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Entrevista a Hermana Furia: “Quien tiene un altavoz, por pequeño que sea, tiene que usarlo bien”

Hay discos que son una foto fija y otros que son una casa en construcción. ‘Rumias’ de Hermana Furia es más bien lo segundo, un lugar que crece a medida que ellas crecen juntas. Pau Peñalver charla con la banda al completo, Nuria Furia (voz y sintetizadores), Edu Molina (guitarra, piano, coros y producción), Pau C. Marcos (bajo y coros) y Tweety Capmany (batería y coros), que se prepara para un 2026 bastante movido, como nos cuentan a lo largo de la entrevista.

Desde ‘Todo Mal’ (2022) hasta hoy, lo que más ha cambiado no es tanto el sonido como el tejido que lo sostiene. “Hermana Furia no nos conocíamos antes de formar el proyecto… y con el tiempo hemos descubierto lo mucho que encajamos en lo personal. Somos como una gran familia”, cuenta el guitarrista Edu Molina, poniendo el foco donde a veces no se mira, en ese espacio íntimo donde una banda deja de ser un acuerdo musical para convertirse en una convivencia. Ese “tiempo juntas” se escucha en el segundo disco como se ve en la cara de alguien cuando ya no necesita justificarse.

Esa sensación de refugio también la vinculan a su casa discográfica. Edu, que además de músico fue quien empujó la primera chispa del proyecto, lo define sin vueltas: “Entrebotones es casa… Inés es una más en la banda, y todo el equipo es familia y hoguera.” La palabra “hoguera” aparece como aparece la leña en mitad del frío, no es metáfora bonita, es utilidad pura.

Según ellas, lo extraordinario de ese entorno es la libertad real, poder hacer el disco que quieren, cuando quieren, sin la paranoia de estamparse contra el calendario del mercado. “Eso, en 2025, es un unicornio”, remata la bajista Pau C. Marcos, poniendo nombre a algo que en la industria cada vez cuesta más encontrar.

El siguiente capítulo ya tiene fecha de culto: 2026, en la sala Nazca. Y si bien para Hermana Furia cada concierto se vive con esa fiebre de “última vez”, aquí hay un plus afectivo. La baterista Tweety Capmany lo explica como quien habla de tocar en el salón de casa con todo el mundo mirando: “Siempre es emocionante porque hay más familia y amigas… presentar esas canciones ante la gente que estuvo para escuchar las demos y los ensayos da un punch extra.”.

A eso se le suma que 2026 viene con curvas, con gira amplia para llevar su música todo lo lejos que se deje, y el impulso de haber sido seleccionadas para Girando Por Salas 2026, que ampliará rutas y noches.

En ese mismo espíritu de probar sin pedir perdón, se atrevieron con un formato acústico que de entrada les daba respeto. Nuria Furia, la vocalista, lo cuenta riéndose de sí mismas, pero sin quitarle mérito al riesgo: “Éramos un poco reacias… es como si a un escultor le pones a pintar”. Lo hicieron para la presentación del disco, desnudando las canciones para enseñarlas al natural, y el experimento no solo salió bien, dejó una puerta abierta. “Igual volvemos a ello algún día”, deslizan, sin prometer pero sin cerrar.

El disco, además, se lanzó primero en físico y más tarde en digital; una decisión casi política en tiempos de consumo compulsivo. No lo hicieron pensando en ingresos, sino en devolverle peso al ritual. Edu lo resume con una imagen que cualquiera que haya vivido una escucha atenta entiende al instante: “El vinilo obliga a sentarse, no puedes pasar el aspirador mientras tanto, porque revientas la aguja.”

Para ellas, escuchar un disco no es fondo, es actividad. Y ese respeto se traduce también en lo material, la edición física de ‘Todo Mal’ llevaba dos cortes extra y, en ‘Rumias’ avisan de que hay sorpresa. Con las plataformas digitales conviven por necesidad de público, pero no esperan que el algoritmo marque el guion. La promo, dicen, no va a pasar por ahí.

Hay una continuidad evidente entre lo que tocan y lo que señalan. Sus letras siguen cantando lo que incomoda y lo que se calla, y no con pose de pancarta, sino con urgencia visceral. Pau enumera sin adorno lo que les quema ahora mismo: desigualdades, el auge de discursos de odio, la guerra, la pobreza, el racismo, el machismo, la homofobia… “Quien tiene un altavoz, por pequeño que sea, tiene que usarlo bien”, rematan. La rabia de Hermana Furia nunca es abstracta, tiene nombres propios, consecuencias, y un “nosotras” que no es decorado.

En ese contexto, “Flor en el culo” funciona casi como autorretrato involuntario. Ellas no la pensaron autobiográfica, pero cuando lo ponen sobre la mesa se reconocen en la idea de haber sido arropadas desde el principio. Tweety más agradecida que triunfal, lo deja claro: “Medios, público, equipo… nos hemos encontrado con pedazo de personas. Tenemos mucha suerte.” Su “flor” no es milagro, es ecosistema.

De las doce canciones publicadas, varias quedaron fuera de la criba. Edu habla de una selección que no fue tortura sino filtro natural, tres o cuatro temas más, descartados antes incluso de entrar al estudio. “Las canciones parece que se eligen solas”, dice, describiendo esa especie de colador misterioso que solo deja pasar lo que tiene fricción verdadera. No es misticismo, es intuición aprendida a base de ensayo y error.

Esa intuición también explica una de las colaboraciones más celebradas del disco: “Turbo”, con Julio Ródenas de Radio 3. La historia nace en un Madrid con mascarillas, un Siroco semivacío y el eco de la pandemia alrededor. Nuria recuerda que Julio fue de las primeras personas en apoyarles, que pagó su entrada como una persona más, y que al acabar se acercó con la emoción limpia de quien ha visto algo real. Con el tiempo llegó la amistad y un día, al ver una story suya tocando la guitarra como si fuera un Guitar Hero, pensaron: “A este hay que liarle”. Resultado, el único solo de guitarra de ‘Rumias’ es suyo.

Si hay que elegir dos cortes hoy, admiten que les parece una crueldad. Pero el señor Molina se moja por “Vis a vis” y “Pero si me atreviera…”, con dos motivos que son como dos caras del mismo imán. “‘Vis a vis’ es la quintaesencia de Hermana Furia”, dice: riff potente, base rítmica que juega entre funk y rock, voces hipnóticas, coros elaborados, letra punzante. En cambio, ““Pero si me atreviera…” es una arista que se sale de lo habitual”; precisamente por eso les encanta tocarla, tiene algo de terapia hecha con notas.

Ese equilibrio entre identidad férrea y ganas de desbordarse se nota en cómo crean. En el primer LP, cuentan, muchas semillas venían de Edu porque él venía con la idea fundacional en la cabeza. Edu lo recuerda sin ego, él traía el esqueleto, y el resto envolvía, apretaba tornillos y encontraba el traje definitivo. Pero ‘Rumias’ les abrió el laboratorio completo: todas tienen inquietudes compositivas, todas llevan ideas, y aunque Edu firme la mayoría, el método ya es colectivo. Pau lo describe como una afinidad rara: “Somos muy distintas a la hora de componer, pero cada una entiende lo que necesita quien trae el tema.” La banda no pule para igualarse; pule para ser más ellas.

Su manera de cantar acompaña esa lógica de la intuición. Pasan de la caricia al rugido sin receta, porque el patrón es la letra y el cuerpo del momento. Furia lo explica con un ejemplo precioso: “‘Éter’ es un buen ejemplo… lo vulnerable construye el final, una declaración superpotente que llega alimentándose del duelo.” No es técnica contra emoción; es emoción usando técnica.

En directo, varias canciones han crecido más de lo esperado. Pero hay una que se ha revelado como animal indomable: “Turbo”. Campmany se ríe al describirla —15/4, sin estribillo, más distorsión que notas— y sin embargo es la que mejor dispara al público. “Es ya un tema obligatorio en nuestros sets”, dice. La rareza, cuando está bien plantada, se vuelve himno.

En cuanto a escena, ellas no sienten estar fuera de mapa. Al contrario: perciben un rock en castellano fértil, con nivelón, con grupos que las inspiran y las acompañan a distancia. Edu cita a Los Estanques, Repion, Bala, Niña Coyote Eta Chico Tornado, Biznaga, Quincalla… y se apropia de la vieja frase de Roger Waters sobre quienes anuncian la muerte del rock cada pocos años. Para ellas, la salud del género está ahí, si te dejas la piel, el público responde.

La producción es clave para que esa piel no se falsifique. Su obsesión principal es no perder el directo dentro del estudio. Edu lo cuenta con humor de banda que graba tocando junta: registran con fallos, improvisaciones e ideas frescas, y luego toca reaprender el caos. “A veces llegamos al local y es como: “Uy, ¿eso lo grabé yo?”” Ese riesgo es su manera de conservar verdad.

Si tuvieran que convertir ‘Rumias’ en una imagen, no buscan algo literal. Pau lo deja en una escena abierta: “un paisaje en una foto que se hace cada vez más grande y te envuelve.” Suena exactamente a lo que hace el disco: entra como un golpe de aire y termina ocupando la habitación entera.

Y en esa habitación conviven referencias diversas. Se alimentan de rock cercano y de fuera, pero también de otras tradiciones: CA7RIEL y Paco Amoroso, Rosalía, Queen, Pink Floyd, Led Zeppelin… Tweety incluso lanza recomendación para quien entre por ‘Rumias’: “Turbo”. Porque Hermana Furia no quiere un público encerrado en su sonido, sino gente curiosa, dispuesta a dejarse llevar por la fricción.

Al final, ‘Rumias’ no es un paso adelante por volumen ni por gesto. Es un paso adelante porque sus cuatro voces —en femenino, sí, pero profundamente humanas— han aprendido a sonar a unidad sin borrarse entre ellas. Y eso, más que un manifiesto, es una manera de estar en el mundo.

Estas son las fechas confirmadas dentro del circuito GPS, circuito estatal de músicas populares que ayuda a los grupos a moverse más allá de su radio de acción habitual.

17 enero 2026 – Hell Dorado (Vitoria-Gasteiz)
31 enero 2026 – Sala Musik (Murcia)
7 febrero 2026 – Sala Telva (La Felguera, Langreo)
12 febrero 2026 – Sala Loco Club (Valencia)
20 marzo 2026 – Sala Bohemia (Castellón)
3 abril 2026 – Sala Buda (Benavente)
11 abril 2026 – Sala Mardi Gras (A Coruña)

Otras fechas fuera del circuito GPS:

26 febrero – Sala Nazca (Madrid)
21 marzo – Peña La Bota (Estella–Lizarra)
4 abril – Primavera Rural Festival (San Román de Villa, Piloña, Asturias)
10 abril – Sala Cientocero (Valladolid)
8 mayo – Rock and Blues (Zaragoza)
9 mayo – Calahorra (La Rioja)
24/25 julio – Vendaval Fest (Ribadeo, Lugo)

Más fechas por anunciar próximamente.

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