Siempre he destacado que los rockeros somos personas inteligentes, aunque desde fuera aún intenten vendernos como tontos, vagos, delincuentes o peligrosos. En realidad, somos padres de familia, con estudios, valores y, además, buen gusto musical. Hay que seguir rompiendo esos tópicos, y el protagonista de la entrevista de hoy lo demuestra al máximo. El argentino Frank Capouch es médico, profesional reconocido y rockero. El próximo jueves 14 de noviembre, se presentará como artista invitado de Colectivo Panamera en la sala López de Zaragoza, a las 20:00 horas. Las entradas ya están disponibles en ticketandroll.com. Además, un día después, el viernes 15 de noviembre, ofrecerá un concierto gratuito en Casa Victoria (Calle del Olmo, 20, Madrid), a la misma hora. Para ir calentando motores de cara a estos eventos, el músico ha respondido con entusiasmo a las preguntas de David Esquitino.
Hola Frank, para empezar, cuéntanos de tu trayectoria musical previa, para quien no te conozca, y ponnos en antecedentes para conocer mejor a Frank Capouch.
La música me acompaña desde que era un niño, que a los diez años comencé a tocar la guitarra. Ya como preadolescentes formamos una banda y empezamos a tocar en los pubs de mi pueblo natal, Chivilcoy, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Hablamos de finales de los 80 y principios de los 90.
Pepe Curioni era mi compañero, ganábamos dinero y lo invertíamos en equipamiento para la banda. Años después, con esa misma formación ganamos un torneo juvenil muy importante en Argentina, los Torneos Juveniles Bonaerenses, y llegamos a representar al país en Italia, un viaje que me cambió la cabeza. En 1998 terminé el colegio y elegí la medicina.
Durante muchos años el rock quedó guardado en un rincón del alma, pero el fuego nunca se apagó. Ya como médico reconocido en mi país, retomé la guitarra, formé nuevas bandas y grabé con gente como Vitico (legendario bajista de Riff y Pappo). Pero hace un tiempo sentí la necesidad de sacar mi proyecto personal, Frank Capouch, y tuve la suerte de recibir una inesperada propuesta de Universal Music, un contrato editorial. Fue entonces cuando dije: “definitivamente, es el momento”.
Estoy cerrando un círculo vital: el chico que soñaba con ser una estrella de rock y el adulto consagrado como médico cirujano ortopédico pediátrico hoy se dieron la mano. Y todo esto se trata de esas dolencias que el bisturí no puede curar y los acordes sí.
¡Qué no se acaben los bares y las noches de mil horas de fin! Buena manera de empezar el disco… Que no todo va a ser ligar por Internet y ver series en casa, ¿no?
Tal cual. Esa frase es casi una declaración de principios (risas). La canción habla de ese espíritu que no se negocia: las charlas largas, las guitarras desenchufadas, los amigos, las historias que nacen en un bar. Es un homenaje a la vida real, al contacto humano que no se puede reemplazar por una pantalla.
Es una especie de brindis por lo que no debería morir: los bares, las noches infinitas, los abrazos... Todo eso que nos recuerda que estamos vivos. En tiempos tan virtuales, los bares siguen siendo ese espacio donde las almas se encuentran sin Wi-Fi.
‘Volumen I’ salió a principios de año, y ya tenemos aquí el ‘Volumen II’. ¿Cómo nos lo presentas? ¿En qué se parecen y diferencian ambos discos?
‘Volumen I’ fue el comienzo. Son canciones muy intimistas, acústicas y minimalistas, que no estaban pensadas para la presentación en sociedad, pero fueron empujadas por Universal Music al abismo del éter comunitario (risas). ‘Volumen II’ lo concebimos junto con mi productor musical, Mariano Cusano, sabiendo que su destino serían las bateas digitales en las diferentes plataformas musicales. Si bien tiene un sonido más “enchufado”, también contiene algunas canciones acústicas y minimalistas.
La propuesta musical es un poco más amplia, pero no por eso pierde identidad. Lo siento más maduro, auténtico y con mucha personalidad. En él asumo más riesgos, pero también expongo más verdad de lo que tengo para dar.
Hay colaboraciones que me encantan, como con Flora Ciarlo en “She Flies” y “Let’s Face Them Together”. También hay un tema muy especial, “Pastillitas de cielo”, que produjimos junto con mi amigo de la infancia, Pepe Curioni, hoy productor en España y músico de Manuel Carrasco y Colectivo Panamera.
Nos acordamos de Bruce Springsteen, Neil Young o Bryan Adams, pero luego hay referencias en tu estilo del rock argentino de Soda Stereo, Ratones Paranoicos, Riff y demás, además de esa conexión con España desde Fito Páez o Los Rodríguez y Calamaro. ¿Cuáles son tus referentes y las influencias principales de tu música?
Crecí con el rock argentino, el americano y el británico mezclados. De niño escuchaba a Sumo, Divididos, Los Piojos, Ratones Paranoicos, Riff, Los Redondos, TTM, Ataque 77 y también a bandas clásicas como Led Zeppelin, The Rolling Stones, The Beatles, Guns N’ Roses, AC/DC, Sex Pistols, Nirvana y Ramones, entre otras.
De más grande empecé a descubrir y valorar otras cosas como Charly García, Spinetta, Calamaro, Tom Petty, Bob Dylan, Johnny Cash, Bruce Springsteen y bandas americanas de rock sureño como Lynyrd Skynyrd o Blackberry Smoke. Mis influencias son los artistas que no buscan modas, sino verdades.
El rock argentino tiene mucha conexión con el español en realidad, también a nivel de reivindicación. Además, el hecho de que en ambos casos se sale de una dictadura militar es similar.
El rock argentino y el español tienen una raíz común: ambos nacieron de la necesidad de decir algo cuando no se podía. En ese sentido hablan el mismo idioma: el de la libertad y la emoción.
Entonces, ¿tú creciste con rock argentino o más rock americano y británico?
De chico, mucho rock argentino y mega bandas internacionales. Después el oído se me “gourmetizó” (risas) y fui en busca de algo menos empalagoso. Creo que mi música es un punto medio: la lírica y la sensibilidad hispana, con el pulso eléctrico sajón. Al final, uno termina haciendo su propio mapa sonoro, tallando relieves que la vida te va forjando y tu propio peso moldeando.
Buenas canciones, sentimientos, vivencias y dejarse el alma y corazón en cada canción. Eso es lo que transmite tu propuesta musical, “sencilla” pero con alma y espíritu. ¿Cómo te ves en tu faceta de músico?
Me veo sobre todo disfrutando. Después de años de medicina y responsabilidad, subirme a un escenario es libertad pura, un disfrute pleno. No busco ser un producto, busco ser honesto y, si una canción te mueve algo por dentro, doble misión cumplida, porque a mí ya me movió. Me gusta pensar que no hago canciones para entretener, sino para acompañar.
En el disco tienes tres temas en inglés, aunque me llama la atención que son de los temas más suaves. Además, en ellas colaboras con Flora Ciarlo, ¿es casualidad?
No, no fue casualidad porque el idioma de una canción lo elige la emoción. Esas canciones nacieron en inglés de manera natural. En ellas cuento historias muy personales: “I’ll Be Here for You” la escribí inspirado en las largas noches sin dormir cuando mi hijo mayor era un bebé; “Let’s Face Them Together” refleja cómo mi esposa y yo superamos una separación; y “She Flies”, que mezcla inglés y español, la escribí inspirada en mi hija menor.
A Flora la convocó mi productor, y realmente fue un acierto. Su voz le dio algo mágico, un color exquisito, sublime, y llevó las canciones a otro nivel. Además, ella es una profesional increíble y una gran persona: se tomó el tiempo entre sus giras con Erreway para hacer las colaboraciones.
Si tengo que elegir una canción concreta, me ha encantado “Halcón furtivo” con ese punto casi western, pero a medio tiempo. ¿Cuál es tu tema favorito del disco y por qué?
¡Qué difícil! Es como si a un padre le preguntaras cuál es su hijo favorito. Sin eufemismos, no tengo una preferida sobre otra, pero cada una toca fibras distintas. “Halcón Furtivo” recrea un western argentino, un bandido rural criollo de principios de 1900.
Pero como tú me estás apuntando con una 22 para que te responda (risas), le daré una mención especial a “Pastillitas de cielo”. Pepe Curioni, un hermano del alma, la coprodujo conmigo, y es una canción que une épocas, como si volviéramos a los 18, pero con las cicatrices de hoy.
Llegan tus conciertos en Zaragoza (con Colectivo Panamera) y Madrid. ¿Qué nos cuentas de esos conciertos y qué nos vas a ofrecer?
¡Va a ser una fiesta! En Zaragoza comparto escenario con Colectivo Panamera, que son unos genios. Allí voy a estar eléctrico, enchufado, y en Madrid será más intimista. Quiero que la gente se lleve emoción, no solo volumen.
Próximos pasos, próximos conciertos y la gira europea. ¿Qué nos cuentas para cerrar?
Estoy estos días de paso por vuestro país. Hice un viaje con fines médico-educativos y, como no podía ser de otra manera, me tomo un tiempito para quitarme la chaqueta de médico y dejar a Frank al descubierto.
Pero en febrero o marzo de 2026 vuelvo con más tiempo, y estamos armando una lista de conciertos con fechas en España e Inglaterra. Llega un videoclip nuevo y estamos grabando material para un tercer disco que viene prendiendo fuego. El objetivo es simple: tocar, conectar y seguir creciendo sin perder el disfrute.
¡Gracias por curarnos cuerpo y alma con tus dos facetas!
Que no se pierda el legado y que juntos sigamos construyendo el camino. No puedes dejar el rock, y lo sabes… De lunes a jueves en MariskalRock Radio de 18:00 a 19:00, con repetición para los rezagados o nocturnos empedernidos a las 22:00. ¿Nos escuchamos juntos?
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