, entre comillas. El comienzo de “Dead and Gone and Back Again” no me convence del todo, pero a mitad de tema mete un acelerón en la batería y la guitarra empieza a hacer piruetas, mejorando notablemente.

El último cañonazo, llamado “Take This Heart and Burn It”, es un rompecuellos de manual, destacando una vez más las guitarras que, a lo largo del disco, brillan con luz propia, y una batería que te lleva en volandas. Magnífico tema. Como colofón, “Magic Lantern”, que debo decir es la que menos me convence, es una canción más cercana a ese estilo de Ghost, más melódico y experimental, pero que no empaña en absoluto lo que es un gran álbum de los suecos.

MariskalRock.com
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