De acuerdo con la versión facilitada por los organizadores del concierto de Foo Fighters del pasado 9 de diciembre en Billings, Montana (EE.UU.), la banda liderada por Dave Grohl impuso unos requisitos de seguridad altamente estrictos. Lo más llamativo fue su petición de contar con un perro detector de bombas para incorporarlo al staff.
Puesto que en la zona y los alrededores no lograron encontrar un equipo disponible que se ajustara a sus exigencias, finalmente localizaron uno en Atlanta que supuso un coste de 7.500 $ dólares adicionales para el local. No obstante, la historia no terminó aquí: a causa del mal tiempo, el fichaje para la seguridad del evento no pudo salir para llegar a tiempo a Billings, por lo que tuvieron que comenzar la búsqueda de nuevo.
Finalmente, un equipo ubicado en Missoula, Montana, pudo estar disponible para el concierto, con un coste definitivo de 2.000 $. Sin embargo, este no fue su único requisito para llevar a cabo el show, ya que también impusieron la instalación de un sistema compuesto por doce nuevos detectores de metales, generando un coste total solo en esta parcela de 50.000 $.
Ya el año pasado, el manager de Foo Fighters, Gus Brandt, realizó una inspección de los procedimientos de seguridad en los locales de todo el país en los que actuaría la formación rockera. El propio Brandt defendió su acción argumentando que las medidas de seguridad adicionales tienen sentido en una era de mayor violencia en eventos públicos.
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