El sonido con tintes noventeros de los navarros Leytz sigue conquistando a los oídos más exigentes dentro del panorama de la música alternativa. Con su tercer disco, ‘Sigue ardiendo’, la banda continúa consolidando su estilo y reafirmándose como una de las grandes promesas emergentes de la industria musical. Además, ya se preparan para subir al escenario del V Leringo Rock & Fest, que tendrá lugar el sábado 29 de noviembre en la carpa municipal de Lerín (Navarra), con entrada gratuita. La agrupación ha compartido una interesante charla con Kike Marcos, en la que han desgranado su trayectoria y evolución como banda.
Vuestra propuesta ha ganado solidez sin perder emoción. ¿Qué os ha llevado a consolidar el sonido actual y cómo ha influido vuestra evolución como músicos en ello?
Todo resultado surge de un proceso, en este caso no solo de composición, sino de un aprendizaje que hemos conseguido con los años. Nunca hemos perdido la sensación de que podemos hacerlo mejor y creo que eso nos ha traído a este punto. Como dices, hemos ganado solidez pero yo creo que también emoción, vamos dando con la tecla de lo que queremos y la clave para mí es siempre intentar hacer mejores canciones.
Formáis parte de una generación que sigue apostando por el rock alternativo con identidad propia. ¿Qué barreras os encontráis aún hoy para que este género conecte más allá del circuito habitual?
Para nosotros lo más importante en esto son las canciones, la música. Nunca hemos tenido grandes pretensiones, solo nos dejamos llevar y tratamos de disfrutarlo. Pero es verdad que hoy en día parece que vale más la imagen o los seguidores en redes y esto no va con nosotros, aunque tratamos de adaptarnos como podemos. Lo que más hemos notado en estos años es la disminución de salas en las que se pueda hacer música en vivo, a ellos también les ponen muchas barreras y eso afecta a grupos como nosotros.
Desde el local hasta el escenario, vuestra música conserva esa energía visceral. ¿Qué peso tiene la espontaneidad frente al trabajo técnico cuando os preparáis para el directo?
Tratamos de dejar espacio en nuestros conciertos para dar pie a interactuar con el público. A pesar de que nuestra manera de tocar es muy pasional y tratamos de transmitir mucha energía, para nosotros también es importante que el público se sienta parte del espectáculo.
Dais la sensación de ser un grupo muy unido, con una dirección clara. ¿Qué papel juegan las relaciones personales en el día a día de Leytz, y cómo influye eso en el resultado final?
Te diría que un papel fundamental, somos como tres hermanos. Leytz es un poco nuestra forma de vida, más allá del grupo somos de la misma cuadrilla y lo compartimos prácticamente todo. Ha sido fundamental la relación que tenemos para poder mantener el grupo vivo estos años.
Los últimos directos han mostrado una conexión real con el público. ¿Cómo vivís vosotros desde arriba esa respuesta y qué os lleváis de cada concierto?
La verdad que estar tocando y ver que la gente canta las canciones con nosotros es una sensación muy heavy. Aparte de ese cariño, siempre nos vamos a casa con la sensación de haber disfrutado de estar en un escenario compartiendo música y eso es único.
Las letras en vuestro proyecto parecen ir más allá del desahogo personal. ¿Qué buscáis transmitir y cómo decidís el enfoque lírico de cada tema?
La parte terapéutica de la música la tenemos muy presente, no solo para nosotros, sino para quienes nos escuchan. Intentamos reflejar lo que sentimos y lo que vemos alrededor para reflexionar y concienciar. Cada letra nace de una emoción o de un pensamiento puntual, y se va moldeando con la música hasta convertirse en algo que conecte con quien la escucha.
En el estudio mantenéis una producción pulida pero nada artificial. ¿Qué importancia le dais a que el resultado respete la esencia de lo que sois en directo?
Sobre todo tratamos de ser fieles a lo que somos, un trío de rock. No queremos que la gente se decepcione al escucharnos en vivo. Los arreglos musicales van en esa dirección, tratando de sacar el mayor partido a los elementos que tenemos pero siendo conscientes de que podemos defenderlos en directo.
No parece que juguéis sobre seguro: hay riesgo estético y sonoro. ¿Os sentís cómodos en esa búsqueda o hay veces que os cuestionáis si dar un paso más o no?
Que la moda o los gustos musicales actualmente vayan por otro lado es algo que no podemos controlar. Nosotros sentimos que damos pasos adelante con cada disco y cada concierto. Si lo que hacemos no nos convence a nosotros, no vamos a convencer a nadie.
Desde el lanzamiento de vuestro último disco, ¿qué ha sido lo más revelador de su recorrido hasta ahora? ¿Cómo ha cambiado vuestra manera de enfocar el directo y qué habéis aprendido de esa conexión con el público?
Creo que en gran parte este disco nos ha liberado. Somos mucho más fieles a nuestro estilo y a nuestras canciones. Antes siempre tirábamos de alguna versión para tratar de conectar o nos adaptábamos en función al público que se esperaba. Ahora vamos con lo nuestro a fuego.
¿Qué planes avistáis de cara al próximo año 2026?
No hay muchos planes, dejarse llevar. Tenemos algunos bolos previstos y seguramente saldrán más. Puede que vayamos componiendo algo pero, como te digo, tratando de disfrutar del proceso que es lo que más nos importa.
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