El tiempo nos devora a ritmo vertiginoso cuando recordamos que la banda que ideó y creó Tomi Petteri Putaansuu “Mr. Lordi” en 1992, en su Rovaniemi natal cuando tenía dieciocho años, ganaba el controvertido festival de Eurovisión hace ya diecinueve años y viralizaba su imagen monstruosa a nivel internacional. Ahora, aquel licenciado en Bellas Artes, seguidor del cine de terror y miembro de la Kiss Army, volvía a la capital para presentarnos su nuevo trabajo discográfico ‘Limited Deadition’, su decimotercer álbum de estudio, con algunos cambios en su formación y con todas las entradas vendidas en la sala Revi Live.
Abrían la noche los alemanes Blood White, una banda de nuevo cuño y con tres años de existencia que practica un metal moderno y potente, por momentos industrial y, por otros, cercano al hardcore. Su propuesta visual con ropajes de color blanco como si fueran pacientes de un psiquiátrico y su cara pintada de blanco es toda una respuesta a la oscuridad y al negro de la mayoría de bandas de metal.
Se les ha definido como un cruce entre Rammstein y Slipknot, y creo que de forma muy acertada. Nos ofrecieron canciones enérgicas y machaconas como “Don’t Blame Me”, “Unholy Water”, “Fear”, “Memories”, “Run or Die”, “Bloodfield” o “Guns and Fear”, que dejaron muy buen sabor de boca a todos los asistentes.
Pasaban siete minutos de las ocho de la noche, una hora muy temprana para el comienzo de los artistas principales en las salas madrileñas, cuando sonaba la intro de “God of Thunder” de Kiss. Acto seguido, Lordi arrancó “Legends Are Made of Clichés”, el primer corte que iba a sonar de su reciente disco ‘Limited Deadition’. El público estaba entregado desde el primer momento, cantando y coreando cada canción con entusiasmo y fervor.
“Girls Go Chopping” de su álbum ‘Deadache’ mantenía el ritmo, mientras que “Who’s Your Daddy” era el primer clásico que caía de su etapa con ‘The Arockalypse’. Canciones adictivas, con estribillos coreables y enfocadas para que la audiencia cante con ellos al son que los monstruos marcan.
Y como ha sido santo y seña las veces que los hemos visto, después de la tercera canción, Mr Lordi se toma un pequeño respiro para descansar e hidratarse, pues esos disfraces aumentan la temperatura corporal y según va pasando el concierto se van haciendo más pesados. El solo de batería de Mana, con las melodías de ‘El coche fantástico’, cumplía con esta función reparadora, aunque según avanzaba el concierto, los distintos solos del resto de miembros se iban haciendo cuesta arriba, rompiendo el ritmo de un concierto con demasiadas paradas.
El resto de componentes que estaban en escena eran el guitarrista Hiisi, que tuvo un papel destacado durante toda la actuación; el bajista Kone y el teclista Nalle, que sustituía a Hella que, por un contratiempo familiar, no pudo viajar. “La rubia no ha podido estar” nos decía un dicharachero Mr Lordi, que se pasó buena parte del concierto mostrando su nivel de castellano escatológico repitiendo las palabras “culo, teta, polla” ante las carcajadas del público.

Canciones como “Fangoria”, “The Riff”, “Girl in a Suitcase”, haciendo uso del hacha habitual o “Syntax Terror”, el primer single que se publicó del nuevo álbum, iban cayendo y hay que resaltar que con un excelente sonido, que nos acompañó durante toda noche. Tras “Call of the Wedding”, “Retropolis”, “Hellizabeth” (otra de las nuevas y muy bien recibida) y los solos de bajo y guitarra, llegaba la traca final de grandes éxitos con “Blood Red Sandman”, “Devil is Loser”, con ese despliegue de alas que nos sigue pareciendo imponente, y otra de las más aclamadas: “Would You Love a Monsterman?”. Y, para cerrar, no podía faltar su emblemática “Hard Rock Hallelujah”, todo un himno a estas alturas y que significa que la fiesta se ha terminado.
La capacidad del orondo cantante Mr Lordi de componer canciones atractivas con gancho comercial y de divertir a sus seguidores sigue intacta desde su primera época. No obstante, en los directos ha perdido un poco de frescura: debería plantearse el aligerar esos ropajes y quizás su estado físico, elementos que pesan como una losa y más según pasan los años; todo, en aras de completar un espectáculo que necesita un mayor dinamismo y continuidad.
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