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Entrevista a MalSanto: “Parálisis Permanente siempre nos gustó; la versión que hacemos como homenaje es divertida de tocar y el público responde muy bien”

MalSanto. Foto: Maico Delgado

MalSanto ha irrumpido en la industria musical con el hardcore por bandera, defendiéndolo a través de guitarras crudas y afiladas, ritmos vertiginosos y letras que van desde lo cotidiano hasta la crítica social. La banda canaria ha lanzado ‘El malsanto’, un disco que es todo un ataque directo a los oídos, sin adornos, recuperando la esencia del género como vehículo de protesta, identidad y catarsis. El álbum guarda varias sorpresas, entre ellas versiones de Minor Threat y Parálisis Permanente. Si quieres descubrir qué más esconde este sorprendente disco, no te pierdas esta conversación entre Diego M. Roig y la banda.

‘El malsanto’ devuelve al hardcore su filo social y su instinto de calle. ¿Qué necesitaba decir la banda en este disco que no podía esperar más?

(Jose Martín) "Cuando vives en una tierra con tanta precariedad, una colonia en toda regla, donde se exprimen sus recursos como la teta de una vaca, no puedes hacer hardcore punk mirando hacia otro lado. Es un disco reivindicativo, donde se habla de los problemas cotidianos al que nos enfrentamos en cuanto nos levantamos de la cama cada mañana. La gente, en general, se siente muy representada con las letras de Malsanto".

En temas como “En precario” o “Cierra el puño” se percibe una carga política muy directa. ¿Creéis que el hardcore sigue siendo una herramienta válida de resistencia social en pleno 2025, o ha perdido parte de su poder de denuncia, quedándose solo en estética?

(Beto Villar) "Si entendemos el hardcore únicamente como un sonido o un estilo musical, diría que hay grupos que quizá han perdido la chispa de la canción protesta o la coherencia entre su género y su mensaje. Sin embargo, si lo vemos como un estilo de vida, como una forma de transmitir un mensaje y expresar ideas, diría que no. Únicamente ocupan ese espacio los grupos que continúan sosteniendo su postura crítica y contundente frente a un mundo repleto de injusticias".

El disco abre con una intro casi cinematográfica, llena de tensión y ruido. ¿Cómo concebisteis esa atmósfera inicial y qué buscabais transmitir antes incluso de que entraran las guitarras?

(Saúl Ascanio) "Siempre me ha gustado el cine, sobre todo el terror y el suspense. El tema de “El MalSanto” se prestaba para hacer una intro con esa atmósfera cinematográfica. Puse a prueba algunos conocimientos sobre mezcla de sonido, superponiendo diferentes sonidos, cambiando su timbre y tonalidad. Luego añadí diferentes efectos tétricos y voces demoníacas. Quedamos muy contentos con el resultado. De hecho, la intro, la utilizamos en nuestros conciertos".

En “Sal del surco” hacéis un llamamiento a romper la norma y el conformismo. ¿Qué “surcos” actuales pensáis que más cuesta abandonar, tanto dentro como fuera de la música?

(Álex De León) "Pues hay muchos surcos de los que salir. Uno es el del conformismo, el de creerse que por poder tomarnos una cerveza en una terraza estamos de puta madre. Otro es el del borreguismo y la incultura, o sea, creerse antisistema siguiendo a una manada de farsantes que hablan en redes y que realmente están defendiendo a los grandes poderes económicos. Como decimos en “Sal del surco”, la mejor manera de darles un martillazo en sus cimientos podridos es no consumiendo sus productos, pero claro, ese, quizás, sea el surco más complicado de abandonar por la sociedad".

En el álbum versionáis a Minor Threat y a Parálisis Permanente. ¿Qué significa para vosotros tender ese puente entre el hardcore americano y el post-punk español de los 80?

(J) "El hardcore está claro que es nuestra mayor influencia, y qué mejor que Minor Threat para versionear. Ya hacíamos esta versión en inglés con la primera formación, pero ahora la pasamos al castellano. En cuanto a Parálisis Permanente es una banda que siempre nos gustó, las dos versiones enlazadas que hacemos a modo de pequeño homenaje resultan divertidas de tocar y el público responde siempre muy bien. Sobre todo porque hay mucha gente que nos sigue que ya están peinando canas. En fin, creemos que el punk y el hardcore van cogidos de la mano".

¿Hasta qué punto influye vivir y crear desde Canarias en vuestro sonido y en vuestro discurso?

(A) "Todo territorio responde a una realidad social, política y cultural. Aquí en Canarias batimos todos los récords de llegada de turistas. Desde pequeños nos han metido en la cabeza que vivimos de ello, pero después vemos que somos líderes en precariedad laboral, pobreza y desempleo. Algo no cuadra, y eso genera una rabia que transmitimos en nuestras letras. En lo cultural, usamos muchos canarismos en nuestro castellano. Es importante defender nuestra habla canaria como uno de nuestros símbolos de identidad".

El disco tiene una producción cruda, sin artificios, muy fiel al directo (creo). ¿Fue una decisión estética consciente para mantener esa honestidad del hardcore clásico, o simplemente el resultado natural de cómo sonáis como banda?

(S) "Realmente queríamos transmitir nuestro sonido. Queríamos sonar limpio y claro. Que todos los instrumentos se apreciaran bien y sonaran como si te golpearan en la cara al escucharlos. Creemos que ese ha sido el resultado y la gente lo corrobora con los comentarios que han hecho al escucharlo."

En canciones como “Gente podrida” o “Míster Ego” hay un ataque frontal al narcisismo y la mediocridad social (o personal). ¿Sentís que el individualismo actual ha contaminado también la escena alternativa?

(B) "El individualismo contamina absolutamente todo. Somos seres colectivos por naturaleza y, por supuesto, cualquier contradicción de estilos o conceptos vacíos (como, por ejemplo, la meritocracia) evidencia esto. Lo que queremos resaltar en ambas canciones es precisamente eso: el vínculo directo entre el pensamiento individual y el perjuicio que genera al colectivo social, así como la manera en que cualquier acción personal tiene un alcance netamente social y político".

“La nostalgia” rompe con el tono más oscuro del álbum y suena casi a celebración punk. ¿Era necesario un respiro, una ironía, o una forma distinta de rebelarse?

(A) "Realmente, “La nostalgia” es un tema que surge en los años 90, cuando un buen número de amigos y amigas nos quedábamos acampados en la playa de La Caleta, en el sur de la isla. Con guitarra en mano, entre todos nos atrevíamos a crear letras sin mucho sentido con músicas pegadizas que cantábamos a coro. Hoy la cantamos con dos fines: el homenaje a toda nuestra gente y, por otro lado, para recordar que nuestra gentuza política canaria, apoyando el caciquismo rancio que ha seguido generación tras generación y las inversiones extranjeras, están tratando de cargarse todo aquel paisaje, con especies protegidas, con un valor arqueológico importante, para construir villas de lujo que, desde luego, no disfrutará la gente local. Pero para esto último ya estamos preparando nuevo material".

Termináis con “Cierra el puño”, un grito contra el sistema. Si el disco fuera un manifiesto, ¿cuál sería su última frase? ¿Qué queréis que quede resonando cuando se apaga la distorsión?

(B) "Mientras existan injusticias, abusos y opresión, nuestra resistencia, nuestros derechos y conquistas serán más poderosos que los privilegios de esos pocos que controlan el sistema".

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