Los grandes de verdad son los que viven entre nosotros incluso una vez muertos. Si pocas semanas atrás Ozzy Osbourne hacía su primera aparición póstuma en un programa infantil, también nos ha dejado sus impresiones acerca de su último concierto con Black Sabbath. No olvidemos que el Madman falleció justo escasos días después de que se despidiera por todo lo alto en el evento Back to the Beginning. Así vivió en concreto ese adiós multitudinario: “No parecía un funeral, sino una celebración”.
En un fragmento de sus memorias ‘Last Rites’ publicado por The Times, Ozzy escribía lo siguiente sobre el show en Villa Park: “Al subir al escenario, lo único en lo que podía pensar era: ¿de verdad mi voz está a la altura de esto? Pero en cuanto se levantó el telón, me olvidé de los nervios. De repente, estaba mirando hacia 42.000 caras, con otros 5.8 millones viéndolo online. Fue entonces cuando la emoción me golpeó de verdad. Nunca había asimilado del todo que tanta gente me quisiera, o incluso supiera quién era. Fue abrumador, de verdad que sí”.
Esto era lo que pasaba por la cabeza de Ozzy en el escenario: “Mi banda en solitario y yo pasamos sin problema por “I Don't Know”, “Mr. Crowley” y “Suicide Solution”. Me lo estaba pasando en grande. Pero me atraganté cuando empecé “Mama, I'm Coming Home”. Es decir, es la canción de Sharon, ¿sabes? Una de sus favoritas. Lemmy la escribió pensando en nosotros dos. Solo eso ya bastaba para hacerme llorar. Pero lo que sentía era algo más que eso. Era mi última gran actuación. Había logrado llegar al escenario tras seis años traumáticos, después de perder la capacidad de caminar o de hacer cualquier cosa por mí mismo. Era todo, todo junto, unido en ese momento”.
El Madman no pudo evitar emocionarse: “Ya no podía contener más mis emociones. Entre el público, todos levantaban las luces de sus móviles. Alguien dijo en los periódicos que era como si estuviera asistiendo a mi propio velatorio, lo cual sería algo muy metal. Pero no parecía un funeral, sino una celebración. Había tanto amor en ese estadio llegando hacia mí en oleadas. Tenía las lágrimas corriendo por mi cara, pero me sentía elevado. El público notó que estaba teniendo dificultades, y comenzaron a cantar la canción conmigo. He tenido la suerte de contar con fans maravillosos. Que Dios los bendiga a todos. Al final de la canción, gracias a Dios, conseguí recomponerme. Luego vino un último viaje en el “Crazy Train” y llegó la hora del set de Black Sabbath”.
La parte final fue sin duda una prueba de fuego: “Los chicos de Black Sabbath estaban tan nerviosos como yo por el hecho de que hiciera dos sets seguidos. No tenían ni idea de si sería capaz de lograrlo. Pero no podría haber salido mejor. Cuando el público empezó a corear la melodía de “War Pigs” como si estuvieran animando a Inglaterra en el mundial fue simplemente electrizante. Luego hicimos “N.I.B.”, “Iron Man”… y “Paranoid””.
En ‘Last Rites’, que estará disponible el 7 de octubre a través de Grand Central Publishing del grupo editorial Hachette Book Group, Ozzy también escribe sobre su dura batalla contra la enfermedad de Parkinson, la sepsis, los coágulos de sangre, el enfisema y múltiples episodios de neumonía.
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