El Lion Rock Fest celebró su tercera edición y, como cabía esperar dado el éxito de las dos anteriores, la propuesta y la calidad se amplificaron aún más, convirtiendo a la capital del antiguo Reino de León en toda una fiesta en la que el hard rock y el A.O.R. se convirtieron en protagonistas ejemplares, demostrando una vez más que nuestra música va mucho más allá del disfrute y el divertimento, envolviendo el entorno en un ejemplo de educación, civismo y respeto.
Aunque el festival en sí se celebraba el sábado 8, por primera vez la organización quiso ampliar la propuesta con un día extra: una previa en la que quienes nos habíamos adelantado a la fecha principal tuvimos la oportunidad de disfrutar de un doble concierto en el que la formación salmantina 1945 y los valencianos Jolly Joker nos hicieron vibrar en una noche fría y húmeda.
Estos conciertos se ofrecieron de forma gratuita en el Espacio Vías León, un local social y cultural en el que los jóvenes pueden disfrutar de eventos culturales, obras de teatro, exposiciones y, como en este caso, de buenos conciertos.
Viernes 7 - La nueva guardia del león
Con un lleno total, la sala acogió a las dos bandas mencionadas, siendo 1945 los encargados de calentar el ambiente, y lo hicieron con su incipiente y directo heavy metal, empujado por la explícita y entregada cantante Sheyla Sergio como ariete. Descargaron temas de su, hasta la fecha, único larga duración: ‘Heavy Metal Is Not for Sale’ (2021). Aunque la mayoría de la audiencia no era la más adepta a los contundentes ritmos que el quinteto salmantino desplegó, la inercia, el arrojo y las ganas con las que se emplearon en himnos como "The Last Battle", "Perfect Final", "Heavy Metal Is Not for Sale", "Lost Dream", su ya popular versión del mítico "Ace of Spades" de Motörhead o el intenso final que propuso el también explícito "From Hell", consiguieron mostrar la fuerza y capacidad de la banda.
1945 ofrecieron buenas dosis de intensidad metálica, las mismas que seguro desplegarán en el que pronto debe ser su segundo LP, un álbum que, sin duda, les seguirá empujando tanto en nuestro país como fuera de él, donde ya han podido mostrar sus enfáticos directos.

Con muchas ganas, gran aclamación y acogida, recibimos a unos Jolly Joker que cada vez muestran estar más resueltos y en forma. El cuarteto valenciano salió a darlo todo desde el primer segundo, con un directo al más puro estilo sleazy. Con una actitud simpáticamente resuelta y muy enfática, su rock n’ roll rebelde y comunicativo se inyectó gracias a las afiladas agujas hipodérmicas repletas de hard rock hímnico y efusivo, suponiendo un subidón de adrenalina. Los expeditivos "Sky Is So High", "Shogun", "Perfect Life", "World Collapse", "Damage" y "Fuck It All" fueron electrificantes dosis de hard rock dinámico y llameante, himnos que prendieron una mecha que explotó con su vacilón hit "My Little Cadillac". La potencia reverberó con "Motor" y "Blood Velvet", y tocó fibra con el medio tempo "I Just Wanna Kiss You", para rematar con la inercia guitarrera que Yannick Bonora imprimió en "I Don’t Care", "Hey You" y "Rockin’ in Stereo".
Fueron temas que propusieron fiesta y desenfreno en un concierto en el que no faltó la dosis de alcohol que el cantante Lazy Lane repartió a tragos desde su botella de Jack Daniel’s. Con la novedad de la sustitución tras la batería de Daniele Panucci, que según Lazy “debe estar por Italia haciendo pizzas”, Jolly Joker se asientan como la formación de glam/sleazy más en forma del país.

Tras las dos buenas actuaciones, la noche no podía finalizar sin una sesión de buena música en la sala Estudio 54, distribuida una vez más por las artes de un siempre entusiasta Jason Cenador, quien estuvo haciéndonos disfrutar de un variado y efectivo elenco de himnos que mantuvieron la sala a tope hasta las 04:00 de la madrugada.
Sábado 8 - León vuelve a rugir
Tras una noche igual de fría como intensa, la larga fila que se mostraba en la entrada al gran pabellón de congresos antes de la apertura de puertas hacía prever que en esta edición el aforo iba a superar al del pasado año, como finalmente así fue. Además del brillo propio de las bandas del cartel, el buen ambiente y la calidad que la promotora ha ofrecido en las dos anteriores ediciones han hecho que este festival se haya convertido en uno de los más destacados dentro del circuito del hard rock y A.O.R. europeo. Algo que queda más que demostrado gracias a la asistencia de público llegado desde países como Portugal, Francia, Bélgica, Finlandia, Reino Unido, Colombia, Perú o El Salvador, una internacionalización que hace prever un gran futuro para las próximas ediciones de un festival cuyo rugido llega cada vez más lejos y con más claridad.

Con unos minutos de retraso y tras la incipiente presentación del oriundo maestro de ceremonias y compañero en este medio, Jason Cenador, llegó la apertura del festival. Fue la considerada nueva reina del hard rock, la galesa Chez Kane, quien tuvo el peso de abrir puertas, y lo hizo de manera más que convincente. Entregada, fiable y muy eficaz, Chez mostró elegancia y disposición en un concierto en el que su propuesta se enfundó en aquellos brillantes sonidos del hard rock que en los ochenta hacían vibrar y brillar grandes éxitos y propuestas, esas que sonaban en las mejores emisiones radiofónicas, distribuyendo himnos que alegraban los oídos en muchos puntos del dial.

Con esa esencia, Chez Kane, que se presentaba en formato de sexteto en el que incluyó a su nuevo tecladista, Oscar Charlton, salió en tromba, decidida a darlo todo desde el primer minuto, y lo hizo con un tema de hard rock poderoso: "Too Late for Love". Esto ayudó a que el cada vez más repleto frontspace del escenario principal se convirtiera en un fervoroso hervidero. Chez siguió percutiendo con temas directos y con esencia, como "All of It", que dio paso a la balada A.O.R. "I Just Want You". Tras esta, se tuvo que detener unos minutos para recomponer la batería, tiempo que Kane aprovechó para recordar su masivo recibimiento en sus conciertos a principios del pasado año en Madrid y Barcelona, lugares en los que esperamos volver a disfrutarla gracias a la próxima edición de su nuevo álbum, ‘Reckless’, que volverá a estar coescrito con Danny Rexon de Crazy Lixx y cuyo lanzamiento está previsto para marzo del próximo año. De este trabajo ya ha ido descubriendo algunos temas en forma de single.
El concierto siguió en la línea de buenas y pegadizas sensaciones con temas que recorrieron parte de lo mejor de sus, hasta la fecha, dos LPs, siendo "Nationwide" y "Better Than Love" dos de los más celebrados. También interpretó, guitarra en ristre, el estreno en directo de "Reckless", además de esos portentos del género melódico que son "Love Gone Wild", "Get It On" y el sumamente pegadizo "Rocket on the Radio". La fuerza, la agilidad, la esencia vocal de Chez y la buena acción de las guitarras dieron lugar a un final de lujo, propuesto con el directo y potente "Powerzone". No es extraño que se vea a Cheryl ‘Chez’ Kane como la nueva Bonnie Tyler; talento, pasión y voz no le faltan.

Sin descanso y enlazando la actuación, llegó el turno de otra de las grandes promesas, en este caso del A.O.R. Si el pasado año fueron Perfect Plan quienes hicieron su primera aparición en los escenarios de nuestro país, este año el turno le correspondió a los también suecos Care of Night, una banda que ya desde su primer álbum, el EP homónimo ‘Care of Night’ (2013), al que siguieron los también exitosos ‘Connected’ (2015), ‘Love Equals War’ (2018) y ‘Reconnected’ (2023), ha demostrado su talento y consistencia.
El pasado año actuaron en el Sweden Rock, concierto del que han editado un álbum en directo, dejando en él la impronta de su calidad y la esencia de sus shows, algo que también supieron desplegar en el segundo escenario del festival. Con muy buena esencia y dirigidos por su cantante Calle Schönberg y por el magistral guitarrista Viktor Öström, lograron que el concierto tuviera esa atmósfera que en los ochenta desprendían bandas como Journey o Toto. Esto destacó en la exposición del efectivo inicio con "Love Equals War", en la enérgica "Tonight", en el paralelismo con Michael Bolton que mostró "Street Runner", en la pasional balada "Half of My Heart", en la hímnica "Melody" (ensalzada por coros a lo FM) y en un excelso final representado por el tema favorito de Calle, "Hearts Belong".
Aunque la caja de la batería de Linus Svensson sonaba algo seca y los teclados estaban un poco elevados, la actuación de Care of Night hizo las delicias de los amantes de las partes más clásicas y melódicas del estilo.

Al igual que Care Of Night, los siguientes en el cartel también se presentaban por primera vez en nuestro país, aunque en 2015 tuvieron que suspender los conciertos anunciados para Madrid y Zaragoza, que debían ser en acústico y acompañados por Enuff ‘Z Nuff y Estrella. En este caso, llegados desde Los Ángeles y en formato de cuarteto, los míticos Steelheart siguen liderados por el vocalista de origen croata Miljenko Matijevic, quien salió con ganas de demostrar que, a pesar de los años (cuarenta desde la fundación de la banda) y del accidente que, abriendo para Slaughter, casi le cuesta la vida, sigue teniendo reflejos de aquellos agudos que, con sus dos primeros trabajos, le catapultaron hacia el estrellato. También fue él quien puso voz a varias canciones de la banda sonora de la película ‘Rock Star’, donde la banda ficticia Steel Dragon narraba la “supuesta” historia de Judas Priest en la etapa en la que el abandono de Halford dio entrada a Tim “The Ripper” Owens.
Precisamente de esa banda sonora se asentaron los primeros temas, que se refrendaron con los apasionantes "Blood Pollution", "Livin’ the Life" y "Stand Up", que mostraron a un Miljenko con una espectacular fuerza de voz y un look muy a lo Tom Cruise época Misión Imposible, además de poses de auténtico rockstar. Tras estos recuerdos hollywoodienses, la cosa se enfrió un poco ante sus propias composiciones, con temas como "My Dirty Girl", "Gimme Gimme" o el enológico "Cabernet", en el que Matijevic se tomó un descanso dejando que la banda incluyese sendos solos de bajo, batería y guitarra.
Tras ese paréntesis llegó el momento más esperado por todos: la balada "She’s Gone", que, a pesar de estar recortada en su parte final, retumbó en el pabellón como el himno que es. Con las gargantas al rojo vivo, la banda dio muestras de que los teclados, a pesar de estar pregrabados, dejaban un vacío en el estilo y la esencia que el hard rock debe proponer. Aun así, Steelheart dio la talla y Miljenko siguió mascando chicle y levantando agudos en los hits "Everybody Loves Eileen" (en algunos momentos cambiando la letra por “Everybody Loves León”) y "I’ll Never Let You Go", canciones en las que el cantante empuñó la acústica y dedicó palabras de agradecimiento a esta, su primera visita a nuestro país. Mencionó incluso el privilegio de poder disfrutar de un cielo estrellado como el que se podía ver en León, un escenario perfecto para esos momentos de feeling que arrancaron los primeros “oe, oe, oees” de la noche.

El concierto terminó con otro tema de la B.S.O. de ‘Rock Star’, el siempre impactante "We All Die Young", en el que el vocalista saltó al photopit para saludar y entonar parte del tema entre el público. Una buena actuación, que de no ser por la comparativa con las dos veces que pude verlos en el Sweden Rock (aún grabadas en mi memoria), hubiera merecido una nota de concierto excelente.
De vuelta al escenario secundario, donde sin pausa actuaban los leoneses Be For You, quienes ya habían participado en la primera edición del festival. Liderados por el gran cantante y frontman Ángel A. Díez, plantearon un concierto en el que el hard rock de ámbito progresivo se mostró intenso, eficaz y convincente. Con una pasión y entrega que reflejaban el agradecimiento del quinteto por la oportunidad de volver a actuar en su ciudad, Be For You dejaron claro que los casi veinte años de vida de la formación les han dado muchas tablas y que, visto lo visto, merecen estar en la cumbre del estilo.
Todo ello quedó confirmado gracias a temas como "Nothing Lasts Forever", "Those Sundays Are Gone", y la gran y explosiva versión del clásico de Foreigner "Heart Turns to Stone", momento de feeling al que siguió el emotivo "Lights", así como las partes más enérgicas y progresivas de "This Distance Between Us", "Phoenix" y "Shadow of Me", que dejan muy clara la capacidad, evolución y técnica que su nuevo álbum (según Ángel, previsto para el próximo año) promete ofrecer.

Por su parte, "Love & Compassion" y "The Things I Never Told You" fueron momentos de intensidad y gratitud, en los que toda la formación, especialmente Ángel como frontman, se entregó con emoción y pasión, haciendo honor a la camiseta de Nevermore que portaba. Gran concierto que deja con los dientes largos y muchas ganas de volver a disfrutar de su directo… y, por supuesto, del contenido de su nuevo y esperado álbum.
Sin tiempo para más que correr hacia el escenario principal, y antes de la aparición del plato fuerte de la noche, Pretty Maids, el presentador de las bandas, Jason Cenador, pidió un emotivo reconocimiento a quienes en verano lucharon contra el fuego en León, su tierra, con una frase tan lapidaria como irrefutable: “¡El monte no se quema, lo queman!”
Como apuntaba, llegaba el turno del plato fuerte de la noche: un concierto que nos hizo cantar, cabecear, saltar y emocionarnos. El hard & heavy de Pretty Maids sigue siendo tan efectivo como imponente. El paso del tiempo parece haber limado las asperezas entre Ronnie Atkins y un Ken Hammer asombrosamente pasado de peso, pero que defendió la guitarra con la misma efectividad de siempre. El setlist, plagado de grandes hits, nos hizo rasgar las gargantas durante ochenta minutos con temas como "Mother of All Lies", "Kingmaker", "Hell on High Heels", "Back to Back", "Red, Hot and Heavy" y "Pandemonium".
Esa primera parte del concierto fue espectacular: volumen a toda pastilla, luces vertiginosas, una pantalla que perfilaba los momentos y una banda enchufada al 100%. Todo ello nos hizo vibrar al máximo con la intensidad e inercia que cada himno posee. Tras el tema que da título al álbum que en 2010 volvió a reafirmar a la formación, llegó el turno de la parte más comercial del show, con "I.N.V.U." y "Serpentine", mientras que la parte más emotiva se fraguó con un estremecedor "Please Don’t Leave Me", que Ronnie dedicó a la memoria de su creador, John Sykes.

Después de agradecer la entrega de la audiencia con un sentido “Nunca olvidaré este momento”, el show continuó con el coreado "Rodeo". Tras un breve descanso, los oe, oe, oe, oeeé… hicieron brotar la emoción sobre las tablas, emoción que se trasladó al público con esa genialidad que, al igual que antes "She’s Gone", arrancó lágrimas y desató gargantas: el fascinante "Little Drops of Heaven". Un momentazo repleto de feeling que dio paso a la parte más salvaje del show, con "Future World" y "Love Games", que no solo provocaron frenéticos headbangings, sino que conectaron con la parte más efusiva de cada uno de nosotros.
El pabellón se mereció la dedicación aclamatoria de Atkins: “¡Fantástica audiencia!” Una gran actuación que esperamos sirva de impulso para que la banda continúe su historia.
Tras la memorable actuación de Pretty Maids, llegaba el turno de los finlandeses Shiraz Lane, una banda que no contó con demasiado público (parte decidió retirarse tras lo vivido y otra aprovechar para descansar). Aun así, con una buena base de seguidores, el quinteto no se amedrentó y ofreció un concierto repleto de temas que mezclan hard rock con elementos modernos y sintetizados, algo que divide opiniones entre los más puristas y los más abiertos de mente, quienes disfrutan esa frescura como un valor añadido.
Shiraz Lane construyeron su show sobre la comunicación, la entrega y la personalidad, algo que funcionó especialmente bien en los temas de su nuevo trabajo ‘In Vertigo’ y de su ya dilatada discografía. Canciones como "Plastic Heart", "Stone Pieces", "Come Alive", la balada "Live A Little More" o los guiños a Michael Jackson en "Dangerous" y "Harder to Breathe" fueron algunos de los momentos más disfrutados por los adeptos al sonido más actual.

Y para cerrar la noche, los suecos Remedy subieron al escenario con entusiasmo, simpatía y una entrega que se contagió rápidamente al público, que disfrutó tanto de la expresividad de la banda como de su propuesta. Su combinación de hard rock clásico con estructuras modernizadas funcionó muy bien. Aún tengo presente su actuación en la primera edición del Rock The Sun Festival, cuando se mostraron estáticos y sin demasiada complicidad; esta vez, en cambio, desbordaron calidad, dinamismo y simpatía.
Por ponerles un pequeño “pero”, el hecho de llevar los teclados pregrabados debería ser algo a evitar en un estilo en el que las melodías y la ejecución en directo son parte esencial de su valor. Aun así, la banda fue muy eficiente, dejando claro que la mano de Erik Martensson (Eclipse, W.E.T.) está detrás de su crecimiento discográfico. Eso se notó en interpretaciones como "Living on the Edge", "Marylin", "Sin for Me", "Scream in Silence", "Angelina", "My Devil Within" y el gran final con "Moon Has the Night".
Remedy demostraron una conexión total con el público, especialmente su guitarrista y líder Roland ‘Rolli’ Forsman, que además había estado disfrutando como fan en la jornada previa. Esta vez, sí, se dieron otro baño de multitudes con una propuesta mucho más viva y convincente.
La tercera edición del Lion Rock Fest se cerró con un resultado excelente, consolidándose no solo como uno de los festivales más fiables y destacados del panorama nacional, sino también como una cita de referencia en el hard rock internacional. León se sitúa así en el punto de mira de muchos fans del estilo que, sin duda, querrán sumarse a próximas ediciones. Nosotros, por supuesto, allí estaremos: para apoyar, disfrutar, rugir… y contároslo.
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