Soda Stereo: euforia y leyenda
4 febrero, 2020 12:51 am 3 ComentariosEn marzo de 2020 el bajista Zeta Bosio y el baterista Charly Alberti cerrarán en Buenos Aires la gira llamada ‘Gracias totales Soda Stereo’, que junto a estrellas como Chris Martin de Coldplay, rendirá tributo a una de las más grandes leyendas del rock argentino y latinoamericano. Pavada de excusa para recorrer en MariskalRock la historia de Soda Stereo.
Argentina, culo del mundo, destino extraño para el orden del rock mundial. Argentino: ser con ínfulas de europeo pero amante, en ocasiones, del poco culto American Way of Life. Más allá de este raro A.D.N. existe una verdad que es irrefutable: cuando este país forjó su propio movimiento de rock en la segunda mitad de la florida década del sesenta, no existían muchos lugares, por fuera de las potencias de siempre, con una escena tan rica como la de este sitio. Claro; como es sabido, Argentina estuvo históricamente sesgada por políticas que solo desarrollaban el hambre y dictaduras censoras y asesinas. La última de estas, la más sangrienta que aconteció ente 1976 y 1983, encontró su canto de cisne gracias al manotazo de ahogado que representó la Guerra de Malvinas, que no solo provocó la muerte de cientos de “Colimbas” de 18 años, sino que también se agenció una oscura utilización de referentes del rock argentino como Charly García, Lito Nebbia o Luis Alberto Spinetta. La misma Junta de gobierno de facto que había perseguido a los artistas, ahora, mediante la prohibición de las canciones en inglés, provocó el efecto colateral de la difusión y desarrolló de infinidad de artistas argentinos.
El régimen se acabó
Con la dictadura terminada y la democracia devuelta a la vida de los argentinos, el 10 de Diciembre de 1983 el panorama empezó a cambiar; se iniciaba la Primavera Alfonsinista. A decir verdad ya unos meses antes del bendito fin y con la aparición de grupos como Sumo, Los Abuelos de la Nada y Virus, la nueva música ciudadana iba dejando de lado las reminiscencias a Steely Dan o a Weather Report constantes en nuestro rock y comenzó a impregnarse más de Marley, The Cure y Simple Minds.
Por esos días, en una casa del barrio de Núñez, en la zona norte de la Capital Federal, Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti promediaban su primer año de ensayos ininterrumpidos. El guitarrista y el bajista se habían conocido cursando la carrera de Comunicación Social en la Universidad de El Salvador, y el baterista llegó gracias a una fallida cita con la hermana del cantante. Durante un tiempo barajaron la posibilidad de ser un cuarteto con Ulises Butrón o Richard Coleman en segunda guitarra, hasta que este último los convenció de que funcionaban mejor como un monstruo de tres cabezas.
Alguna vez el “Quinto Beatle” George Martin afirmó que la verdadera urgencia de grabar el álbum debut de los Fab Four se trasladaba a la necesidad de mostrarlos en un estado bruto. Esta idea es trasladable al homónimo primer disco del trío argentino que fue producido por Federico Moura (cantante y compositor de Virus), y presentó al grupo como un potente reloj ska influenciado por The Specials (quienes habían contribuido hasta con el nombre de la banda gracias a su single “Sterotype” de 1980), The Police y Simple Minds. Las letras del cantante parecían disfrazadas por la inocencia del pop, pero lanzaban dardos punzantes contra la frivolidad constante y sonante de canciones como “Ni un segundo” - (“Lo que para arriba es excéntrico, para abajo es ridiculez” se escucha en “¿Por qué no puedo ser del Jet-Set?” - , la cultura New Age (“Dietético”), la sensualidad de “Afrodisíacos” o el fetichista de “El tiempo es dinero”. Esas mismas canciones mostraban al mismo tiempo versos inteligentes e irónicos que a la larga los haría plantar bandera en cuestiones como la Guerra de Malvinas (“Un misil en mi Placard”). Daniel Melero, precursor de la electrónica como herramienta en la música argentina y asiduo músico invitado del grupo en varios momentos determinantes, contribuiría con “Trátame Suavemente” un hit que se transformaría en un clásico instantáneo del grupo.
Las constantes presentaciones en vivo que fueron fluyendo a partir de la presentación oficial del disco en el Teatro Astros de la Capital Federal, mostraban el modo camaleónico del grupo que iba desde lo musical hasta todo lo relacionado a la imagen a cargo de Alfredo Lois, considerado por muchos como el “Cuarto Soda”.
‘Nada personal’, el segundo álbum, asentó la idea de que Soda estaría pronto al mismo nivel que varias de sus influencias más importantes. Editado en 1985, el disco abría con el tema homónimo cuya fuerza lo haría ser coreado en estadios de todo el continente americano. El mismo destino sería sellado para “Juegos de seducción”, que, a pesar de su letra no reconstruida para los tiempos que corren, es un momento imbatible del catálogo de la banda. Más allá del componente heroico que muestran estas dos canciones, los ingredientes góticos y new romantic empezaban a florecer en obras como “Danza rota”, “Estoy azulado”, “Ecos” (las dos últimas compuestas para Fricción, grupo paralelo que Gustavo Cerati compartía por esos días con Richard Coleman y otros ilustres) e “Imágenes retro”. La canción que marcaría un antes y un después en la carrera de Soda Stereo fue la misma que marcaría una presencia sonora constante en la obra de Gustavo Cerati, incluso en sus años como solista. Definida por su autor como “carnavalito pop”, “Cuando pase el temblor” fue el gran clásico del disco.
Final caja negra
Paranoia, drogas, desesperación. Gustavo Cerati supo afirmar que fue capaz de provocarse las más terribles situaciones en pos de enaltecer su arte al punto que aceptó que escribió todas las letras de ‘Signos’ en una misma noche. El tercer disco del trío poco tenía que ver con sus predecesores; ante la regla que afirma que un grupo crece o desaparece al momento del tercer disco, Soda Stereo demostró porque empezaba a trascender fronteras. Las ocho canciones que conformaban el disco lograban una unidad hasta ese momento inédita en el repertorio del grupo. Desde el contexto nevado y post-fama de “Sin sobresaltos”, potenciado por los arreglos de vientos del histórico Pollo Raffo hasta el final esperanzador de “Final, caja negra”. La banda rompía su historia en dos partes. “Signos” es una obra fundamental del rock latinoamericano.
Luego de que Enrique Guzmán y sus Teen Pops “inventaran” el rock en español gracias a las adaptaciones a nuestro idioma que Armando Manzanero hacía de clásicos del rock como “Popotitos” (“Bonnie Moronie” de Larry Williams) o “La Plaga” (“Good Golly Miss Molly” famosa en la versión de Little Richard), varios países de todo el continente americano como México, Perú, Argentina y Chile fueron fuertemente censurados por las dictaduras de turno. Pero mientras que en Argentina esto floreció como un llamado a la resistencia al régimen, en otros países se tradujo a la desaparición de la actividad rockera y clausura de estadios que solían albergar conciertos. Pero llegó Soda Stereo.
Durante los primeros meses de 1986 Soda Stereo partió a una gira promocional por Chile. Horas y horas de entrevistas para radio y televisión, conferencia de prensa donde les preguntaban cosas como “¿Qué se siente pisar suelo latinoamericano por primera vez?”. Claro, el look dark y anglo de los argentinos prestaba a confusiones. Todo muy Beatle. Tan Beatle que apenas tres meses después de ese raid de entrevistas Cerati, Bosio y Alberti volvieron al país trasandino para llevar a cabo sus primeros shows y se encontraban con fans histéricos que se colgaban de los autos que los trasladaban, chicas que se metían en los conductos de aire de los hoteles para llegar a sus habitaciones y varias situaciones que no se le hubieran ocurrido ni al mismísimo Luis Buñuel. Había nacido la “Soda manía”. Chile, Perú, Ecuador, Venezuela y Panamá iban sucumbiendo a los encantos del grupo argentino. En muchos de estos países reabrieron estadios para poder hacer shows, en Panamá acondicionaban grandes estacionamientos para que se presentara Soda Stereo. Pero iban por más, el difícil México no tardaría en caer ante el trío.
Canciones como “El rito”, “Signos”, “Persiana americana” o “Prófugos” ya se encontraban en el gusto popular, y el grupo crecía a pasos agigantados. Emprendió sendas giras mexicanas que abarcaron todos los pueblos del país al sur del Río Grande que los adoptó como propios. Este momento histórico sería retratado en ‘Ruido blanco’, disco en vivo grabado durante toda esa conquista latinoamericana. Para el momento de la mezcla los Soda viajaron a Barbados para trabajar en los estudios Blue Wave, propiedad de Eddie Grant, donde incluyeron a The Supremes (las mismas que solían cantar con Diana Ross a principios de los sesenta) para sumar coros en “Sobredosis de TV” y “Prófugos”. Los liderados por Cerati no solo construían una carrera imparable sino que también iban sembrando un repertorio que atravesaría el paso del tiempo. Y todo en tres años.
El quinto disco, ‘Doble vida’, sería el tango en Nueva York. Fue grabado en los estudios Sorcerer Sound y, nuevamente, representaría una vuelta al volante en el sonido del trío, ya que sería producido por Carlos Alomar, guitarrista y productor que previamente había trabajado con John Lennon, David Bowie, Paul McCartney, James Brown y Duran Duran entre otros. El álbum tenía elementos del funk pero sin perder el ingrediente telúrico argentino que nunca fue ajeno al grupo pese a ciertas críticas de algunos músicos colegas. Alomar estaba enloquecido con la capacidad de la banda que se potenciaba por la profesionalidad, uno de los detalles que más sorprendió al laureado productor fue el hecho que tanto Cerati como Bosio se estudiaban el libro ‘The Beatles Recording Sessions’, en el que el autor Mark Lewisohn recorría día a día las grabaciones de los cuatro de Liverpool. Alomar agregó guitarras al disco (incluyendo su muy distintiva ejecución en “Lo que sangra (La cúpula)”, y además participó de la gira presentación del disco por todo el continente. Musicalmente no fue el disco del que el principal cantante y compositor se sintió más orgulloso pero no dejaba de marcar la constante evolución que proponían disco a disco, Soda Stereo crecía, maduraba pero sin aburguesarse. “En la ciudad de la furia” (basada en una de las primeras canciones escritas por el cantante), “Corazón delator” y “Picnic en el 4ª B” serían los grandes clásicos que se complementaban a la perfección con canciones como la descarnada “En el borde” (con rap de Alomar incluido) o “Terapia de amor intensiva” que cerraba el álbum.
En 1988 la democracia en Argentina se encontraba bastante debilitada por un alzamiento militar por lo que el presidente Raúl Alfonsín dispuso la realización de un festival llamado 5 Años de Democracia, que reunió a la creme del rock argentino más algunos invitados internacionales como Os Paralamas Do Sucesso de Brasil. El 27 de diciembre de ese año Charly García, Luis Alberto Spinetta, Man Ray, Los Intocables y, claro, Soda Stereo, reunían en la interminable Avenida 9 de julio a miles de miles de personas. Pero para nuestros protagonistas no sería la última vez.
Al calor de las masas
Hasta este punto, cualquier grupo nuevo moriría por tener una historia como la de Soda Stereo en sus primeros seis años de carrera. Pero esta no es una historia convencional.
Lugo de dos años de intensas giras para promocionar ‘Doble vida’, Soda Stereo se tomó unos meses de descanso. Gustavo Cerati intentaba dilucidar como sería la década del noventa, ese misterioso porvenir. Venía en un momento de determinada crisis personal debido a un divorcio y volvió a vivir a la casa de sus padres. Volvió a su habitación de la adolescencia y reconectó con sus viejos discos de Pescado Rabioso, Led Zeppelin y Vox Dei. Los tres miembros del grupo eran radares en cuanto a todo lo que sucedía en el mercado discográfico. Pero, a grandes rasgos, era el cantante quien desarrollaba el plan creativo y sus continuas reuniones con Daniel Melero iban dándole forma al nuevo sonido del trío.
Una de las nuevas canciones, “(En) el séptimo día” tenía un tempo irregular de 7/8 que no fue sencillo en un primer momento para el baterista Charly Alberti. Predominaba el sonido rockero, por momentos hipnótico (“Un millón de años luz”) y a veces salvaje, distorsionado y directo (“Sueles dejarme solo” o el que sería el gran clásico del grupo, “De música ligera”). Claro que al tratarse de un disco con reminiscencias setentosas no faltaban momentos acústicos fogoneros (“1990” o “Tè para 3”) y más psicodélicos como los de “Cae el Sol” o “Entre caníbales”. “Canción animal”, tal el nombre del disco, era el álbum que el grupo necesitaba para terminar de alcanzar la masividad. Mirando al pasado, Soda Stereo se demostraba a sí mismo que todo estaba por hacerse aunque el futuro inmediato demostrará que las cosas no iban a ser tan simples. ‘La gira animal’ paseó a Soda por todo el continente nuevamente, se presentaron en el Estadio de Velez Sarsfield y llenaron en varias ocasiones el legendario Teatro Gran Rex de la porteña Calle Corrientes. El 23 de enero se presentan en el Derby Rock Festival junto a Tears for Fears aunque más de la mitad de la concurrencia abandona el estadio una vez finalizado el show de los argentinos.
El 14 de diciembre de 1991 Argentina se encontraba en uno de los peores momentos inflacionarios de su historia y se preparaba para entrar en una primavera económica que, con el tiempo, traería resultados fatales. Soda Stereo se encontraba en el pico de su masividad y se estaba por presentar gratis en la Avenida 9 de julio, la más ancha del mundo, pero esta vez solos. Para la fecha histórica, 250.000 personas se acercaron muy temprano por la tarde para presenciar un momento único en la historia de la banda que había trascendido todo. Soda Stereo se reversionó y se amplificó. Las caras de los músicos, que se pueden ver en las filmaciones de la época, son más que claras. Soda se sentaba en el trono. Compartía mesa con García y Spinetta.
Pero después de subir tanto, llega la decantación. ‘Dynamo’ representaría el cambio más rotundo en la historia del trío: los sonidos de grupos como My Bloody Valentine, Ocean Colour Scene, Slowdive y Ride había llegado al radar ceratiano y se notaría de sobremanera. El momento compositivo y de experimentación era muy amplio y los resultados estaban a la vista. Basta con recorrer canciones como “Sweet sahumerio”, “En remolinos” o “Texturas” para entender la evolución “baggy” del grupo argentino. Para la presentación del disco en el mítico Estadio de Obras convocaron a grupos nuevos como Babasónicos, Los Brujos, Martes Menta, Resonantes y Tía Newton, lo que demostraba la relación que Cerati definía como “vampírica” respecto a los nuevos exponentes de la música. Como era de esperar recorrieron una vez más (pero con cierta reticencia) el continente y también hicieron por primera vez una mini gira por España, show en Expo Sevilla ‘92 incluido. Internamente la comunicación en el grupo había mermado considerablemente, por lo que disponen a hacer un impasse de tiempo indeterminado. Cerati se instala en Chile y graba su primer disco solista ‘Amor amarillo’, un ejemplar íntimo que retrata perfectamente el camino hacia la paternidad que Cerati y su esposa Cecilia Amenábar estaban por experimentar. Por su parte, Charly Alberti graba ‘Plum’ con su pareja, la modelo Debora Del Corral. Zeta, el más mediador de los Soda, es quien recibe la peor parte: en un accidente horrible se incendia el auto donde viajaba su esposa junto a sus dos hijos, siendo el más chico, Tobías, quien pierde la vida. Las tristes circunstancias vividas por el bajista vuelven a juntar a Soda Stereo, y lentamente empiezan a trabajar en el que sería su último disco de estudio; ‘Sueño Stereo’. El disco es marcado por el desarrollado interés del cantante por la música electrónica. Sin embargo, el álbum en sí es de sonido clásico, el mejor aggiornamiento que podía presentar un grupo que ya no tenía nada que demostrar. En 1996 graban su flamante ‘MTV Unplugged’, pero la comunicación vuelve a desaparecer y a principios de 1997 el grupo anuncia su separación.
Una parte de la euforia
El 20 de septiembre de 1997 ante 60.000 personas y luego de una gira despedida llamada ‘El último concierto’ que también los llevó por México, Chile y Venezuela, Soda se despide en el Estadio de River Plate. En esa noche porteña, además de la carga emotiva, tuvo lugar la primera transmisión en vivo por internet para la región. Luego de más de tres horas de concierto en los que casi no faltó ningún clásico, el cantante pronunció su famoso horror gramatical (según sus propias palabras): “Gracias totales”. Soda se había ido.
Durante los años siguientes a la separación Gustavo Cerati desarrolló una intensa carrera como solista en la que, fiel a su estilo, mutó constantemente desde el etéreo y refinado ‘Bocanada’ hasta el rockero ‘Ahí vamos’. Luego de años y años de rumores, muchos como fruto de las esperanzas de los fanáticos otros un tanto más reales, Soda Stereo confirmó su gira reunión en el primer semestre de 2007. “Una burbuja en el tiempo” sería la definición empleada para responder al estado del trío. ‘Me verás volver’ fue el nombre del tour que llevo a Soda por todo el continente, incluso los Estados Unidos. Se presentaron seis veces en el Estadio de River Plate, superando los records de The Rolling Stones, y se mostraron en una forma entera poco frecuente para este tipo de giras nostálgicas. Habían vuelto en su mejor manera. En total fueron 22 de shows. Fue no solo un suceso musical sino también en lo personal para tres tipos que se formaron juntos y habían vuelto a ser amigos.
El 4 de septiembre de 2014 Gustavo Cerati falleció luego de estar cuatro años en coma por un A.C.V., lo que dinamitó cualquier posibilidad de una nueva reunión del grupo. Sin embargo, en 2016 fue confirmada que la afamada compañía canadiense Cirque Du Soleil realizaría un show basado en la música del grupo y que recorrería todo el continente. O sea, el mismo honor que habían tenido artistas como Beatles, Michael Jackson y Elvis Presley. En 2019 fue confirmada la gira ‘Gracias totales, Soda Stereo’ en la que artistas de toda América rendirán tributo a la leyenda. Algo justo para una banda que llevo al rock en español a lo más alto. La llama eterna de Soda Stereo seguirá flameando.
Gabriel García
Gracias Totales, el homenaje a Soda Stereo que une a músicos como Chris Martin, Juanes o Adrián Dárgelos
29/02/20 - Bogotá, Colombia (Estadio El Campín)
03/03/20 - Lima, Perú (Estadio Nacional)
10/03/20 - Guadalajara, México (Estadio 3 de marzo)
12/03/20 - CDMX, México (Foro Sol)
10/03/20 - Asunción, Paraguay – Jockey Club)
21/03/20 - Ciudad de Buenos Aires, Argentina (Campo de Polo)
22/03/20 - Ciudad de Buenos Aires, Argentina (Campo de Polo)
02/04/20 - San José, Costa Rica (Parque Viva)
14/04/20 - Nueva York, Estados Unidos (Bardays Center)
17/04/20 - Miami, Estados Unidos (AmericanAirlines Arena)
22/04/20 - Houston, Estados Unidos (Smart Financial Center)
25/04/20 - Los Angeles, Estados Unidos (Forum)
14/05/20 - Santiago, Chile (Estadio Nacional)
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3 comentarios
Pedazo de resumen que se ha marcado Gabriel Garcia hacia una de las bandas mas grandes e históricas del Rock Argentino como fue SODA STEREO. Interesante gira latina en la que se van a embarcar para dar carpetazo como banda.
Muchas gracias por tus palabras Juan!!