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Entrevista a HammerFall: “Tenemos mucha energía en el escenario y va a ser una gran fiesta”

Foto: Tallee Savage

Si hay alguien que entiende el heavy metal no como una pose, sino como una forma de vida, es Fredrik Larsson. El bajista de HammerFall habla con Saro Lo Bue y se muestra cercano, reflexivo y sorprendentemente honesto, lejos del discurso grandilocuente que muchas veces rodea a las bandas veteranas. No hay épica impostada ni frases prefabricadas, hay experiencia, carretera y una pasión que, pese a los años, sigue intacta.

HammerFall se prepara para volver a España en enero de 2026 con una gira que recorrerá Barcelona, Murcia, Sevilla, Madrid y Villava, una serie de fechas que Fredrik afronta con ilusión genuina. No habla de obligación ni de rutina, sino de disfrute. “Creo que va a ser muy divertido volver a tocar en España. Hemos hecho algunos festivales en los últimos años, pero no tantas fechas propias. Ahora podremos recorrer las ciudades, conocer a la gente y simplemente pasarlo bien”, explica.

Esa idea de disfrutar el camino aparece una y otra vez en la conversación. HammerFall no se presenta como una banda que sigue girando por inercia. Al contrario. Fredrik reconoce sin problema el paso del tiempo, pero lo hace sin nostalgia ni resignación. “Nos estamos haciendo mayores, y por eso es aún más importante divertirse haciendo esto. Es un trabajo muy extraño, salir a tocar para vivir. Si no hay diversión, no funciona”. Para él, el tour no es solo subir al escenario, sino también “ver cosas diferentes en cada ciudad, explorar, tomarnos el tiempo de saber dónde estamos”.

Cuando se habla del público español, el tono cambia ligeramente. No porque haya que convencer a nadie, sino porque hay una conexión previa. “En España la gente tiene el corazón más afuera, como en Sudamérica. Son temperamentales, ruidosos, disfrutan el show de verdad”, dice sin dudar. No lo plantea como una comparación despectiva, sino cultural. “Quizá no es que tengan más pasión que en el norte de Europa, pero sí la muestran más. No están ahí como policías de la música, analizando. Están viviendo el concierto”.

Esa forma de entender el directo no es una estrategia, es una consecuencia natural de cómo Fredrik concibe la música. Para él, el heavy metal no se trata de impresionar, sino de compartir. “No somos una banda que suba al escenario a demostrar lo buenos que somos. Subimos para tocar canciones y crear un momento juntos”, explica. Esa filosofía se traduce en conciertos donde no hay una cuarta pared invisible entre banda y público, sino una complicidad constante, casi física, que convierte cada show en una experiencia colectiva más que en una simple actuación.

Foto: Tallee Savage

Esa energía es clave para entender por qué, pese a tocar las mismas canciones noche tras noche, HammerFall no siente que los conciertos se conviertan en una rutina. Fredrik lo explica con claridad: “Parte del show es rutina, claro, tocamos las mismas canciones. Pero en el momento en que suena la intro y estás a punto de salir al escenario, hay algo que no se puede fingir. Todo empieza a hervir dentro del cuerpo”. Y remata: “Nunca es aburrido. Cada ciudad es distinta, cada público es distinto. Mirar a la gente a los ojos y construir eso juntos… eso nunca se vuelve rutinario”.

La relación con el público, de hecho, es descrita como un intercambio constante. “Dependemos de la energía de la gente. Si ellos nos dan mucho, nosotros damos aún más desde el escenario”. Pero también matiza algo importante, no todo pasa por el descontrol. “Hay personas que están quietas, pero ves en sus ojos que están disfrutando. Asienten con la cabeza y sabes que hay una conexión. Eso también es válido”.

Cuando se aborda el tema de los recintos, desde grandes festivales hasta salas más pequeñas, Fredrik deja claro que el tamaño no es lo determinante. “No se trata tanto del lugar como de lo lleno que esté y de la energía que haya. Puedes tocar frente a 80.000 personas en Wacken y tener una energía increíble, pero no la misma conexión que en un club pequeño, sudoroso, con el techo goteando”. Esa cercanía es algo que aprecia tanto como músico como fan: “Yo también prefiero ver bandas en salas pequeñas, ver sus expresiones, sentir que están ahí contigo”.

Como bajista, su papel dentro de HammerFall está muy claro y nunca ha intentado adornarlo. “Siempre he tocado igual desde el principio. No hago cosas rápidas ni técnicas porque sí. Me conecto con la batería, busco el ritmo y dejo que las guitarras brillen encima”. Para él, la base rítmica es un ejercicio de contención y equilibrio: “Mi forma de expresarme es esa, sostener, dar estabilidad”.

Esa claridad se traslada también a la identidad del grupo. Fredrik define a HammerFall sin rodeos: “Tocamos heavy metal clásico. Heavy metal sueco-alemán, si quieres llamarlo así”. Hay límites claros, fronteras que no necesitan discutirse. “Sabemos lo que somos. No hacemos blues, no hacemos otras cosas. Eso hace que sea fácil encontrar nuestro lugar”. Sin embargo, eso no implica estancamiento. “Queremos que el sonido sea moderno, limpio, potente. Nos gusta que se escuchen todos los matices”. Y añade: “No es old school en ese sentido, pero sí en la esencia”.

Esa claridad de identidad también es una forma de resistencia. En una escena cada vez más fragmentada, donde muchas bandas sienten la presión de reinventarse constantemente, HammerFall sigue avanzando con una brújula firme. “Nunca hemos intentado ser otra cosa. No nos interesa seguir modas”, comenta Fredrik con naturalidad. Y lejos de sonar dogmático, suena liberador: saber quién eres elimina el ruido externo y permite centrarse en lo esencial. Para HammerFall, eso significa riffs, melodías épicas y una honestidad que no necesita explicaciones.

La conversación también aborda el desgaste de la carretera. Fredrik no romantiza el sacrificio. “Ya no es una aventura como antes. Hay muchas partes malas: aeropuertos, esperas, viajes”. Pero todo eso desaparece en cuanto se sube al escenario. “Ahí es donde tenemos que estar. Todo lo demás deja de importar”. Reconoce lo que se pierde, tiempo con la familia, cumpleaños, amigos, pero no se arrepiente: “Para mí vale la pena. Seguimos pasándolo muy bien”.

En este momento de la carrera de HammerFall, las fechas en España representan continuidad y convicción. “Sentimos que aún tenemos mucha energía. El último disco es muy bueno y queremos salir a tocarlo para tanta gente como sea posible”. No hay intención de frenar. “No queremos dejar de hacer esto. Queremos seguir creciendo junto a la gente”.

La elaboración del setlist, con tantos discos a cuestas, es uno de los retos más complejos. “Cada vez es más difícil. Quieres tocar canciones nuevas, pero no demasiadas. Tres o cuatro está bien”. A eso se suman los clásicos inevitables y los favoritos personales. “Siempre habrá alguien que se queje porque no tocamos tal canción, pero no hay tiempo para todo”. El objetivo es claro: “Buen flujo, energía, variedad”.

Antes de despedirse, Fredrik se dirige directamente al público español con un mensaje sencillo y honesto. “‘HammerFall’ en directo es algo totalmente distinto a los discos. Tenemos mucha energía en el escenario y va a ser una gran fiesta”. Pero añade algo que dice mucho de su manera de entender la música: “No vivas el concierto a través de una pantalla. Haz fotos, graba un poco, pero no todo. Estar presente es lo importante”. Y promete: “Va a ser una gran celebración. Lo garantizo”.

Cuando habla del futuro, Fredrik no utiliza grandes palabras ni promesas vacías. No hay discursos sobre reinventarse ni sobre despedidas. “Mientras tengamos ganas, mientras siga siendo divertido, seguiremos tocando”, afirma. Esa sencillez resume perfectamente el momento vital de la banda, no necesitan demostrar nada, pero tampoco han perdido el hambre. Cada gira es una oportunidad más de reafirmar por qué HammerFall sigue siendo relevante para varias generaciones de fans que encuentran en su música un refugio, una celebración y, sobre todo, una identidad compartida.

HammerFall no llega a España como una banda anclada en su pasado, sino como un grupo que sigue creyendo en lo que hace. Sin cinismo, sin pose, sin nostalgia forzada. Solo heavy metal, directo, honesto y compartido. Y eso, en tiempos de sobreproducción y distancias artificiales, sigue siendo un acto profundamente humano.

Las fechas de los conciertos de HammerFall en España serán el 17 de enero en la sala Razzmatazz de Barcelona, el 18 en la sala Mamba de Murcia, el 20 en la sala Custom de Sevilla, el 23 en La Riviera de Madrid y el 24 en la sala Totem de Pamplona. Las entradas ya están a la venta en este enlace.

Redacción

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