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Crónica de Turnstile + High Vis + The Garden en Madrid: Una pista convertida en una espiral de pogos

Brendan Yates (Turnstile)

Aunque llevan más de una década construyendo su camino, da la sensación de que es desde hace relativamente poco cuando Turnstile está en boca de todo el mundo. En apenas unos años han pasado de ser ese secreto bien guardado del hardcore a convertirse en una de las bandas más queridas y comentadas de la escena alternativa.

Parte de su expansión meteórica tiene un culpable claro: 'Glow On', el disco que rompió la barrera entre la crudeza del género y una sensibilidad casi pop-rock, ampliando el alcance de la banda hasta públicos que jamás habrían pisado un mosh pit. Ahora, con 'Never Enough', álbum que venían a presentar la pasada noche al Palacio Vistalegre de Madrid, no solo reafirman su afán por explorar, mezclar y desdibujar fronteras, sino que consolida a Turnstile como una banda que abraza el cambio y que sigue ampliando la base de fans que crece a su alrededor.

Antes de dar paso al plato fuerte de la noche llegaban dos propuestas que, desde extremos muy distintos, se encargaron de calentar la fría noche del jueves. Primeramente los londinenses High Vis aportaron esa mezcla tan característica de post-punk áspero y melodía que los ha convertido en una de las bandas más estimulantes del Reino Unido.

High Vis

Con miembros curtidos en formaciones hardcore, han sabido reconducir esa crudeza hacia un sonido más expansivo como se deja ver en “Walking Wires”, “Choose to Lose” o “Trauma Bonds”. El contraste llegó con The Garden, el dúo californiano que parece vivir en un universo paralelo regido por su colisión impredecible de punk minimalista, electrónica caótica y art-pop. Mostraron una libertad absoluta sin normas ni coherencias obligatorias, véase temas como “Horseshit on Route 66”, “Filthy Rabbit Hole”, “Ugly” o “Thy Mission”.

The Garden

Ahora sí, turno para Turnstile. Abrieron la noche los sintetizadores de “Never Enough”, un estallido de color dentro de un género históricamente monocromático, una primera bala perfecta para demostrar que la rabia también puede brillar, y que sirvió como antesala para que el hardcore acelerado de “T.L.C. (Turnstile Love Connection)” desatara los primeros pogos en la arena de la plaza de toros madrileña. Seguidamente, las guitarras elásticas de “Endless”, de ritmo amable pero intenso, sacaron las primeras sonrisas de Brendan Yates: "Muchas gracias por estar aquí, que bueno es volver a Madrid. Es el último tramo europeo de la gira, os queremos".

Turnstile

Después de este agradecimiento, nos sumergieron en “I Care” y “Dull”, dos piezas clave para entender la estética reciente de la banda, preludio perfecto para “Don't Play”, feroz y limpio pero sostenido por una batería jueguetona. Era el momento de “Real Thing”, uno de esos himnos que definen Turnstile, construido sobre riffs profundos y groove abrasivo, antes de volver a sus orígenes con el latido acelerado de “Drop”, hardcore puro sin artificios.

“Light Design” se volvió hipnótica en directo con un juego de luces brillante, reafirmando el caleidoscopio sonoro del último disco, y que enlazó con “Come Back for More”, seguida de “Fazed Out”, cuyo riff siempre me pareció digno del Tom Morello de la era dorada de Rage Against The Machine.

Siguieron con la magnífica “Sunshower”, que llegó como un rayo de sol en mitad de la tormenta, cálida y etérea, casi rozando el dream-pop, antes de abrir una trilogía de su álbum 'Step To Rhythm' con “7”, el groove de “Keep It Moving” y los riffs metaleros de “Pushing Me Away”. "Subid a vuestros amigos a hombros", pedía Brendan Yates antes de atacar “Fly Again”, otro de los momentos de la noche, con el propio Yates buscando altura en cada verso y una voz que se eleva en el estribillo a un carácter hímnico, fórmula que repitió la casi tribal “Sole”.

Turnstile

Luces apagadas y un breve parón para que una enorme bola de discoteca bajara a presentar “Seein' Stars”, tema que estalló como una pequeña cápsula de colores fluorescentes flotando en el aire antes de desvanecerse en el espíritu punk veraniego de “Holiday”, concebida para el directo.

Dispuestos a darnos una de cal y una de arena, llegaba casi su pieza más atmosférica del setlist la pasada noche en Madrid, “Alien Love Call”, que me atrevería a decir que es casi un rhythm and blues adaptado al universo Turnstile. Un tema que dio paso a la recta final con “Look Out for Me”, cuyo estribillo expansivo funciona como una montaña rusa, y “Mystery”, que brilló con aura propia.

Pero si hay dos piezas que son capitales en el universo más reciente de la banda son, sin duda, “Blackout” y “Birds”, recibidos por un público completamente entregado a los americanos, fans trepando al escenario y una pista convertida en una espiral de pogos. Un cierre inmejorable para una banda superlativa.

Alejandro Rico

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