Crónicas
Dream Theater en Leganés: El mayor espectáculo del mundo progresivo
«Dream Theater volvió a salir por la puerta grande, nunca mejor dicho, de este coso madrileño, recuperando la esencia con un concierto épico, fluido, intenso y lleno de magia. Todo un despliegue técnico y musical que recordaremos durante mucho tiempo y que anotaremos como uno de los tops de este año 2024»
17 noviembre 2024
Nueva cubierta de Leganés, Leganés (Madrid)
Texto: José Luis Martín. Fotos: Vega Halen
Lo que Dream Theater puede ofrecer en directo está a la altura de muy pocas formaciones hoy en día debido a la complejidad de sus temas, el nivel de virtuosismo de sus componentes y a la riqueza de un repertorio que abarca varias etapas y distintos espectros sonoros, pero sin caer en la autocomplacencia de músicos endiosados. Si a esto le unimos que en cada presentación de un nuevo disco cambian el repertorio, introducen novedades o rescatan composiciones del pasado, no te vale decir que ya los viste en la gira anterior.
Estamos ante un tour que cuenta con diversos atractivos para que sea todo un éxito, y que ha agotado las entradas en todas las fechas europeas. Además de celebrarse el cuarenta aniversario de la banda, el otro gran aliciente era el regreso del extraordinario batería Mike Portnoy. El ciclo de Mike Mangini ha terminado, dejando grabados cinco álbumes de estudio en sus doce años de permanencia. Portnoy volvía para reunirse con el guitarrista John Petrucci y el bajista John Myung, trío de músicos originales que crearon esta grandiosa banda en 1985 en el Berklee College of Music de Massachusetts, inicialmente como Majesty, junto con el vocalista James LaBrie y el teclista Jordan Rudess.
Las largas colas en las inmediaciones de la Nueva Cubierta de Leganés eran una señal de la expectación que había levantado este evento, y el acceso a la misma se completó prácticamente cuando caía el telón y se iniciaba el concierto. Su actuación estuvo dividida en dos actos, comenzando el primero tras sonar previamente la música que compuso el americano Bernard Herrmann para la icónica película ‘Psicosis’, dirigida por el maestro del suspense, Alfred Hitchcock. Durante toda la noche pudimos disfrutar de una selección de fragmentos musicales de grandes obras cinematográficas, que le daban un mayor empaque a todo el show.
A las 21 horas arrancaba Dream Theater con una espectacular “Metropolis Pt. 1: The Miracle and the Sleeper”, y la atmosfera y el ambiente que se respiraba era el de las grandes ocasiones. Hablamos de una de las canciones más emblemáticas incluidas en su segundo disco de estudio ‘Images and Words’, el primero con LaBrie a la voz, que fue muy aclamada.
Llegaban después dos piezas incluidas en ‘Metropolis Pt. 2: Scenes From a Memory’: la maravillosa instrumental “Act I: Scene Two: I. Overture 1928” y “Act I: Scene Two: II. Strange Déjà Vu”, con un entusiasmado Portnoy que mostraba cara de felicidad y no paraba de animar al público. El sonido en estos momentos mostraba una mejor ecualización que al inicio, pero no era todo lo óptimo que deseábamos. Tras dedicar LaBrie unas palabras cariñosas a la vuelta de Portnoy, la gente coreó su nombre con fervor, dejando constancia que la vuelta a casa del hijo pródigo había sido muy bien recibida y largamente deseada.
Después de “The Mirror”, único tema de ‘Awake’ y en el que Rudess hizo uso del teclado portátil, y tras la intro de Myung, se enfrentaban a “Panic Attack”, incluida en ‘Octavarium’, una canción que nos describe los efectos que una persona siente cuando sufre un ataque de pánico: el miedo, el pulso y la respiración acelerada. Todo eso se traslada y se refleja en una canción pesada, caótica e impredecible. Forma parte del videojuego ‘Rock Band 2’ y está situada en el último nivel de dificultad como una de las composiciones que más cuesta superar. Tenemos que destacar el apartado de las luces, reflejando distintos efectos con el láser y todo ello combinado con las proyecciones en una triple pantalla de vídeo que reforzaban con sus imágenes el contenido de las canciones.
Respecto al estado vocal de LaBrie, el eslabón más frágil de esta cadena y toda una incógnita antes de empezar la gira, tenemos que decir que lo encontré mejor que la vez anterior, aunque siendo conscientes de sus limitaciones. Adaptó su voz y bajó algunos tonos en los temas más antiguos y complejos, dentro de un setlist que le permitió ir entrando y saliendo del escenario en las partes instrumentales para que sus cuerdas vocales tuvieran un mayor reposo.
Con la estremecedora “Barstool Warrior” y su apabullante inicio llegaba la primera de las dos canciones compuestas con Mangini a la batería y las que Portnoy, respetando la estructura original, le dio su toque personal. Cuánta belleza acústica reunida en este momento especial, con una parte central a los teclados realmente emotiva que se reflejaba en la cara de felicidad de los asistentes y con LaBrie dirigiendo al público para que moviera los brazos a ambos lados. Otro maravilloso momento vivido fue con la interpretación de “Hollow Years”, la versión alargada incluida en una demo de 1996 y que incluyeron hace veinte años en el mítico ‘Live at Budokan’.
“Constant Motion” un tema que podía estar incluido perfectamente en un disco de Metallica y que tiene cierto parecido en el inicio con “Moth Into Flame”, dio paso a “As I Am”, el primero de los tres cortes que iban a incluir de su álbum más heavy y muy querido por un servidor ‘Train of Thought’. El tema dejó un Petrucci estelar y sirvió para cerrar una apasionante primera parte que finalizó con la música de Angelo Badalamenti para el cine de David Lynch.
Terminado el descanso de veinte minutos, comenzaba el segundo acto con una proyección de vídeo de todos sus discos, evolucionando cronológicamente y con una obertura musical incluyendo fragmentos de cada álbum, que terminaba por todo lo alto con la portada de ‘Parasomnia’, nuevo trabajo que saldrá el próximo año 2025. Tuvieron el detalle de incluir como anticipo el electrizante “Night Terror”, la primera composición que surgió cuando regresó Portnoy y que resultó realmente majestuosa, con un trepidante solo de Petrucci que se asimilaba en una parte a “El vuelo del moscardón” de Rimsky-Kórsakov. En esta segunda parte mejoró considerablemente la calidad del sonido, notando una mayor limpieza y nitidez del mismo.
Y tras una de sus intrincadas piezas de la primera época como “Under a Glass Moon”, reconocida enseguida por el público, llegaba otra de sus delicatesen melódicas como es la excelsa “This Is the Life”, una emotiva canción que trata sobre la vida misma como un gran regalo que tenemos que aprovechar y que era la que quedaba de la época con Mangini. ¡Realmente sensacional!
Continuando con este momento más intimista llegaba otra preciosa balada como es “Vacant”, que daba paso a una fascinante y larga instrumental como “Stream of Consciousness”. Ambas del ‘Train of Thought’, la última fue todo un muestrario de las excelencias de cada músico. Myung, que aparentemente parece representar un papel secundario, con apenas movilidad y con la cara tapada por su larga melena lisa, se mostró muy concentrado sosteniendo parte de la base rítmica y con una endiablada capacidad para mover sus dedos con rapidez por los trastes de su bajo, que cambió por diferentes modelos durante toda la actuación. Petrucci también estuvo muy serio y aplicado, aunque interactúo con el público después de sus momentos de máxima concentración y virtuosismo con las seis cuerdas, que fueron de nivel estratosférico, como acostumbra. Rudess desplegó toda su capacidad técnica y creativa, con su teclado vanguardista y giratorio que llevaba incorporada una pantalla de led alargada en la parte delantera, consiguiendo unos espectaculares efectos visuales.
Y qué regalo nos dejaron para cerrar este segundo acto con “Octavarium”, una larga pieza de 24 minutos que daba nombre a su octava obra discográfica y que es un perfecto muestrario de todo el universo Dream Theater, pasando de pasajes tranquilos y sosegados a otros más oscuros y devastadores, hasta llegar a un clímax final en el que Rudess sentó cátedra. ¡Impactante!
Muy bonito el guiño musical y cinematográfico dirigido sin duda a Portnoy al inicio de los bises, al proyectar imágenes de “There’s no place like home” de la película ‘El Mago de Oz’, en clara referencia a su regreso al grupo y a “Act II: Scene Six: Home”, la cautivadora e hipnótica canción que. junto con la pausada “Act II: Scene Eight: The Spirit Carries On”, cerraban este maravilloso ‘Metropolis Pt. 2: Escenes From a Memory” con todo el recito iluminado por las luces de los teléfonos móviles.
La guinda la pusieron con un imprescindible y deslumbrante “Pull Me Under”, todo un himno que se engrandece con el paso del tiempo y cuya letra se refiere a la obra ‘Hamlet’ de Shakespeare. Es un tema muy exigente a nivel vocal, que el público hace suyo cantando los estribillos y donde pudimos observar que LaBrie sufrió para llegar a los tonos altos, y más después de todo el desgaste anterior. La música de “Singin’ in the Rain” nos despertaba de este sueño en una abarrotada plaza. Los comentarios de satisfacción eran la tónica general de todos los asistentes mientras iban abandonando el recinto, pasados quince minutos de la media noche y tras tres horas de actuación.
La vuelta de Portnoy al quinteto neoyorquino ha sido una bendición para todos los seguidores de la banda más grande que haya dado el género, sin menospreciar el gran trabajo de Mangini, pero reconociendo el acicate y el poder de seducción que siempre ha tenido el mediático e influyente batería.
Dream Theater volvió a salir por la puerta grande, nunca mejor dicho, de este coso madrileño, recuperando la esencia con un concierto épico, fluido, intenso y lleno de magia. Todo un despliegue técnico y musical que recordaremos durante mucho tiempo y que anotaremos como uno de los tops de este año 2024.
- Crónica de Dream Theater en Leganés: El mayor espectáculo del mundo progresivo - 18 noviembre 2024
- Crónica de FM + Grand Slam en Madrid: El aroma de los grandes clásicos - 31 octubre 2024
- Crónica de The Aristocrats en Madrid: Licencia para experimentar - 27 noviembre 2023
4 comentarios
Del concierto en si: cero reproches. Muy buen sonido (a pesar del recinto). Todos a un altísimo nivel, excepto Labrie, aunque quizá mejor que la ultima vez que vinieron, pero también el repertorio era poco exigente a nivel vocal y en los temas más rápidos y de tonos más altos fue donde más se le noto que le costaba.
¿El problema? La organización. Lamentable y con fallos gordos de seguridad. Para empezar desde 2 h. antes del inicio, la cola ya era bestial y no había nadie de organización dirigiendo. Se mezclaban las de una puerta y otra. Después cuando llego la hora de apertura paso casi una hora y apenas se avanzaba, sin saber nada de lo que pasaba en la entrada. Visto que más de uno iba a entrar tarde les entraron las prisas y empezaron a dar acceso de manera bastante desorganizada. A la salida fue lo peor, no había ninguna señalización indicando cual era la salida correcta y en pista todo el mundo se arremolinó en el mismo pasillo por el que se había entrado, el cual en un principio no querían abrir. Después te encontrabas una valla y te obligaban a apelotonarte con gente circulando cada uno para un lado. En pista un coñazo el tema de la bebida y los baños, todo estaba en el mismo sitio y durante el concierto hubo más trasiego de lo normal. Faltaban los típicos de Beberapid con su mochila
Extenso resumen hacia el gran concierto que ofrecieron en la mitica cubierta de Leganés los históricos DREAM THEATER en representación de su nuevo álbum junto a sus temas más conocidos y por eso lo volvieron a bordar en nuestro pais. Por mi parte solo puedo decir que en esta tarde de Lunes disfruté de principio a fin de su mitico directo en Dvd Live a Budokan 2004.
Se nota que esto lo ha escrito alguien que no es ni mucho menos seguidor ni conocedor de Dream Theater. Se ha fijado en los nombres de los temas que ponía en Spotify y en el "espectáculo" que veía (imagino que fue al concierto y no se lo contaron), no en la calidad de los músicos. Las 6 cuerdas de Petrucci y la pantalla led de Rudess... Ole... Un verdadero ridículo este artículo.
Muy agradecida por este reportaje, no pude ir, me quedé con más que las ganas. La manera en que está relatado me hizo imaginar el concierto...mil gracias.