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Cuando Lemmy Kilmister (Motörhead) estampó una hamburguesa sobre una mesa de sonido de dos millones de dólares: “A veces era como una niña”

Lemmy Kilmister exprimió la vida al máximo. Disfrutaba de cada segundo con una filosofía hedonista muy ligada a los excesos que caracterizan a muchas estrellas del rock. A pesar de su estilo de vida desmedido, era una persona tranquila, educada y amable, aunque, como todos, tenía su límite.

Phil Campbell, su inseparable escudero a las seis cuerdas en Motörhead, suele recordarlo con admiración y respeto, afirmando en numerosas ocasiones que “nunca habrá nadie como él”. En una entrevista con Metal Hammer, el guitarrista rememoró una divertida anécdota en la que Lemmy perdió una discusión y, enfadado, estampó su hamburguesa contra una mesa de mezclas valorada en dos millones de dólares, “dejando todo el queso y la lechuga pegajosos”.

Todo ocurrió un día en el que los entonces miembros de Motörhead (Lemmy, Campbell y el batería Mikkey Dee), junto con el productor Howard Benson, se encontraban grabando en los estudios A&M de Los Ángeles. En mitad de la sesión surgió una discusión sobre un detalle de la grabación, y nadie parecía ponerse de acuerdo. “Lem, Mikkey y yo acabamos discutiendo por algo”, recordó Campbell. “Howard dijo: "Puedo resolverlo ahora mismo, llevo grabando los últimos 20 minutos". Resultó que Lemmy estaba equivocado".

El productor, que había registrado toda la conversación, reprodujo la parte en cuestión para aclarar quién tenía razón, y así se demostró que Lemmy estaba confundido. Campbell confesó que el frontman no era precisamente un buen perdedor: “Estaba comiéndose una hamburguesa con queso y, de repente, la estampó contra la mesa de mezclas, llenándola de queso y lechuga. Todo se quedó pegado en un equipo de dos millones de dólares.

Pobre Howard, tuvo que salir a decir: "¿Podemos llamar a un técnico? Lemmy de Motörhead acaba de destrozar nuestra mesa de mezclas con una hamburguesa con queso".

Aun así, el guitarrista aclaró que aquel tipo de reacciones no eran habituales en él: “Lemmy era siempre muy educado con la gente, pero no soportaba la estupidez. Era un caballero el 99% del tiempo, hasta que algo lo enfadaba, y entonces luchaba por lo que consideraba justo. Solo podías presionarlo hasta cierto punto. No soportaba estar rodeado de idiotas".

Por su parte, Mikkey Dee también reconoció que Lemmy podía tener mal genio en ocasiones: “A veces era como una maldita niña, gritándonos por nada”, recordó. “Pero nosotros le gritábamos de vuelta. Teníamos grandes discusiones, pero siempre de forma amistosa, como debe hacerlo una familia. Nunca hubo quejas ni habladurías a las espaldas de nadie".

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