Entrevistas |Carlos Herrán

«La escritura ha supuesto la reconexión entre el joven que se hizo adulto y el adulto que siempre se miró en aquel joven soñador»

Por: Alfredo Villaescusa

Pocas veces encontramos obras tan ambiciosas como ‘De canciones y nubes’, novela del escritor, músico y periodista Carlos Herrán que funde música y literatura en un viaje sin igual que nos llevará por escenarios de Madrid, Los Ángeles, París o San Francisco. Con un referente tan clásico en el género como ‘Alta Fidelidad’ de Nick Hornby, donde su personaje principal hablaba con Bruce Springsteen, seguimos en esta ocasión un trepidante relato que arranca cuando el protagonista Juan Mayo reconoce en la radio una canción que compuso treinta años atrás. Para sumergirnos y darnos más detalles acerca de este embriagador universo, Alfredo Villaescusa contacta con el autor.

Supongo que escribir una novela tan ambiciosa como ‘De canciones y nubes’ no sucede de la noche a la mañana. ¿Cómo fue el proceso en concreto? ¿Hubo alguna chispa en un inicio o algo que desatara la inspiración?

“Ha sido un proceso muy largo, que “contaminó” mi propia vida mientras la escribía. Hacia 2008, después de muchos años de periodista y responsable de contenidos en TV, llevaba tiempo queriendo dar el paso a la ficción (había escrito un guion de cine). Un buen día, mientras le cantaba a mi hija para dormir, recordé una canción que compuse a los 20 años, “Canciones de amor”. Hablaba de las canciones que vendrían cuando por fin conociera el amor. De pronto, habían pasado casi 30 años ¿Y si esa canción tan querida regresara de una forma “imprevista”, cuando mi vida ya estaba asentada?

Y empecé a concebir la historia. Pero no conseguía distanciarme lo suficiente y arranqué en falso dos o tres veces. Comprendí que tenía que escribir sobre una canción nueva, distinta, que pudiera recoger la magnitud de la historia que se estaba gestando en mi cabeza. Y me puse a escribirla.

Al cabo de unos meses consideré que la tenía: la canté, la toqué, sentí sus versos vivos proclamando un deseo de eternidad, como el protagonista de la novela, había encontrado la vía para escribir la novela y, mucho más importante, al hacerlo había vuelto a componer después de unos 25 años.

Eso despertó al músico dormido que llevaba dentro. Así que, en paralelo, escribí y fui componiendo canciones, muy despacito. Todas bebían de la atmósfera de la novela. A veces no sabía dónde terminaba mi vida real y la imaginaria, pues estaba tan próximo a los personajes. ¡Era como si compartiéramos piso!”.

¿Hasta qué punto existe una identificación del protagonista Juan Mayo con el autor?

“La identificación es muy clara. Hay mucho de autobiográfico en la reconstrucción de la época, que he intentado transmitir con la mayor pureza posible: sensaciones muy vivas y potentes sobre la llegada del amor y el sueño de una vida de creación, guiado por el rock.

En aquellos años, si habías leído “En el camino” de Kerouac y tenías sangre en las venas, te llamaba la carretera, las millas sin fin, sin preocuparte por el mañana después, una actitud muy jipi. Ese resto de espíritu soñador en busca del jardín del edén se retrata en la novela. Inevitablemente, la llegada de nuevos estilos musicales en los ochenta acaba con ello. El asesinato de John Lennon en diciembre de 1980 confirma el fin del sueño”.

¿Qué hay de Eva o Lena, las dos grandes figuras femeninas de la novela? ¿Están basadas en personas reales?

“Casi todos los personajes están inspirados en la vida real, aunque están tallados para cumplir su papel en la ficción. Eva encarna a la primera mujer, la que te saca de la adolescencia para lanzarte a la vida adulta. La llegada del amor impacta en la vida como un meteorito sobre la tierra, alterándolo todo. Y luego la vida sigue, pero ya es distinta.

Lena también se inspira en personas conocidas. Muchos chicos no comprendemos cómo algunas chicas por las que lo daríamos todo están con tipos que son unos capullos integrales. Lena es una mujer oprimida por un sueño corrupto. Uno de los temas de la novela es precisamente la corrupción del sueño con el paso del tiempo. Lena se rebela contra esto. Y Juan también”.

Por las múltiples referencias musicales, encuadraría ‘De canciones y nubes’ junto a obras como ‘Alta Fidelidad’ de Nick Hornby. ¿Fue una referencia a la hora de crear la novela?

“Conozco la novela muy bien. La leí en el año 2000. Me la regaló un amigo inglés que decía que era una novela “perfecta para mí”. He leído después bastante obra de Nick Hornby. Yo adoro a Neil Young y me pareció que el personaje de Juan tenía que tener una conexión superíntima y especial con Neil, hasta el punto de hablar con él y consultarle mentalmente. Esto sería muy “hornbiano””.

¿Qué hay acerca de las canciones? ¿Surgieron de manera paralela a la escritura de la novela o cómo?

“Las ideas musicales surgían en paralelo al desarrollo de la novela, que progresaba muy despacio. El primer manuscrito me llevó 6 años. Grabé entonces una maqueta con un puñado de canciones, algunas de ellas rescatadas de mi juventud rockera. Pero fueron años complicados en lo familiar y no pude dedicarles más tiempo.

Sin embargo, me puse a estudiar música y luego canto, con una profesora maravillosa, Leonor Marchesi (cantante del grupo Santa), que me infundió conocimientos como nunca antes y sobre todo fe en mi proyecto. Y ahí empecé a grabar en estudio. En 2019, cuando consideré que las grabaciones podían acompañar una propuesta a editores junto al manuscrito, lo releí y se me cayó en pedazos. No estaba bien. Y tomé la decisión de reescribirlo desde cero.

Fue durísimo, pero ha dado resultados, la novela definitiva se ha beneficiado del tiempo y mi propia peripecia vital. Está mucho más madura y mejor trenzada que la anterior versión. Novela y disco son ahora una obra mucho más compacta que antes”.

El tono de los temas me recuerda en ocasiones a Nacha Pop o Antonio Vega en solitario. ¿Reconoces su influencia?

“Las canciones de la novela son hondas e intimistas, acompañan a la historia. Casi se puede decir que están a su servicio. “Las nubes” es una búsqueda de la eternidad en un canto en el que se proclama el compromiso. “Acordarse de ti” es una inmersión en el recuerdo más físico y apasionado del primer amor, que brota de la aventura del protagonista: es el canto final de su odisea “rockmántica”.

A veces me olvido de que al escucharlas como temas sueltos pueden sonar a “algo” o a “alguien”. Me ruboriza y me encanta que puedan recordar a Antonio Vega o Nacha Pop. Antonio hablaba desde muy dentro. Tengo más temas grabados aparte de los de la novela. Son también bastante intimistas. Quizá es mi estilo, que abrazo sin rubor a mi edad”.

Volviste a componer canciones después de varios años sin hacerlo. ¿Tenías intención de recuperar esa faceta artística  o simplemente surgió en un momento dado?

“Se dio así. De alguna manera, la escritura de la novela ha supuesto la reconexión entre el joven de los 20 años que se hizo adulto y el adulto que siempre se miró en aquel joven soñador y que ha recreado su inmersión en la vida a través de esta obra (¡que es cien por cien ficción!). El resultado es que ahora me siento feliz con una guitarra entre las manos y cantando en público, como cuando tenía 20 años”.

¿Hay planes de escribir más temas en el futuro? ¿Irán también acompañados de otra novela?

“Tengo una colección de temas grabados y sigo componiendo. Supongo que lo lógico sería sacarlos en forma de LP, incluyendo las canciones del EP de la novela. Y en la cabeza viven ya algunas ideas para nuevas historias de ficción. Es algo pronto para saber si la siguiente novela traerá también canciones. Pero lo que importa es que “De canciones y nubes”, novela y disco, son una realidad que me hace muy feliz y me hacen sentirme músico y escritor”.

En los tiempos actuales parece que se ha desvirtuado la importancia del formato físico, pero creo que lo has puesto en valor precisamente al incluir un EP junto a la novela. ¿Estás de acuerdo? ¿Prefieres lo físico a lo digital?

“Mi amor por la música, como por la literatura, no se explica sin el soporte físico. Durante los años de formación, devorábamos los discos, las cubiertas de cartón, las letras impresas, mientras escuchabas la música en vinilo o cassette. Ahora apenas se escucha música en CD. Quizá si se hubiera publicado la novela hace diez años habría tenido más sentido.

Sin embargo, decidí editar el EP con las cuatro canciones de la novela por mi cuenta, para acompañar el libro, como obsequio directo del autor al lector, como una reivindicación del objeto que tanta felicidad me ha aportado en la vida, los discos. La portada con la máquina de escribir dentro del estuche de la guitarra cuenta la esencia del proyecto. Pensé que sería un bonito gesto que quedaría vinculado a la primera edición de la novela”.

Etiquetas: , , ,

Categorizado en: , ,

Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *