La polifacética artista francesa afincada en el Reino Unido Jehnny Beth nos trae nueve cortes directos a la yugular en forma de canciones. Su ecléctica forma de entender la música se plasma de una forma muy fidedigna en su obra. Fede DeMarko pudo departir con ella en persona para desgranar el concepto e ideas que encierran ‘You Heartbreaker, You’, su cuarta placa de estudio.
‘You Heartbreaker, You' es una declaración muy directa. Dime a quién va dirigida.
“Está dirigida a todas las personas que te rompen el corazón. Creo que vivir y amar, como ya decía en mi primer disco, es imposible sin que en algún momento te lo rompan quienes más quieres. Para mí, amar significa aceptar eso, aceptar que te lo rompan una y otra vez. No hablo únicamente de relaciones románticas, sino de la vida en general. Al final, siempre nos hacen más daño las personas a las que más amamos, ¿verdad? Y ahí está el peligro, ese es el precio que hay que pagar, supongo (risas). De lo contrario, no existiría el corazón, si no pudiera romperse.
Esa es la idea de fondo. También quería conectar el amor con la violencia. Pienso que todavía abordamos el amor con una mentalidad prehistórica, y me sigue intrigando el porqué. Soy fan de Star Trek, y en Star Trek se nos dice que en algún momento evolucionaremos y habrá paz. Pero creo que todavía estamos en un punto en el que el precio a pagar por amar es muy alto”.
¿Este título tan “imperativo”, cómo se te ocurrió?
“Durante la grabación del disco, Johnny y yo estábamos en Londres, caminando por la calle, y encontramos una acera recién cubierta con una fina capa de cemento en la que alguien había escrito con la mano: “Hijo de perra, me has engañado, estoy embarazada de tu hijo”.
¡Madre!
“¿Verdad? Era gracioso, pero al mismo tiempo aterrador. Me hizo pensar en las pinturas rupestres. Era tan… primitivo y a la vez tan revelador. Luego descubrí en internet que hay toda una biblioteca de coches pintarrajeados por exparejas, y me parecieron increíbles y fascinantes, auténticas obras de arte en sí mismas. Así que pedí a una amiga que pintara “You heartbreaker you” en mi coche, y lo hizo. Después utilizamos esa pintada para la portada del álbum.
Para mí, fue como cerrar un círculo: hablar de esa relación entre amor y violencia. Y aun así, “You heartbreaker you” se dice con ternura. Es como: “Oh, rompecorazones, vas a volver a destrozarme el corazón una y otra vez””.
En el apartado creativo, ¿te ha llevado mucho o poco tiempo dar a luz a este álbum?
“Fue un trabajo bastante corto, de unos tres o cuatro meses de composición y grabación. Salió muy rápido. Eso sí, detrás había una preparación larga. Yo quería hacer el disco con Johnny Hostile. Llevamos veinte años trabajando juntos, él produjo los dos discos de Savages y ya habíamos colaborado antes. Para este álbum tuvimos que replantearnos la manera de colaborar, y al principio no fue fácil, porque cambiar la dinámica de una relación y buscar nueva música y nuevas fuentes de inspiración siempre es un reto. No es algo para cualquiera, tienes que tener valor.
Teníamos un lema muy claro: no aburrirnos ni aburrir a nadie. Así que fuimos muy exigentes con nosotros mismos. Si algo nos aburría, lo borrábamos. Queríamos un disco que atrapara de inmediato. También pensábamos en que hoy en día la capacidad de atención es cada vez más corta, y por eso nuestra idea era hacer un álbum que funcionara como un puñetazo en la cara, como una alarma brutal que te despierta de golpe”.
¿Cuál ha sido el tema que te ha salido con más facilidad y, por otro lado, cuál ha sido el que más trabajo te ha dado?
“La canción más fácil fue “No Good for People”. Estaba prácticamente terminada en un solo día. Después solo tuvimos que ajustar algunos detalles, mezclarla y quedó lista. Fue una de las más sencillas de hacer. No sabría decir exactamente por qué, pero cuando entras en racha y estás creando mucha música, a veces todo empieza a salir con más facilidad.
Quería que la guitarra fuese la gran protagonista de este disco. Le pedí a Johnny que compusiera a partir de ella, porque es una auténtica máquina de riffs: se despierta y ya tiene uno nuevo. Es increíble, cuesta creerlo. Por eso la mayoría de la música le salió con bastante naturalidad. Lo más complicado fue estructurar las canciones y dar con las letras y las ideas vocales, porque son lo más revelador y necesitas que sean sinceras. Al cantar se nota enseguida cuando no lo son.
En cambio, la más difícil fue “Reality”. Llegamos a hacer hasta veinticuatro versiones. Al principio tenía muchísima letra y acabé eliminando más de la mitad. Me alegro de haberlo hecho, porque ahora se ha quedado en una especie de no pussy blues, con esa sensación de “nadie me quiere, así es la realidad”.
En el fondo, es una canción sobre concepciones de pareja y de relación que no encajan, y sobre la frustración de no encontrar a alguien que comprenda la libertad que buscas”.
Tu trabajo en solitario es realmente difícil de encasillar en un solo género musical, algo que nos encanta a los periodistas. Descríbeme la simbiosis estilística de tu música y en qué se diferencia tu trabajo en solitario del de tu otra banda.
“Para mí, la diferencia principal es que con Savages siempre fue un trabajo de banda, de cuatro personas componiendo juntas, con sus propias personalidades y puntos de vista. Eso generaba una tensión creativa muy fuerte, que era parte de la identidad del grupo.
En mi trabajo en solitario es distinto: tengo más libertad para explorar y mezclar estilos sin tener que consensuar cada paso. Eso me permite moverme entre géneros con mucha más facilidad, probar cosas nuevas y arriesgar más. No siento la necesidad de encajar en una sola etiqueta, y creo que ahí está la riqueza: en esa mezcla de influencias que da forma a algo propio”.
Veo que, además de cantante, también eres DJ. Cuéntame cuáles son las mayores diferencias entre cantar con una banda y estar detrás de los platos. ¿Qué te gusta más?
“Me encantan las dos cosas. Pinchar es algo que he empezado hace poco y lo estoy disfrutando muchísimo. Antes era un poco snob con el tema de los DJs, pensaba: “¿qué hacen ahí detrás, poniendo música de otros y cobrando bien por ello?” Pero me he dado cuenta de que en realidad es un oficio, tiene su arte, y me gusta mucho.
Al final es parecido a cantar en directo, porque se trata de transmitir la emoción de la música al público. Es usar tu cuerpo para comunicar, bailar, conectar con la gente. La música es un antídoto increíble contra la ansiedad, tiene muchísimos beneficios, y creo que yo estoy aportando un punto punk a mis sesiones.
De hecho, voy a abrir Glastonbury con un set como DJ antes de Kneecap, será mi sesión más grande hasta la fecha, y espero seguir haciendo muchas más”.
Me encanta cómo expresas el agotamiento mental que a veces puede causar el trabajo en una oficina mediante la metáfora de una costilla rota. Me parece que hoy en día la salud mental no se valora tanto como la salud física.
“Sí, es exactamente eso. “Broken Rib” era una manera de materializar un colapso mental en uno físico. La idea es aprender a respirar con una costilla rota: es inevitable, duele, pero aun así tienes que seguir respirando. El vídeo lo dirigimos Johnny Hostile y yo. Lo hicimos todo nosotros mismos. Mientras grabábamos, también tomábamos fotos y trabajábamos la parte visual en paralelo, y fue muy divertido, porque encontramos un terreno de expresión nuevo que no habíamos explorado antes.
La idea del vídeo era representar visualmente un grito. Probamos diferentes cosas que al principio no funcionaban. Puedes gritar de muchas formas con los ojos, con los gestos, pero de repente dimos con esa imagen de los ojos y la boca abiertos mirando hacia el cielo. No sabíamos por qué, pero funcionaba.
Con el tiempo entendí que recordaba a pajaritos recién nacidos, abriendo el pico para que su madre les dé de comer. Están completamente dominados por el instinto, pero es cuestión de vida o muerte: esperan ser salvados. También pasa con los bebés, que necesitan ser cuidados o mueren. Creo que en ese grito hay un deseo primario de ser salvado, de ser alimentado.
La buena música debería darte precisamente esos nutrientes, los que te elevan, los que te hacen sentir mejor. La música rápida y prefabricada nunca te lo dará. Y ese grito, cuando estás en un entorno que te aplasta y te deja sin aire, se convierte en una llamada de auxilio, en una súplica de alimento”.
El concepto de la tristeza en alta resolución me parece curioso, ¿de qué va “High Resolution Sadness”?
“Esa era la visión que teníamos en el estudio cuando empezamos a escribirla. Queríamos dar forma a la canción de manera que transmitiera esa sensación a la gente. Creo que trata un poco de lo mismo que “I See Your Pain”.
Es una canción sobre el hecho de que vemos el drama del mundo todos los días en nuestras pequeñas pantallas, pero ¿realmente conectamos con ello? ¿Y cómo podríamos hacerlo? Porque siento que, como seres humanos, sí conectamos con lo que nos pasa de cerca, pero no estamos programados para hacerlo con lo que le ocurre a desconocidos.
Tenemos que educar esa carencia de empatía hacia la gente que no conocemos. Es algo que se aprende, no creo que sea un instinto natural en todo el mundo”.
Escucha ‘You Heartbreaker, You’ en Spotify:
Desde el Oi! británico más garajero, hasta el más pulcro y elaborado rockabilly, me apasiona contar, ya sea en formato audiovisual o escrito, todo lo que acontece en el mundo del rock, metal y derivados desde la óptica de un humilde amante de la buena música.
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