Entrevistas |Dilson Díaz (La Pestilencia)
«Antes del concierto con Metallica recibimos un email diciendo que, si tocábamos, nos convertiríamos en objetivo militar de la guerrilla»
Por: Fede DeMarko
Cuando pensamos en la Colombia de finales del siglo pasado que llegaba a nuestros ojos, se nos ocurre de todo menos cosas buenas. Asesinatos, secuestros, extorsiones… Crímenes de guerra de los más atroces que a uno se le pueden ocurrir. En medio de esa tesitura, Dilson Díaz no tuvo mejor idea que montar una banda de punk rock para protestar contra lo establecido, un acto revolucionario de verdad, de los que no quedan: La Pestilencia. Por suerte con el tiempo, una tierra hermana como lo es Colombia ha mejorado con creces en comparación con aquellos tiempos pretéritos. Dilson, alma y cerebro de La Pestilencia departe con Fede DeMarko acerca de la historia de la banda, anécdotas con Metallica y sobre cómo era vivir en un lugar tan convulso.
La Pestilencia llega a España por primera vez, siendo una tierra cuyo punk ha servido de inspiración absoluta para la creación musical de los colombianos. No pierdas la oportunidad de disfrutar del directo de una de las agrupaciones punk más convocantes de la historia de Hispanoamérica en las siguientes fechas: 8 de abril en Valencia (Jerusalem), el 9 en Barcelona (La (2) de Apolo), el 10 en Pamplona (Zentral) y el 19 en Madrid (Independance Club). Hazte con tus entradas y no pierdas la oportunidad de disfrutar del directo de estos auténticos héroes del rock n' roll.
Tras cuarenta años de carrera alcanzando hitos, pisáis España por primera vez. ¿Ha habido intentos de venir en otras ocasiones?
"Bueno, mira, es curioso porque cuando recién lanzamos el primer álbum —la banda se formó en 1986, pero el primer disco salió en 1989— había una canción que se llama “Ole”, que habla en contra de las corridas de toros. Resulta que en esa época, en España, esa canción se volvió muy popular dentro de la comunidad punk. En esos tiempos, el intercambio de música era todo por correo: escribías una carta a mano, enviabas el disco, y un mes después recibías una respuesta. Nos decían: “A todo el mundo aquí le encantó la banda, esta canción es la favorita", y así empezamos a notar ese feedback. Se sentía la posibilidad de ir a España entre el 89 y el 90.
Sin embargo, finalmente no pasó, y desde entonces los intentos han sido muy pocos. La verdad, nunca se concretó un plan firme para hacer una gira por España… hasta ahora. Este ha sido realmente el primer intento serio, y se dio de inmediato, pero fíjate: han pasado 40 años para que eso sucediera”.
Un poco también por el caso de la gran cantidad de inmigración que hay de vuestros países yo quería saber un poco si habéis recibido a parte de la población local colombiana y latina si habéis recibido feedback digamos de público español que os conozca y que quisiera veros.
"Sí, la verdad es que sí. Siempre hemos recibido ese tipo de apoyo. Me doy cuenta especialmente por los reportes que vemos en las páginas web, en Spotify y otras plataformas. Nuestra cuarta audiencia más grande es España, después de Colombia, México y Estados Unidos.
Así que sí, hay bastante feedback del público español. Como te decía, desde nuestros inicios logramos conectar con la comunidad punk de allá, y creo que mucha gente nunca perdió de vista a la banda, la han mantenido como un referente. Además, cuando una banda lleva tanto tiempo activa, inevitablemente llama la atención. La gente piensa: 'si siguen ahí después de tanto tiempo, debe ser por algo'. Y también porque nuestras letras han transmitido ideas que, de alguna manera, se quedan en la memoria”.
Calentemos motores de cara al directo, ¿qué podemos esperar de estos shows de La Pestilencia?
"La idea es que vamos a —llamémoslo así— sacar un, no sé si en España es popular el tema de “14 cañonazos". En Colombia hay un dicho popular que son los “14 cañonazos bailables", un compilado con las canciones más destacadas del año que se lanza a fin de año. Digamos que La Pestilencia va a hacer algo parecido: vamos a tocar las canciones más populares de cada uno de nuestros álbumes. En este caso, son ocho discos, así que será un setlist largo, de no menos de hora y media por show.
Van a escuchar canciones desde el primer álbum hasta el más reciente. Vamos a tocar un repertorio de unas 35 a 40 canciones, así que pueden esperar un buen repaso por toda nuestra trayectoria: clásicos de siempre y también temas actuales, como “Criminal Cool", que lanzamos hace unos siete meses. Estoy seguro de que la gente va a flipar, porque van a poder escuchar canciones que quizá hace mucho tiempo no han podido ver en directo —porque no habíamos venido a España— y también porque muchos colombianos que viven allá no han podido regresar al país por cuestiones de papeles y toda esta situación.
Y en cada ciudad vamos a tener una banda local que va a estar abriendo. Nos parece importante eso, porque también, de alguna manera, nos comunica con la ciudad: tener una banda local que nos cuente cómo es la situación, cómo es la escena en cada lugar. Entonces, eso ya está confirmado, sí”.
Supongo que habrás contado esta historia en numerosas ocasiones, pero quiero que el público español sepa. Cuenta cómo fue la vez que fue a tocar Metallica en aquella época tan convulsa en Colombia. De tu breve encuentro con ellos, cuál de sus miembros te causó mejor impresión.
"Sí, claro. A ver, Metallica fue a tocar a Colombia en 1999, justo cuando el país vivía una situación político-social muy dura: guerra, desplazamientos, violencia por todas partes. En esa época había casi seis millones de personas desplazadas del campo: campesinos, agricultores, gente que tuvo que huir por culpa de la violencia. Aun así, Metallica aceptó ir a tocar a Colombia. Fue una locura. La embajada de Estados Unidos en Bogotá les dijo de inmediato que no se hacía responsable, que era imposible garantizar su seguridad. Pero ellos dijeron: "Vamos".
A nosotros nos invitaron a abrir ese concierto. Para La Pestilencia fue un honor enorme. Ya veníamos haciendo cosas relevantes y nos ganamos ese puesto merecidamente. Fue muy emocionante. Tres días antes del concierto ya había gente acampando frente al lugar del show. Como nuestro propio Woodstock, la gente quería entrar pronto y vivir el evento desde el principio. Ver ese ambiente, ese montaje y toda la expectativa que generó Metallica fue muy emotivo. Cuando llegó el día del show, ellos ya habían llevado su propio escenario y todo su montaje, y uno pensaba que tal vez no nos dejarían ni hacer prueba de sonido. Pero no fue así.
Nos dejaron hacerla, usar la tarima, todo su montaje. Obviamente no los instrumentos personales, pero sí toda la estructura, luces, volumen… sin restricciones. Nos dijeron: "háganle, tranquilos". Hicimos la prueba felices. Empezamos a tocar, y la respuesta del público fue increíble.
Íbamos a mitad del show cuando el empresario se me acercó y me dijo: "Metallica acaba de aterrizar en el aeropuerto". Ellos venían en un vuelo privado desde las Bahamas, tocaban y se devolvían enseguida. Así que nos dijo: "pueden tocar lo que quieran". Tocamos unos cuarenta minutos más. Teníamos repertorio de sobra. Fue muy emocionante.
Terminamos de tocar y justo llegó Metallica. Los cuatro bajaron directo a la tarima, pero Jason Newsted fue el único que bajó primero a los camerinos. Era un espacio enorme, lleno de comida, comodidades… que al final ni tocaron. Jason fue el único con el que cruzamos palabras. Nos saludamos, intercambiamos un par de frases, y luego subió a tocar".
¿Notaste el miedo en sus ojos?
"La verdad, no. Antes del concierto, no percibí miedo. Pero claro, entiendo que los empresarios tomaran todas las precauciones posibles. Estamos hablando de Metallica en su punto más alto, como lo han estado toda la vida. Nadie quería que pasara nada. Por eso, cada uno de ellos se movía en un coche blindado, por separado, con máxima seguridad. Cuando terminaron el show, bajaron contentos, nos agradecieron mucho, nos abrazaron, nos felicitaron por haber entretenido al público mientras ellos llegaban.
Incluso después pusieron un mensaje público dando las gracias a La Pestilencia por mantener la energía antes de su entrada. Nos dimos la mano, cruzamos algunos saludos. Algunos fans que habían ganado un meet & greet pudieron verlos rápidamente, y enseguida: coche blindado al aeropuerto, y hasta luego".
¿Y con Sepultura y Slayer pasó algo parecido?
"Con Sepultura sí fue más convivencia. Fuimos a un bar, tomamos algo, jugamos fútbol… fue muy diferente, porque ellos ya venían más familiarizados con lo que es estar en Sudamérica. Al final, Brasil también tiene sus favelas
En cambio, Metallica sí estaban mucho más resguardados. Aunque, ojo, no quiero decir que estuvieran muertos del miedo. Lo que creo es que era más una prevención por parte de los empresarios: nadie quería correr absolutamente ningún riesgo. Estamos hablando de Metallica en su punto más alto, como lo han estado toda la vida, ¿no? De las bandas más grandes del planeta, y claro, si yo soy empresario y traigo a Metallica a un país en plena crisis social, no quiero que nada salga mal. Así que cada uno iba en un coche blindado, por separado. Pero no, ese miedo en los ojos, como tal, yo no lo vi".
Háblame de cómo era la Colombia de finales de los ochenta y noventa, en plena época de los narcos con Pablo Escobar. ¿Crees que la música te ha salvado de caer en la garras del narcotráfico?
"Sí, mira. Por todo lo que vivimos en Colombia, créeme que en esa época caminar por la ciudad o por el campo era muy difícil. Y más aún con lo que significó Pablo Escobar. Todo lo que hizo fue una locura. No es algo para sentirse orgulloso. No es como dicen algunos: “Ay, que ayudaba a los pobres…”. No.
Pablo Escobar trajo una cantidad enorme de violencia y corrupción al país, y todavía quedan huellas de todo eso que dejó. A nosotros nos tocó vivirlo. Escuchar bombas mientras uno estaba sentado en un parque hablando con amigos. Salir corriendo a casa con miedo. Ver un carro mal parqueado y pensar: “esto va a estallar”, y salir huyendo. Esa paranoia era constante, era muy fuerte. Después vino todo el tema del paramilitarismo y la guerrilla. Empezaron a controlar territorios y surgieron cosas tan atroces como los falsos positivos".
¿Qué es eso de “falsos positivos”?
"Agarraban a jóvenes inocentes en la ciudad, los asesinaban, les ponían botas y uniformes, y los presentaban como “guerrilleros dados de baja en combate”. Y por cada uno, los soldados recibían recompensas: dinero, vacaciones, ascensos… Todas esas historias, todas esas realidades del país, están reflejadas en nuestras letras.
Creo que La Pestilencia ha sido una de las bandas más consecuentes con la realidad social de Colombia. Nos ha tocado narrar toda esa violencia. Nos habría encantado cantarle al amor, decir cosas lindas, hablar de abrazos y flores… Pero lo que nos tocó fue escribir letras sobre cómo sobrevivir, cómo proteger la vida, porque el país no le ha dado muchas oportunidades a los jóvenes.
Hoy en día, por fin se empieza a ver un cambio: los jóvenes están despertando, están participando, votando, decidiendo el rumbo del país, pero en nuestra época, al que hablaba lo silenciaban. Aun así, nos arriesgamos. Lo dijimos en nuestras canciones y por fortuna, nunca sufrimos un atentado ni nada grave por lo que cantábamos, aunque el riesgo siempre estuvo ahí”.
Tener una banda que fuera crítica con el sistema y con la delincuencia narco a la vez en aquella época es algo para lo que de veras hay que tener un par de cojones. Es algo que a día de hoy no nos lo podemos ni imaginar. Dime por qué lado os sentéis más amenazados
"A ver… como te digo, amenazas directas solo tuvimos una, justo antes del concierto con Metallica recibimos un email diciendo que, si tocábamos, nos convertiríamos en “objetivo militar de la guerrilla”, porque —según ellos— no podíamos arrodillarnos ante el “imperio yanqui”, pero en esa época recién estaban empezando a usarse los correos electrónicos, así que no sabíamos si esa amenaza venía realmente de la guerrilla o si era simplemente alguien que no quería que estuviéramos en ese evento.
Nunca pudimos confirmar el origen del mensaje, aun así, yo dije: “Yo toco con Metallica así me maten en la tarima”. Porque, ¿qué más le podía pedir uno a la vida en ese momento? Era 1999, éramos jóvenes, vivíamos en una Colombia sin futuro, atravesada por el dolor, la violencia, la corrupción… y que te digan que tienes la oportunidad de abrirle a Metallica, era algo impensable. No había ningún riesgo que nos hiciera renunciar a eso.
Ahora bien, hablando de presión real, del miedo constante… yo diría que en la época del paramilitarismo fue donde más se sintió. Había zonas donde viajar daba mucho miedo. Solo por tener el pelo largo o una cresta alta, ya te veían como alguien sospechoso, y en esos años, todos nuestros desplazamientos eran por carretera.
Era muy fácil que te parara un grupo armado —la guerrilla o los paramilitares— y te dijeran: “a ver, ustedes qué hacen, muéstrenme las letras, enséñenme quiénes son”. Había una amenaza latente. Afortunadamente, nunca nos pasó nada, pero el miedo estaba ahí.
Sé que algunas bandas colombianas llegaron a vivir situaciones de ese tipo, algún retén o enfrentamiento, aunque no tengo conocimiento de que hubiera víctimas mortales en el contexto de una gira, pero el miedo era real, no se podía ignorar. Y no solo lo vivía La Pestilencia, lo vivía todo el mundo: desde políticos involucrados en redes de corrupción —porque Colombia es uno de los países más corruptos del planeta— hasta el ciudadano de a pie. Era una amenaza constante.
Aunque hoy el país ha cambiado en algunas cosas, como el turismo o la visibilidad internacional, sigue habiendo una tensión política y social muy fuerte. Las guerrillas siguen existiendo. El narcotráfico sigue presente. Esos problemas no se han ido”.
El paso del tiempo es algo de lo que no se puede escapar. ¿El Dilson de joven, cuando empezó en la música se esperaba haber logrado tanto? Dime si te arrepientes de alguna decisión en el mundo de la música.
"Cuando formamos la banda, la verdad es que el pensamiento era tener un grupo de rock, comunicar ideas y tratar de aportarle algo al país. No lo teníamos proyectado para tantos años, y fíjate: llevamos ya 40 años dándole. Entonces, cuando uno se detiene a mirar todo lo que hemos construido —el respeto que ha ganado la banda, el reconocimiento que le ha dado la gente—, uno siente que todo eso ha significado mucho, tanto para nosotros como para quienes nos han escuchado. Esa parte ha sido muy motivadora.
Pero, siendo sincero, cuando era joven nunca imaginé que la banda duraría tanto tiempo. No me la proyecté a tan largo plazo, aun así, estamos muy contentos con todo lo que se ha logrado hasta el día de hoy.
Hay algo que sí me aqueja: y es que lo que más queremos ver —que es un cambio real en el país— todavía no ha llegado, pero al menos se ha iniciado un proceso. El país ha empezado a mostrar respuestas significativas".
Dime por qué habéis decidido que lanzaréis solo un disco más aunque la banda siga girando.
"Sí, mira. Como ya habíamos anunciado antes, viene un nuevo disco, y pienso que, a nivel de composición, será el último álbum de La Pestilencia. ¿Por qué? Porque, tristemente, llevamos 40 años narrando la violencia que ha marcado a nuestro país, y cuando hacemos hoy una radiografía de Colombia, vemos que la violencia sigue ahí.
Lamentablemente, la guerrilla ha vuelto a tomar protagonismo. Se han descubierto muchas situaciones en las que, de forma indirecta, ha habido una especie de alianza entre ciertos sectores del gobierno y la guerrilla. Cosas que uno jamás se imaginaría. Lo lógico sería que la guerrilla fuera la oposición a los gobiernos, pero hoy en día se ha revelado que algunos políticos han trabajado de la mano con ellos para favorecer ciertos intereses.
En resumen, seguimos enfrentándonos a un país profundamente fracturado, con una tensión social y política muy fuerte.
Entonces sí, viene un nuevo álbum, pero me está costando mucho escribir letras que se sientan frescas, porque no puedo evitar hablar de lo mismo que llevamos denunciando desde hace décadas. Seguimos teniendo políticos corruptos, seguimos siendo un país que le ofrece muy pocas oportunidades reales a los jóvenes.
Y aunque las formas de violencia hayan mutado o cambiado de cara, el trasfondo sigue siendo el mismo: guerrilla, narcotráfico, corrupción. Por eso, por más que intente renovar el discurso, la realidad que vivimos lo vuelve a poner todo en el mismo lugar.
Claro que hay avances —algunas cosas se han logrado que antes parecían imposibles— y eso ha sido gracias a los jóvenes, que hoy en día están más activos, más conscientes y más decididos a no dejarse manipular. Esa es la parte que más rescato de la Colombia actual, pero, aun así, yo mañana podría escribir una canción que diga: "La política solo nos ha traído desgracia, delincuencia y corrupción", y sería exactamente lo mismo que he dicho en otras canciones anteriores, por eso siento que sería repetitivo. Por más que sean nuevas violencias, seguimos inmersos en los mismos problemas de siempre.
Siempre he dicho que voy a cantarle al amor el día que realmente estemos en paz. Pero no lo hemos estado; me encantaría escribir una canción que diga: 'salí con mi novia, nos tomamos un trago, le di una rosa, fuimos al parque y volvimos a casa felices', pero la realidad no me deja escribir eso.
La Pestilencia ha sido una banda con los ojos bien puestos sobre la situación social y política de Colombia, y no puedo simplemente fingir que eso ha cambiado. Por eso me cuesta tanto escribir estas nuevas letras, porque quiero comunicar algo diferente, pero la situación sigue siendo la misma. Siempre hemos sido, como digo en una de nuestras canciones: "El grupo de la desesperanza y el miedo", porque nos ha tocado cantarle precisamente a eso: a la desesperanza y al miedo. Ojalá algún día llegue el momento en que en Colombia podamos cantarle a la esperanza sin tener miedo alguno.
En cuanto al nuevo disco, va a tener un sonido muy punk, queremos volver a esa esencia cruda de nuestros comienzos. Y ahí voy, en esa lucha interna por encontrar nuevas formas de decir lo que siempre hemos dicho, pero sin sonar como un eco de lo anterior”.
En ‘El amarillista’ puedo notar que tu timbre vocal y estilo me trae reminiscencias al de Natxo de Cicatriz, una de las bandas de punk más míticas de España. Dime cuál es tu relación con nuestro punk.
"No, total. La influencia del punk español es absoluta. Cicatriz fue, sin duda, una de las bandas que nos influenció, y, por supuesto, La Polla Recores. Para mí, ellos fueron una referencia total: en actitud, en música, en su forma directa de decir las cosas sin titubear, sin miedo. Eso me marcó muchísimo.
Hay una banda que no fue muy famosa en España, pero que sí tuvo bastante influencia en mí personalmente: GRB. No sé si la conoces. El álbum creo que se llamaba ‘¡Estoy tan contento!’ con ese tono de ironía tan potente. Muy, muy bueno. También escuchábamos a R.I.P, MG15…
Todo ese punk español clásico ha tenido una influencia muy fuerte en La Pestilencia. Y qué bueno que hoy, después de tantos años, por fin vamos a poder estar allá, en España.
Nos vamos a encontrar con gente de esa época, vamos a poder hablar con ellos, compartir.
Porque sí, definitivamente, la influencia del punk español fue mucho más fuerte que la del punk inglés o americano. Se nota en nuestra música. Está ahí”.
Escucha a La Pestilencia en Spotify:
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5 comentarios
Extensa entrevista hacia unos historicos del Punk/Hardcore colombiano como son LA PESTILENCIA junto a dos buenos y cañeros temas y dos curraos videoclips. Un honor tenerles en nuestro bello y gran pais en su gira de despedida.
No conocía el grupo y el punk no es lo mío, pero me he bebido esta entrevista entera. Muy interesante. Este hombre tiene todos mis respetos.
Hi gracias pero me siento ya parte de la banda metallica y empese desde chavillo
Y e tenido buea respuestas gracisd otvthanjs metalluca nos vemos alli nay 2025
Nadas exito en su gira por jay nos vemos
Que buena entrevista, y que bueno tenerlos en España y sentir esa energía.