Depresión Sonora, proyecto musical de Marcos Crespo, más conocido como Markusiano, fue el encargado de crear la banda sonora de nuestra vida cuando se paró el mundo. En 2020 lanzó desde su habitación su primer EP, con canciones que nos hacían querer huir de la ciudad, añorar el verano y salir a bailar y evadirnos de la realidad. Ahora, lanza su segundo álbum ‘Los perros no entienden Internet (y yo no entiendo de sentimientos)’ (Sonido Muchacho 2025), en el que se sigue respirando ese sonido post punk con una mirada mucho más actualizada. Sus mensajes cargados de nihilismo y de crisis existenciales, conquistaron a la madrileña Sala Changó y a su jovial público que gritó, saltó y bailó “hasta que llegue la muerte”.
Los amantes del rock y de la música alternativa en general, que aún no peinamos canas, estamos acostumbrados a reducir la media de edad en los conciertos. Siempre procuramos colocarnos en primera fila, con los ojos muy abiertos, intentando imaginar cómo hubiera sido ver a la banda en cuestión cuando aún conservaba todos sus ápices de energía o cualidades bucales, pero esta noche, rompe por completo esta premisa. Al llegar al madrileño barrio de Chamberí, se respiraba un clima que exhalaba juventud: cientos de personas rondando los 20 años esperaban para intentar acceder a la Sala Changó, varios con muchos nervios, ya que la entrada era gratuita hasta completar el aforo y no tenían asegurado poder disfrutar del concierto.

Nada más acceder, pudimos ver algunas caras conocidas como la de la cómica Eva Hache o algunos miembros de bandas del panorama independiente español como Alcalá Norte y Veintiuno, entre otros. Las expectativas y la emoción eran desbordantes, los fanáticos gritaban sin parar: ¡Markusiano! A modo de reclamo y de impaciencia por ver a Marcos Crespo y su banda sobre las tablas. Otros incluso ladraban (a modo de referencia del título de su nuevo disco) e incluso los más atrevidos fueron disfrazados de perro.
Después de varios minutos, Marcos salió al escenario: “Es una suerte que podáis escuchar el álbum en directo antes que escucharlo en las redes sociales, creo que es una experiencia bonita”. Aprovechó para agradecer el apoyo de Sonido Muchacho, de sus amigos y de la banda, a los que invitó a subir al escenario: “Al final este disco es el resumen de mi último año y medio en el que han pasado muchas cosas, yo creo que las canciones lo explican mucho mejor. Los Perros no entienden de internet y yo no entiendo de sentimientos”.
Al concluir su discurso empezaron a sonar los primeros acordes de “La balada de los perros”, primer adelanto del disco, por lo tanto, los fans ya conocían la letra y no dudaron ni un segundo en cantarla junto al artista. La banda ha evolucionado hacia un sonido más reconocible dentro de la escena independiente, pero sin renunciar a su esencia post punk que los hace tan reconocibles.
A pesar de contar con un batería acústico, la percusión estaba reforzada con pistas electrónicas pregrabadas, generando una atmósfera que se entrelazaba perfectamente con las melodías de guitarra, pegadizas y maquilladas con efectos (sobre todo chorus) y con bajos muy protagonistas, bien marcados y tocados con púa. Todo este clima estaba aderezado por un lauchpad al que Markusiano recurría ocasionalmente para brindarnos algunos efectos de sonido. Además, al final de la canción, sorprendió al público sacando a relucir una melódica y haciendo un solo de lo más pegadizo.
La noche prosiguió con una línea de bajo que dio paso a “Sin volverme loco”, un ataque directo al costumbrismo, a la rutina y a cómo esta nos absorbe. La canción desembocó en una de las frases que protagonizaron la noche y que incluso pudimos ver en el merchandaising de la banda: “La ley del pobre, reventar antes que sobre”. Con esta premisa dieron paso a “la ley del pobre”, un tema que supuso todo un aire fresco teniendo en cuenta al sonido y letras a los que nos tiene acostumbrados Depresión Sonora. Consiste en toda una oda al amor desde un prisma erótico a la par que derrotista, con una lírica muy sugerente: “Te cojo del cuello/ me dices te quiero/ acepto el castigo/ por hoy soy tu dueño”.
Durante “Guárdame este secreto”, Marcos se colgó su guitarra por primera vez en la noche y se preparó para el que iba a ser uno de los momentos más álgidos, protagonizado por “Domingo Químico”, tercer adelanto de este disco, que hizo enloquecer por completo al público. Los fans explotaron y dejaron hasta su última gota de sudor en saltar, bailar y cantar, conociendo la letra a la perfección. La canción, posiblemente, será una de las favoritas de este nuevo álbum, gracias a su estribillo pegadizo y a sus melodías electrónicas de lo más llamativas e hipnóticas.
Pero toda esta osadía y entrega de los asistentes solo acababa de empezar, durante “Me va la vida en esto”, varias personas se subieron al escenario, la mayoría disfrazados de perro, se ríen, algunos se caen al suelo, otros graban... el escenario se convierte en una auténtica fiesta que celebra la salida de este disco. Mientras, en la pista, la gente hace pogos y se golpean gritando junto a Depresión Sonora: “Me va la vida en esto, y me va a matar/Empiezo a pensar que hay luz al final”.
“Qué pena nos vayamos a olvidar” tiene la responsabilidad de cerrar y de poner el broche de oro a este trabajo. Es la canción más cruda, austera y áspera de la noche. La banda abandonó el escenario y vimos a un Marcos apostando por la simpleza y el minimalismo de enfrentarse al público solo junto a su guitarra acústica.

Parecía que la noche llegaba a su fin, pero la gente quería más. Después de varios gritos y reclamos, decidieron conceder un bis a su público con “Fumando en mi funeral”. Sin embargo, la gran sorpresa llegó justo después: de repente, comenzó a sonar el inconfundible riff de “Ya no hay verano”, uno de los mayores éxitos de Depresión Sonora, perteneciente a su primer EP.

Al ser una presentación exclusiva de ‘Los perros no entienden de internet (y yo no entiendo de sentimientos)’ y no un concierto al uso, la gente no se lo esperaba, y dejaron hasta el último ápice de su aliento en cantar colmados de ilusión este hit. A él se unió “Gasolina y mechero” y otra de sus canciones más aclamadas: “Hasta que llegue la muerte”, también de su primer EP, que los fans se tomaron al pie de la letra moviendo su cuerpo como si no hubiera un mañana.
Sin duda, fue una de esas noches que te dejan un gran sabor de boca, en las que el nihilismo, el desapego y la decadencia consiguen mezclarse y, a través de sus emisores, Depresión Sonora, convertirse, paradójicamente, en sensaciones que te hacen sentir, al menos por un instante, feliz.
- Etorkizun Beltza lanza "Sistemari Kateatuta", nuevo single de su disco "Garrasi Hutsak", a la venta en formato físico en sus conciertos - 17 noviembre 2025
- Zyphra estrena el videoclip de "Siéntete libre", nuevo single que invita "a romper cadenas, alzar la voz y reconectar con tu fuerza interior" - 17 noviembre 2025
- Ian Gillan (Deep Purple) ha perdido el 70% de visión: "La retirada no está lejos" - 17 noviembre 2025


Un comentario
Cojonudo resumen hacia el rockero y cañero concierto que ofrecieron los DEPRESIÓN SONORA a través de tan conocidos temas en la Changó madrileña.