Blind Guardian

Legacy Of The Dark Lands

Nuclear Blast (2019)

Por: Josep Fleitas

7.5

‘Legacy of the Dark Lands’ es un álbum que, por lo que he podido comprobar, ha creado una desilusión bastante general ante los fans más fervorosos de unos Blind Guardian que, tras recuperar parte de su dureza y efectividad con ‘Beyond the Red Mirror’, esa más que válida segunda parte de ‘Imaginations From The Other Side’, ahora se sumergen en la parte más sinfónica y técnica de su carrera.

Para ello, Hansi ha trabajado codo a codo con el escritor germano Markus Heitz, afamado novelista que, entre otras obras, ha editado las más que recomendables dos partes de ‘Las cinco estirpes’ o la apasionante saga de cinco entregas de ‘Dwarves’ (‘Enanos’), lecturas que nos transportarán a un mundo que, de forma paralela, se inspiran en las obras de Tolkien y C.S. Lewis.

Con el fin de plasmar este nuevo álbum de Blind Guardian, Hansi y Markus han escrito la segunda parte de la exitosa novela de Heitz, ‘Die Dunklen Lande’ (‘La tierra oscura’), con un resultado tan especial como eficaz. Pero lo difícil, sin quitarle ningún mérito a la historia escrita, era trasladar todo ello a una obra en la que el rock (no power, ni heavy, aunque lo haya…) se fundiera a una orquesta sinfónica creando una atmósfera válida para sustentar una historia que dura ¡algo más de setenta y cinco minutos!

Quizás sea por las gratas experiencias que he podido vivir en las combinaciones orquestadas que he experimentado ante bandas y proyectos como los de Therion, Rage, la Sweden Rock Symphony Orchestra o Rock Meets Classic…, que me he tomado la escucha de éste álbum precisamente como Hansi recomienda que se haga: “Con la mente abierta a dejarse transportar ante las sensaciones que la música y las letras proponen en un ‘proyecto’ que se edita bajo el nombre de Blind Guardian, pues nace de las ideas más melódicas que durante años se han ido generando en mi mente estando en el seno de la banda”.

Y lo cierto es que me ha gustado. Sí, por extraño que les pueda parecer a los fans que han maldecido este álbum, personalmente me ha gustado, sin entusiasmos ni enfervoriaciones extásicas, pero lo he disfrutado, y sigo haciéndolo. Eso sí, he tenido que tomarme mi tiempo y hacer las escuchas entendiendo bien las partes de la historia que en ‘Legacy of the Dark Lands’ se proponen para el efecto e interpretar, a mi manera, la diversidad de texturas que tanto Blind Guardian como la Orquesta Filarmónica de Praga nos ofrecen en cada tramo de esta oda a la imaginación, la épica, la sinfonía y a la melodía.

Llegados a este punto, nada mejor que relajarse, modular a gusto el sonido del reproductor, o los cascos, y dejarse inundar ante unas ambientaciones que han conseguido trasladarme por unos ambientes tan amplios como persuasivos, con una gran maniobrabilidad de las voces, en muchas ocasiones dobladas hasta dos y tres veces, los ampulosos coros y las partes de rock que Blind Guardian saben hacer confluir a veces y destacar en otras, sin caer en la trampa del neoclasicismo.

Estas partes de rock, con atisbos de heavy y suspiros de power, se entrelazan entre el amplio mar de acordes que despliegan las locuaces y penetrantes secciones de viento. Secciones que, cual hojas frente al aire, se mecen o estremecen, bailan o se agitan, tiemblan o se sacuden, acompañando las directrices de la más que sobresaliente, completa y compleja tarea de una sección de cuerdas que sabe rentabilizar sus meditadas inserciones.

También sabiamente interludiados, los arpegios de pianos y segmentos de teclados (incluido ese especial, penetrante y lujurioso ronroneo de Hammond que personalmente tanto disfruto) se reúnen con las opulencias de los timbales, aportando en conjunto elegancia en las melodías y épica en el fragor de las batallas e historias circundantes a ellas, caso específico de piezas como: “War Feeds War”, “In the Red Dwarf’s Tower”, “The Great Assault”, “The Storm” y “Beyond the Wall”.

Por otra parte, y aunque Hansi no lo admita como influencia directa, partes de piezas como “Dark Clouds Rising”, “In the Underworld”,  “Point of No Return”, y especialmente “Harvester of Souls”, me han trasladado a puntuales pasajes de la genialidad que en 1971 editó como segunda obra una banda por la que Hansi y un servidor compartimos fervor: Uriah Heep.

Y es que “Salisbury” presenta etéreamente su espíritu, como también lo hacen Tolkien y Demons&Wizards, en un álbum que, para disfrutarlo en la justa medida de cada uno, debe tomarse como lo que es: un proyecto, un sueño orquestado que, según me comentó Kürsch: “Podrá verse reproducido en toda su amplitud y elocuencia musical en algún directo y lugar especial”. Pero, y siempre según Hansi: “Eso no ocurrirá al menos hasta el 2021…”.

De momento, la banda sigue inmersa en la composición y creación de lo que será su próxima obra discográfica, “que tendrá más que ver con lo ofertado hace cinco años en ‘Beyondthe Red Mirror’ que en este actual ‘Legacy of the Dark Lands’”, álbum del que sosegadamente sigo disfrutando y obteniendo matices, caballito de diamantino tequila en mano.

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