Encontrarse conciertos a reventar de gente un miércoles o jueves empieza a convertirse en algo cada vez más frecuente y que en cierta manera echa por la borda esa tendencia de los últimos años de circunscribir la vida social a los fines de semana. Un servidor marcaría como punto de inflexión la pandemia, marcada por medidas autoritarias y discriminatorias hacia el sector cultural que, por paradójico que parezca, al final terminó propulsando la escena del directo como nunca. Unos toques de queda más y quizás hasta hubiera vuelto el furor por los discos físicos.
Todavía nos acordamos de las primeras ediciones del Bime, referente de la industria musical desde hace ya un tiempo, cuando únicamente podían acceder a los conciertos gratuitos los profesionales acreditados. Menos mal que se dieron cuenta de la charlotada que suponía tener recintos con cuatro gatos, por lo que optaron por abrir tanto los bolos como algunas actividades a la ciudadanía y el resultado fue una urbe rebosante de actividad la semana del congreso.
Como todos los años, picamos un poco de aquí y allá. En el apartado de las conferencias de la primera jornada destacaríamos ‘Kill Your Idols: gestión del fracaso en proyectos musicales independientes’, que analizaba lo que implicaba dedicarse a la música hoy en día desde una perspectiva independiente. Ejerció de ponente Esteban Ruiz Sánchez, pluriempleado que trabaja en Rocknrolla Producciones y WeAreWolvesRecords, aparte de fundador de la banda I Am Dive, a los que pudimos ver el año pasado como parte de la programación.

Bajo un título que evocaba una canción de Sonic Youth, cuestionó las definiciones mayoritarias de éxito o fracaso y explicó que ambos conceptos no significan lo mismo para todo el mundo. En este sentido, era importante preguntarse a uno mismo por qué está en el mundo de la música y qué es lo que se espera conseguir con ello. De hecho, Esteban afirmó que cuando la música se utiliza como medio para otro propósito la relación es complicada y puso como ejemplo a la plataforma TikTok, donde esto último sucede con frecuencia.
La canción perfecta
Otra charla interesante a priori parecía ‘Viaje hacia la canción perfecta: secretos de composición’, donde hablaron de su propia experiencia como compositores David Otero (El Canto del Loco) y el cantautor Marwan. Precisamente, este último dijo que “las musas llegan, pero también se trabajan”. Un concepto importante a la hora de abordar la creación era el de los compositores “mapa”, con una especie de camino acotado previamente, y los “brújula”, con un modelo más abierto.

¿Escribir antes la letra o la música? Pues, según Marwan, Sabina empieza primero por la letra, pero subrayó la complejidad del castellano frente a la abundancia de monosílabos del inglés. Un aspecto que había que tener en cuenta era el de la dificultad para mantener la atención en la época contemporánea, algo con lo que juegan en la música urbana y otros géneros en boga. Marwan exponía su postura muy claramente: “La gente ha perdido el concepto de canción. Los grandes temas de la historia corresponden a un tema y no a dieciséis”. Cuestión para darle vuelta largo y tendido.
El espíritu de Platero y Tú
Uno de los eventos abiertos a la ciudadanía de los que mencionábamos anteriormente fue la conversación que mantuvo con Fito Cabrales el humorista Héctor de Miguel. El bilbaíno explicó que lo que más le gustaba hacer cuando no estaba de gira era quedarse en casa y a menudo le costaba encontrar justificaciones al respecto: “Soy muy casero”.

Recordó su mastodóntico concierto en San Mamés, y no pareció muy dispuesto a repetir aquello en un futuro. Pero el propio Fito también es un gran consumidor de música en directo y aseguró que siempre acude a ver al canadiense Bryan Adams cuando recala por la zona. A la hora de rememorar bolos épicos mencionó a The Blues Brothers en La Casilla, Joe Bonamassa o Charlie Crockett. Y también fue con su hijo al Estadio Metropolitano a ver al ídolo de masas Ed Sheeran.
El espíritu de Platero y Tú sobrevoló el ambiente hacia el final de la conversación, con Fito desvelando el motivo por el que las bandas se suelen separar: “Quieres hacer otra cosa y tampoco puedes obligar a la gente a tocar con acústicas”. El presentador bromeó entonces con el regreso de Amaia Montero a La Oreja de Van Gogh y el de Zabala contestó “rotundamente sí” a la pregunta de si la música salva la vida. Muchos no estaríamos aquí en caso contrario, desde luego.
La consolidación y la provocación
Dentro de la programación en directo catamos un rato de Airu, proyecto a caballo entre el indie pop y las atmósferas shoegaze que acostumbra a tener bastante tirón por la zona. No nos equivocamos, pues el Kafe Antzokia estuvo concurrido desde primera hora, con colas que daban la vuelta a la manzana y gente quedándose fuera por falta de aforo.

En lo musical, esta banda ha crecido bastante desde sus inicios y eso se nota sobre todo en los conciertos, incluso aunque dispongan de poco tiempo, como en esta ocasión. “Verte de espaldas” fue coreada por gran parte de la concurrencia como si se tratara de un auténtico clásico del indie.
Otros que van progresando muy adecuadamente, como dirían los profesores, son Marte Lasarte, a los que vimos en su primer bolo de teloneros de Alcalá Norte. Ya no es que llamen solo la atención por la presencia de la bajista Lore de Belako, cuyo peso en el grupo es fundamental, sobra decirlo, sino que disponen de un repertorio de directo muy enérgico, con el bombazo a lo Bloc Party “Basamortua”, el espectacular in crescendo de “Grabitaterik Gabe” o su inmensa revisión de “Elurretan” de Itoiz.

La actitud punk del vocalista Pello, que pega unos saltos como si estuviera poseído, o el ritmo incesante que imprime Lore a las cuatro cuerdas son más que activos de sobra para desear que acaben llenando estadios, porque ya solo por las ganas que le echan a las actuaciones, sin duda se lo merecen. Se han convertido en una de mis bandas preferidas locales, el que les haya visto en directo, lo entenderá.
Y cerramos la jornada del miércoles con Niños Bravos, cuyo nombre rendía inequívoco homenaje al mítico autor valenciano de “Un beso y una flor”, una versión que bordan, por cierto. En realidad se trata de un supergrupo con gente de St. Woods, Jack Bisonte o Tiburona, con la notable aportación de la carismática bajista Rita Dolores, pero aparte de contar con temas divertidos no exentos de pegada guitarrera como “Unavailable” o el genial costumbrismo social de “Soy un tardón”, lo cierto es que se tornan muy graciosos en las distancias cortas.

Bromearon con que habían perdido “cinco festivales” por las alusiones a las drogas que hicieron y su tiempo en escena se esfumó a velocidad de vértigo, por lo que esperamos que regresen a la capital vizcaína para un concierto en condiciones. Si te mola el sarcasmo, el humor negro o esas penurias con las uno acaba soltando carcajadas al cabo de un rato, he aquí una propuesta más que interesante. Un gran descubrimiento.
Ni contigo ni sin ti
Qué ilusión nos hizo encontrarnos con Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro de Rufus T. Firefly en la charla ‘Con la música a otra parte’, moderada por el humorista Héctor de Miguel. Se trataba de un formato especial de entrevistas con artistas sorpresa que comparten anécdotas relacionadas con la industria musical. En esta ocasión, les acompañó también la cantante Zahara, que reveló que poseía un alter ego llamado “Claudia” para cerrar bolos y otras funciones propias de mánager.

Víctor, por su parte, recordó la frase de un amigo para definir su filosofía ante la música: “No hago esto por dinero, pero tampoco sin dinero”, mientras que Zahara hizo referencia al engañoso término de “mutuo acuerdo” en los contratos. En este sentido, Julia destacó que a estas alturas de su carrera aún conservan cierta independencia: “Todavía estamos en un punto en el que nada es seguro”.
Las condiciones laborales hicieron del mismo modo acto de presencia y Víctor se quejó de que “se lleva muy mal que los artistas tengan un prurito de dignidad”. Evocó entonces una anécdota con Supergrass de por medio en la que cierto festival no estuvo a la altura al ceder a los británicos la batería que ellos habían estado afinando durante horas.

La actitud de las estrellas fue otro de los asuntos que se abordó y Víctor mencionó a Rosendo como ejemplo de persona que nunca decepcionaba en las distancias cortas y recordó cómo el de Carabanchel se opuso en un inicio a que le dedicaran una calle con su nombre, algo que acabó teniendo en la localidad de Bolaños de Calatrava.
El funcionamiento de Spotify tampoco convencía al vocalista de Rufus T. Firefly, que se negó a que un mero número decidiera lo que era popular y lo que no: “La piratería en la calle era mejor que esto, por lo menos te robaban a la cara”. Zahara aludió entonces a las plataformas alternativas a Spotify, que pagan en función de los oyentes reales y no de los estimados como esta última.
En suma, Bime se convirtió una vez más en un foro para aproximarse a la música desde diversos ángulos, incluyendo aquellos que quizás no sean tan luminosos en un principio, los callejones oscuros en los que uno a veces acaba andando sin darse cuenta. Pero sin duda lo más positivo fue que durante cuatro días la ciudad rebosó de actividades en directo para todo tipo de paladares, una celebración de la cultura en pleno esplendor.
Fito fue el gran protagonista de la portada del número 475 de La Heavy, en la que vemos al bilbaíno acompañado por Queen, Halestorm, Doro o Amorphis entre otros, además de contenidos destacados de Biffy Clyro, The Rasmus, Barón Rojo, Rage, Huecco y muchos más. Visita nuestra tienda online para no perderte nada.
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