Madrid celebró este fin de semana dos acontecimientos con repercusión internacional que congregaron a una gran cantidad de público, llegados desde distintas procedencias. Por un lado, y a nivel deportivo, el primer partido de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) en nuestro país, celebrado en el Bernabéu; y en el apartado musical, que es lo que nos concierne, la gira del 40 aniversario y la presentación del nuevo álbum 'Giants & Monster' de los alemanes Helloween. Éxito rotundo en todos los sentidos, consiguiendo colocar el cartel de entradas agotadas durante dos noches en La Cubierta de Leganés y acompañados por los finlandeses Beast in Black.
Con exquisita puntualidad comenzaba su actuación el grupo escandinavo Beast in Black, que ha cumplido su primera década y se abre paso entre los seguidores más jóvenes del género, figurando en los carteles de numerosos festivales internacionales.
El grupo, formado por el guitarrista Anton Kabanen tras su salida de Battle Beast, ha ido creciendo a base de una puesta en escena abrumadora, aunque un tanto recargada por sonidos pregrabados y sintetizadores. Incluyen canciones con gancho y muy coreables que en directo funcionan muy bien, aunque no generan el fervor de los puristas.
Tuvieron casi una hora para calentar al público y cumplieron con su cometido, aunque no gozaron del mejor sonido posible, con cierta saturación que por momentos deslució su show. Desde el inicial "Power of the Beast", pasando por "Hardcore", "From Hell With Love", "Blood of a Lion" o "Cry Out For a Hero", no bajaron la intensidad en ningún momento.
En la formación, donde destacan el registro vocal del griego Yannis Papadopoulos, que utiliza el recurso del falsete, y el malabarista batería Atte Palokangas, tuvieron que sustituir de forma precipitada al guitarrista Kasperi Heikkinen, que se despidió en plena gira y fue reemplazado por el ex Children of Bodom, Daniel Freyberg.
Tras presentarnos su reciente single "Enter the Behelit", tiraron de sus mejores composiciones, como la que les da nombre "Beast in Black", "Die By the Blade", "One Night in Tokyo", su emblemática y más reconocible "Blind and Frozen" y cerraron con "No Surrender", tras casi una hora de actuación.

Con casi diez minutos de antelación sobre el horario anunciado y tras la caída del telón, iban desfilando por la gran pantalla todas las portadas de la discografía de Helloween, lanzándose sobre el escenario los siete músicos en su segunda jornada madrileña. Arrancaron con un poderoso "March of Time", incluido en su aclamado 'Keeper of the Seven Keys II', destacando las voces de Mikel Kiske y Andi Deris, muy bien respaldados por sus compañeros, aunque con un sonido un tanto saturado que no estaba totalmente ecualizado, aunque mejoró rápidamente.
El hilo conductor de esta gran conmemoración corría a cargo del “Keeper”, a través de la enorme pantalla que presidía todo el escenario, un recurso que utilizan las grandes bandas con superproducciones y montajes ambiciosos. Ese personaje icónico, encapuchado y sin rostro, presente en las portadas más famosas de los teutones, nos introducía en la vertiginosa "The King For A 1000". Un simpático y comunicativo Deris nos retaba en castellano a que fuéramos más ruidosos que el público de la primera noche.
Los primeros acordes nos anunciaban la llegada del emblemático "Future World", recibido con una enorme ovación y dejando patente que la sombra de los ‘Keepers’ sigue siendo muy alargada en sus directos.
"This is Tokyo" fue el primer corte de su nuevo trabajo, con las imágenes clásicas de los neones que adornan la ciudad japonesa, donde tienen tantos seguidores. "We Burn" contó con la voz en solitario de Deris, mientras se lanzaba fuego a discreción y sumándose él mismo con un lanzallamas. Deris, presente en la banda desde 1994, tuvo un papel relevante para sostener a las calabazas en los noventa, cuando el género peligraba por el auge del grunge y de otras músicas. Recordemos que el ex vocalista de Kymera y de Pink Cream 69 está muy vinculado a nuestro país, al ser propietario de los estudios 'Mi Sueño' en Tenerife, donde reside desde 1998.

Kiske tomó el relevo vocal en un fantástico "Twilight of the Gods", del primer 'Keeper', con juegos arcade de fondo. Nos dejaba claro que el eje vertebral de un repertorio muy bien elegido y equilibrado, que abarcaba gran parte de su discografía, iban a ser las dos primeras partes de los aclamados 'Keeper of the Seven Keys' y su reciente y brillante creación 'Giants & Monsters'.
No faltó su debut discográfico con "Ride the Sky", del extraordinario EP 'Walls Of Jericho', todo un torbellino de speed metal cantado por el vocalista original Kai Hansen, que también ejercía de guitarrista. Destacó el duelo de seis cuerdas con Michael Weikath, miembro original de la banda.
Volvían a la actualidad con el medio tiempo "Into the Sun", pasando por "Hey Lord!", de 'Better Than Raw', mientras Deris cedía el testigo a Kiske en otra de las nuevas, la enérgica "Universe (Gravity for Hearts)", llegando a hincar la rodilla durante algunas estrofas. No podemos olvidar el gran trabajo del tercer guitarrista Sascha Gerstner, que lució varios modelos de su llamativa VIV.

Tras la galopante "Hell Was Made in Heaven", de 'Rabbit Don’t Come Easy', llegó el solo de batería a cuatro bombos del único miembro no alemán de la banda, el suizo Dani Löble (ex Rawhead Rexx), que celebraba sus dos décadas en el grupo. Con "I Want Out", La Cubierta se vino abajo, siendo el tema más coreado y celebrado, mientras confetis y serpentinas volaban sobre el público.
Volvió la pausa cuando Kiske y Deris se sentaron en taburetes situados en la pasarela del escenario, entre columnas de luz, para un pequeño set acústico. Para calentar, Kiske interpretó un fragmento de "Yesterday", acompañado por el público, mientras Deris comentaba en castellano: ¿Tenemos cultura, no?
En este bloque tocaron "Pink Bubbles Go Ape", entrelazada con la emotiva "In the Middle of A Heart" y la balada "A Tale That Wasn’t Right", incorporándose hacia la mitad todo el grupo para cerrar esta parte más tranquila.
La adictiva "A Little Is A Little Too Much" volvió a subir las revoluciones, que se dispararon con "Heavy Metal (Is the Law)", luciéndose Markus Grosskopf, bajista original de la banda.

Apareció de nuevo el ‘Keeper’ para presentar la descomunal "Halloween", con lucimiento de todos los músicos y especialmente en el duelo guitarrístico entre Hansen y Weikath.
Tras un pequeño descanso llegaron los bises con "Eagle Fly Free", seguido de "Power", uno de los grandes himnos de los noventa, y prosiguieron con el festivo "Dr. Stein". Tras desplegarse una calabaza gigante en el techo y un fragmento de 'Keeper of the Seven Keys', cerraron con un excelente broche final tras casi dos horas y media de concierto, un ejemplo de minutaje y puesta en escena.
Helloween ha sabido adaptarse a los nuevos derroteros de la escena metálica, afianzándose y reivindicándose como un estandarte del heavy metal. Desde su reunión en 2016, bautizada como Pumpkins United, su carrera ha ido claramente en ascenso, llenando grandes recintos.
Nos imaginamos que esta gira, que se desarrolla con gran éxito por todo el mundo gracias a su planificación, puesta en escena, selección de canciones e implicación de sus integrantes, podrá revivirse desde casa cuando se lance el DVD de estas actuaciones memorables, que permanecerán mucho tiempo en nuestra retina.
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