Entrevistas |Dann Hoyos (The Space Octopus)

«Siempre hace falta luz para apreciar la oscuridad»

Por: Alfredo Villaescusa


Que todo el mundo permanezca encerrado en sus casas puede traer consecuencias positivas para el planeta. Por ejemplo, reparar en el canto de las aves incluso en las grandes urbes o en la insólita presencia de animales que hasta entonces jamás se habían visto en núcleos urbanos. De la relación entre el ser humano y su entorno habla precisamente ‘Tomorrow We’ll Be Gone’, el último álbum de los vizcaínos The Space Octopus liderados por Dann Hoyos, licenciado Cum Laude por el Berklee College of Music y con una cantidad reseñable de proyectos a sus espaldas. Alfredo Villaescusa interroga a este versátil músico acerca de su reciente lanzamiento.

Lo primero, ¿de dónde sale la frase ‘Tomorrow We’ll Be Gone’?   

“Es un título que engloba cómo el ser humano “civilizado” siempre ha estado a la contra de sí mismo y de la naturaleza, cómo arrasamos a nivel humano y medio ambiente y cómo parece que nuestra única tendencia es la autodestrucción. Es el ser humano contra el ser humano y contra el mundo, el poder como religión a costa de quien sea y de lo que sea. Así como el anterior disco trataba este tema desde un punto de vista más personal en una sociedad deshumanizada y abrumada por los medios y el concepto de éxito, este trabajo lo trata desde un punto de vista más global y en lo que parece que son las últimas fases de nuestra acción en el mundo. También hay ideas positivas, porque el ser humano es muy dual y siempre hace falta luz para apreciar la oscuridad”.

La portada con la máscara antigás parece muy apropiada para los convulsos tiempos que vivimos, ¿cómo surgió?

“Las pandemias, como los desastres naturales, vienen en gran parte de la mano de nuestras acciones como especie, por lo que no es difícil proyectar algo de esto. Fue realmente una casualidad que poco después de grabar y con todo el diseño ya en funcionamiento nos confinaran y que todo lo que está pasando esté directamente relacionado con este disco. Por suerte, todavía solo hay que llevar mascarillas de tela, pero no sería extraño acabar con otros tipos de máscaras o viviendo en una situación completamente diferente a la que estamos acostumbrados a vivir”.

 Por cierto, ¿cómo habéis llevado el confinamiento? ¿Qué habéis hecho para paliar la soledad?

“Pues aprovechar para ponernos al día en mil cosas, hemos estado emitiendo streamings semanales, tanto desde Facebook como desde Instagram, haciendo versiones acústicas de los temas, playthroughs, recopilaciones de solos y produciendo todas las labores relacionadas con el disco. En mi caso, he tenido la suerte de poder seguir con las clases de guitarra que imparto onlin,e y me ha venido realmente bien parar un poco toda la actividad frenética que estaba llevando. También espero que nos haya servido para ver cómo solo el hecho de desaparecer durante tan poco tiempo de la actividad ha promovido que la naturaleza se recupere tanto de flora y fauna como de calidad del aire”.

Este es vuestro quinto álbum, pero creo que el debut ‘The Space Octopus’ lo sacaste más bien como un trabajo en solitario, ¿es así?

“Realmente pasé por varias fases, la primera del disco instrumental, y cuando se creó la banda pensé en separar los proyectos, pero era más bien una evolución musical en constante cambio. Me gusta pensar que puedes escuchar un disco u otro, instrumental o cantado, en castellano o inglés, y que siga sonando a la esencia del grupo. No me cierro a los retos que se planteen en el futuro ni a la dirección que llevará el próximo álbum, porque al igual que una persona pasa por diferentes estados en el transcurso de un solo día o de su vida entera, la música debe de ser fiel a esto, porque es el reflejo de la vida”.

Al igual que en ‘The Image Is Gone’ sigues utilizando el inglés como idioma para tus canciones, ¿te planteas volver al castellano en algún momento?

“No me lo planteo, pero tampoco lo dejo de hacer; es el momento el que me pide hacerlo de una manera u otra. Me encuentro bastante a gusto cantando en inglés y noto que mi voz se amolda a otros tipos de sonoridad, pero es igual de experimental como el resto de la música que se plantea en el momento. Creo que la actitud debería de ser de apertura a lo que venga y gestionarlo de la mejor manera”.

Uno de los saltos importantes respecto al anterior redondo estaría en tu voz, que suena mucho más rotunda y en ocasiones hasta me recuerda a tipos como Jeff Scott Soto, ¿has trabajado este aspecto de alguna forma peculiar?

“Tomé varias clases de canto con diversos profesores en el pasado y creo que poco a poco voy encontrando la voz que me gusta, pero eso va de la mano de la música y se ve en las versiones acústicas que hice en los streamings, que no me pedían una voz tan agresiva. Supongo que, como todo, es una búsqueda continua de la identidad y a través de ella. Nunca hay que estar parado”.

Portada de ‘Tomorrow We’ll Be Gone’

Y otra cosa que llama bastante la atención es la cuidada producción del disco, ¿eres particularmente cuidadoso en ese sentido?

“Siempre que vacías todo el trabajo de composición y arreglos en una grabación estás buscando el mejor resultado posible. En nuestro caso el grabar en los Chromaticity Studios de Pedro J. Monge fue un proceso súper fluido, porque desde el principio entendió los temas y puso muchísimo trabajo en el sonido y en la producción. Estamos muy contentos con el resultado y con el equipo con el que nos hemos rodeado”.

El disco parece muy contenido en cierta manera, como si de vez en cuando quisieras echar el freno respecto al virtuosismo y demás…

“Hay bellezas que no se conciben sin estar rodeadas de complementos y bellezas que son fantásticas por su naturalidad. Para mí, la música me pide o me rechaza lo que me esté dando. Muchas veces dejas que fluya más la música o la canción que uno mismo y en todo proceso creativo tienes que ser sincero en relación a lo que esperas o a lo que quieres. No echo de menos nada, y a la vez podría ser mucho más enrevesado, pero eso depende de qué belleza estés buscando en ese momento”.

Al igual que en el anterior álbum, sigo encontrando bastante influencia de cosas como Mr.Big, Yngwie Malmsteen o Symphony X, ¿son artistas tuyos de cabecera?

“Tengo la ventaja o el inconveniente de no tener artistas de cabecera, sino canciones o sonoridades. Por supuesto que todos los que citas son parte de mi historia, pero como tantos otros que igual no resuenan en estas canciones, y no solo tienen que ser musicales, sino de cualquier expresión artística subjetiva. Todos somos un cúmulo de experiencias y vibramos en las mismas frecuencias que las cosas que apreciamos”.

Por contra, en el último tema, “React”, sorprendes con leves pinceladas soul, ¿eres aficionado a este estilo o quizás te viene más por ‘Metropolis Pt. 2: Scenes From A Memory’ de Dream Theater?

“¡Claro que me encanta el soul! Escucho de todo, creo que es necesario, tanto en la música como en la sociedad, porque la mayor parte de los bloqueos musicales y sociales vienen de cerrarse solo a un diálogo y no dar validez a lo demás, hay mucho que escuchar y que decir… También en este tema buscaba esa unión, una reacción como grupo y este estilo en concreto acoge ese pensamiento”.

Y en el inicio de “Involved” parece que intentas evocar el “Who Are You” de The Who, ¿fue algo consciente?

““Involved” es un rock bastante visceral cuya letra te pregunta tu propio rol en esta historia, la que quieras pensar, porque siempre tienes un rol y siempre estás conectado. Preguntar quién eres a alguien que tiene una implicación en algo suena coherente. Supongo que resonaba en los oídos”.

¿Qué planes tenéis de directo? ¿Os imagináis tocando con distanciamiento social y demás medidas de seguridad?

“De primeras estamos preparando un directo en streaming del nuevo disco para que la gente vaya haciendo hambre. Tenemos planes de gira y bolos cerrados más adelante que iremos anunciando, pero por desgracia todo queda en una incertidumbre brutal ante el no saber qué va a pasar. Lo que está claro es que haremos lo que haya que hacer e iremos donde haya que ir con tal de defender al grupo en directo”.

En tu currículum siempre destaca lo de licenciado Cum Laude por el Berklee College of Music, ¿podrías resumir un poco cómo fue esa experiencia y qué fue lo principal que aprendiste?

“Pues aprendí a escuchar con otros oídos, que somos una pequeña parte en un todo, que toda persona es increíblemente valiosa siempre y que la música es maravillosa. Aprendí a emocionarme y a saber que todo es posible. También aprendí mucha armonía, improvisación, historia de la música y técnica, pero creo que para mí lo realmente importante fue la experiencia, los contactos que hice allí, y que siguen ahí, tanto de profesores como de compañeros, y la sensación de ser un afortunado por haber experimentado eso”.

Otro dato curioso es que eres endorser de Ernie Ball y tienes una guitarra personalizada con un pulpo, ¿qué significa esto?

“Para el disco ‘Dormir con el diablo’ surgió la posibilidad de ser endorser de esta marca. Yo siempre he admirado las guitarras Music Man, y cuando se propuso esto supe que tenía que ser algo representativo de la banda, no solo una guitarra increíble y ya. Hablé con mi hermano y me diseñó el pulpo que después ha estado también en camisetas y merchandising, y así quedó plasmado en la guitarra gracias al aerógrafo del maestro Juanjo Barón”.

Leo también en tu biografía que estuviste durante tres años girando con bandas por Los Ángeles, China y Singapur, ¿cómo fue aquello?

“Después de graduarme en Berklee estuve un año viviendo en Los Ángeles, donde tuve una frenética actividad dando clases y actuando con diversas bandas allí, en Las Vegas y en San Diego. Es curioso cómo cambia todo, pero terminé en una audición para un cantante de Broadway al que le habían ofrecido unos contratos para actuar por Asia y fui seleccionado. La experiencia fue genial, no solo por el nivel de músicos con los que compartía escenario, sino también por el nivel humano y las grandes experiencias que viví allí, y también tuve la oportunidad de soltar algunos temas del disco instrumental en el repertorio”.

Grabaste una versión muy peculiar del “Deshacer el mundo” de Héroes del Silencio, ¿cómo reaccionarías si Bunbury te pidiera tocar en su banda? Me da que le molaría tu versión...

“Pues me encantaría que le molara tanto como a mí la suya, y no me lo pensaría si me lo pidiera. Creo que es un artista muy especial y muy característico, mis sonoridades siempre han conectado mucho con su música. Curiosamente, a Bunbury le conocí antes de conocer su discografía. A modo de anécdota, recuerdo que él llegaba a un hotel de su gira de México, y yo en mi juventud, con mi camiseta de Iron Maiden y mi pelo afro de entonces, tuve la ocasión de pedirle un autógrafo para una amiga, que era fan, yo casi ni le conocía aún. Supongo que hoy en día preferiría una buena charla, pero mi amiga sigue guardando el autógrafo como oro en paño”.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Potentes y cojonudos temas rockeros en ambos videos por parte de esta buena banda Vasca como son THE SPACE OCTOPUS para su nuevo álbum de estudio el cual tiene que ser la ostia. Las mejores de las suertes para esta buena banda norteña.

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