Después de una larga trayectoria marcada por tu rol en Motto Perpetuo y otros proyectos, ¿qué te ha llevado a lanzarte en solitario con este disco?

"No fue algo que buscara, sino que surgió. A inicios de 2020 me planteé dejar de tocar la guitarra. Debido a las dificultades físicas con las que nací y he convivido durante toda mi vida, mis manos carecían de cierta movilidad y fuerza, y cada vez me resultaba (y resulta) más difícil tocar el instrumento. Así que tomé la decisión de abandonar las bandas en las que tocaba. Había perdido la ilusión y mi pasión por la guitarra.

Pero cuando todo parecía acabar, algo en mi interior me dijo que siguiera adelante y volviera a practicar y estudiar pacientemente. Fue así, como me planteé al menos durante un año tocar la guitarra cada día y estudiar sin excusa. Día tras día, practicaba y estudiaba cada noche hasta altas horas de la madrugada. Adapté mi manera de tocar y acepté la realidad que estaba viviendo. Así, poco a poco, me fui volviendo a enamorar de la música y de la guitarra. Sorprendentemente, a la vez que reaprendía y buscaba un nuevo camino, mi cabeza se empezó a llenar de música e inspiración y comencé a componer sin descanso.

Empezaron a surgir bellas canciones con influencias de todos mis estilos, que nacían desde lo más profundo de mi alma. Siempre he pensado que la música es el lenguaje del alma. Sentía la necesidad de expresar todo ese mundo interior de lucha, búsqueda, aceptación, adaptación y enamoramiento musical, pero sobre todo, de amor a la vida. Mostrar mi agradecimiento por vivir y tener el don de componer música. Así es como en este mágico momento nace Jord Fridnand y ‘Sounds of Akasha’, cumpliendo el sueño de componer y grabar un álbum instrumental".

El álbum está rodeado de un aura cuando menos espiritual. No en vano, "Akasha" significa cielo o éter en sánscrito. ¿Es una extrapolación de tu faceta más espiritual?

"Correcto, "Akasha" viene del sánscrito y significa "éter", "espacio" o "cielo". Es la fuente, la matriz, una dimensión vibracional donde está todo lo universal grabado. Creo que la inspiración para componer no es más que una especie de canalización de la información del "Akasha". Las canciones ya existen, pienso que el artista hace de canalizador. En mi caso, creo que la música me viene de allá, del "Akasha". Desde hace años llevo una vida de aprendizaje y búsqueda interna, se puede decir que llevo una vida enfocada al camino espiritual, la búsqueda de la paz interior. Creo en el más allá, en la vida después de la muerte y mis valores son el respeto, el amor, la gratitud, la honestidad y el respeto por la vida y la naturaleza. Todo esto lo intento reflejar en mi música y en este disco".

Has perseguido incansablemente la belleza y las melodías evocadoras, y canciones como "Loving my Soul” o "La vita è Amore” son conmovedoras. ¿Son tus principales máximas en este proyecto?

"Como comentaba en la respuesta anterior, hoy en día no puedo desvincular mi filosofía de vida y mi música, ambas están conectadas. Prácticamente todas las canciones van dirigidas a personas que son importantes para mí y han sido o son un pilar en mi vida. Pero además todo el disco intenta reflejar mi mundo interior y búsqueda de esa paz interna y transmitir valores de vida, amor y gratitud.

Intento que la música que compongo surja del alma y llegue al alma de quien la escucha. Schumann dijo: "El trabajo del músico es enviar luz a las profundidades del alma humana”. Estoy completamente de acuerdo con el gran compositor y esa es mi intención, llegar a las profundidades del alma".

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con David Palau en la producción de este álbum?

"Muy enriquecedora y todo un aprendizaje. Nos conocemos desde hace años, de trabajar la producción del último disco de Motto Perpetuo, y tenemos una buena amistad. Creo que desde el primer momento Palau me entendió a la perfección, él es un productor excelente. Ambos veíamos el disco de la misma manera, un disco orgánico, directo, con pegada, pero a la vez muy emotivo y lleno de detalles, de esos que parecen que no están pero son los que lo hacen diferente.

Creo que se ha hecho un trabajo muy meticuloso, casi de cirujano. Palau es un apasionado de la música y tiene un gran cultura musical, de ahí que sea tan versátil como músico y su gran trayectoria como guitarrista. Esta cultura musical y versatilidad ha sido buena en la producción de un disco tan variado y ecléctico como este, por eso lo vi idóneo volver a trabajar con él. Hemos pasados grandes momentos en el estudio".

¿Cuál es la clave para poner una extraordinaria lucidez técnica al servicio de la expresividad y que lo primero nunca se coma lo segundo en cuanto a protagonismo?

"Nunca compongo o toco pensando en la técnica. No obstante, la técnica la debes trabajar para mejorar la destreza con el instrumento y así poderte expresar mejor. Cuanta más técnica tengas mejor te podrás expresar. Dicho esto, en lo que me centro siempre al componer es en la emoción, intento mostrar todo ese mundo interior y transmitirlo por medio de las melodías y las armonías. Siempre toco desde la emoción, me centro en ella y no en mis manos. Para mí, la emoción va por delante de todo. Creo que hay dos clases de música, la que me emociona y la que no. Siempre intento emocionar, si no lo consigo, al menos lo intento".

¿Cuánto peso tiene ha tenido el jazz a la hora de colorear las canciones de 'Sounds of Akasha'?

"Cuando era adolescente estudié en ‘L’Aula de Música Moderna i Jazz de Barcelona’, del Conservatorio del Liceo. Aquí es dónde me formé como músico principalmente. Allá todo el plan de estudio estaba basado en el Berklee College of Music de Boston, donde dan mucha importancia al estudio del jazz y de la armonía moderna. Por tanto, todos mis conocimientos de armonía vienen de allá y siempre que compongo o coloreo canciones, lógicamente, todos esto está presente. No obstante, no soy un músico jazzero, pero, por ejemplo, en el tema "Time to Leave", una canción que es un Chord-Melody, se ven claramente influencias jazzísticas que pueden recordar a músicos como Joe Pass, salvando las distancias, lógicamente. Pero la gran base del disco es rock".

Me encanta la fusión con elementos del flamenco que haces en "Dancing on a Magical Night” y los vientos que en ella aparecen. ¿Qué motivó una canción así?

"El flamenco son palabras mayores, es muy difícil tocarlo. Es un estilo que admiro y respeto por todo lo que transmite. Es puro arte. Sin ser experto, quería dar esa pincelada al disco, ya que en parte el tema está basado en una vivencia en Sevilla. Además, me encanta Paco de Lucia (nacido un 21 de diciembre, como yo, por cierto…) también es un guiño a su influencia. El tema pasa de una rumba a un latin rock en el estribillo, y el solo es mucho más rockero, además juego con vientos en un compás 5/4, por ejemplo.

Es una canción en la que intento evocar pasión, alegría, nostalgia, amistad, amor y requería mezclar toda una paleta de colores que evocaran la mezcla de tantas emociones. La verdad que es un tema que me ha sacado del área de confort, pero eso precisamente es lo que te hace crecer como músico y hace que no te estanques. Me ha encantado grabar esta canción".

¿Hay intenciones de llevar al directo estos temas o te centrarás en idear un nuevo trabajo en estudio?

"Me gustaría. Es algo complicado ahora mismo, pero lo intentaré. Sería precioso llevar este disco al directo. Por otro lado, creo que siempre compondré, porque en mi alma siempre hay música e historias que contar, así que es muy probable que haya una continuidad en estudio. El futuro es incierto, pero venga lo que venga siempre lo aceptaré".

Escucha 'Sounds of Akasha' en Spotify:

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