Los conciertos navideños en la capital tienen un pronóstico incierto en cuanto a la demanda de tickets; puede ser una campanada porque la gente tiene ganas de reencuentros y celebraciones, con el gatillo fácil en la tarjeta de crédito, pero también te expones a la posibilidad de que tu público prefiera guardarse en casa con la familia.
Habida cuenta de que O’Funk’illo ya había actuado en Madrid en 2025, entrañaba aún más riegos. En aquella ocasión tocaron en una Changó hasta los topes, pero esta vez el concierto, al amparo de Inverfest, era en la sala más grande de Madrid, triplicando la oferta de aforo y donde la banda no actuaba desde hacía diecisiete años.
Hubo buen ambiente, con algo más de la mitad de la capacidad cubierta y con un público predispuesto a pasarlo en grande en el fin de gira 25 aniversario, que en realidad no era el último concierto del año, pues la banda tocará el día 30, imaginamos que en un formato más recudido, en El Palmar (Cádiz).
Y es que ni más ni menos que doce fueron los músicos que desplegaron su arte en La Riviera, todos ellos con algún momento protagonista, y con un equipo de diecinueve personas en total, según nos contó su manager Rafa Fajardo. Además de Pepe Bao al bajo y Andreas Lutz a la voz, allí estuvieron Rubén Sierra a la guitarra, Óscar Álvarez a los teclados, Moi Dr. Love a los sintetizadores, Joaquín Migallón a la batería, David Lerman al saxo (a quien nos alegramos un montón de verle de nuevo en un escenario tras la muerte de Robe), Roberto Lorenzo al trombón, Pepe Rincón a la trompeta, y las coristas Noe Moncrief, Aryma y Nayza Pérez, que además hace percusiones.
Arrancaron fuerte, con “Riñones al Jerez”, y en cuestión de minutos nos habíamos sacudido el frío meneándonos al son del “O’Funk’illo groove”, ese funk andaluz embrutesío en el que cabe todo lo que tenga ritmazo.
Aunque sintamos debilidad por los temas que parecen tener en Flea y Tom Morello sus principales inspiraciones, como “El mármol”, es justo reconocer el buen rollito que desprenden cuando se ponen bailongos a lo Jamiroquai, caso del tridente “El Tato Bootsy”, “Arte un waka” y “Rulando”.
Con lo urbanitas que somos en los madriles, sin embargo qué bucólicos nos volvimos con “En el campito”, y es que “Todo pa’ la pacha mama”, como nos cantaría Andreas a continuación.
El solo de Pepe Bao es un espectáculo en sí mismo, a ratos usando una cuchara, en otros momentos percutiendo las cuerdas como si fuera un cajón, soltando ráfagas de tapping… Unos minutos de “flunkmenco” para sentar cátedra una noche más como uno de los mejores bajistas de España.
También Joaquín tendría su lucimiento a la batería previamente a un “Nos vamos pal’ keli” que, como mandan los cánones, fue debidamente transformado en “No nos vamos pal’ keli”.
En O’Funk’illo solo hay dos miembros oficiales, Pepe y Andreas, pero incentivan a su colectivo de músicos moviendo el foco de atención de uno a otro en un espectáculo musical exquisito y dinámico en el que, además de funk rock y rap metal, hay flamenquito, reggae, música latina... Lo mismo presencias cómo las coristas se alternan la voz cantante que, un minutos más tarde, ves a Lerman hacer un solo de saxo con Lutz lanzando al cielo un “Robe, te quiero”. “Huele a funk”, sí, pero aquí hay aromas de otras muchas cosas.
En el vacilón “Dinero en los bolsillos” el técnico de luces iluminó la sala y lo alargaron para que le sacáramos lustre al estribillo, mientras que en “A’ jierro” el cantante pidió que hiciéramos un boquete en la platea para que los más valientes amenizaran la velada con un poguito.
Vuelven a sacar a relucir su sentido del humor cuando, durante la presentación de la banda, algunos de los músicos tocaron fragmentos de melodías ultraconocidas; por algún tipo de capricho neuronal, solo recuerdo la de “Superdetective en Hollywood”.
Por si doce músicos nos había parecido poco, aún subirán al decimotercero, Gabriel Peso, para tocar el keytar en “Fiesta-siesta”. Vuelven a desfilar en primera línea las tres coristas y a poco se les añade Óscar con un rapeado, ¡esto es “Pura potensia”!
La frase “Quién dice que en Andalucía no se hace funky” de “Planeta Aseituna” condensa la filosofía musical de un grupo que tuvo el arrojo y la destreza para mezclar aún más estilos que sus referentes norteamericanos hasta crear una fórmula propia en la que, 25 años después, siguen sin tener rival en toda España y me atrevería a decir que en toda “La momá Tierra”. Probablemente una de sus musas inspiradoras a la hora de llevar a buen puerto tamaño mestizaje fue “Mary Jane”, así que es otra de las canciones que no podía faltar. Ni tampoco “Esso ‘cuenno’”, el momento más bestia del concierto, con Andreas lanzándose al público dos veces y un guiño habitual a “Ace of Spades” en un día en que estábamos a caballo entre el aniversario del nacimiento de Lemmy y el de su fallecimiento.
Definitivamente, terminamos “Hasta las cejas” de emociones. ¿Sabes esos conciertos en los que ocurren tantas cosas que es imposible retener, o en mi caso tomar notas de todo? Pues así es un show de O’Funk’illo, ¡imposible aburrirse!
No dejes para mañana lo que puedas subir hoy.
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