Crónicas
51 Grados + Ruta 57: Hasta arriba de potencia
«Sus directos son sentidos, apasionados y ruidosos, esto último en el buen sentido de la palabra»
26 mayo 2018
Siroco, Madrid.
Texto y fotos: Alejandro García Aguejas
Dos tríos muy cañeros se juntaron para ofrecernos un concierto con mucha distorsión y una potencia arrolladora. Las bandas eran 51 Grados y Ruta 57, dupla que demuestra que no hace falta más de tres miembros para dar un poderoso espectáculo. Lo que caracterizó al concierto fue la caña que dieron los dos grupos, una potencia de sonido que incluso a los técnicos de sonido les sorprendía. De hecho, les pidieron a 51 Grados que bajaran el volumen.
Los madrileños 51 Grados fueron los encargados de iniciar el show. La banda está de gira con su ‘Destino’, un álbum que para algunos de los que trabajan en este medio ha sido de los mejores discos del 2017. Empezaron con “Redentor” y “Cometas”. Los directos de 51 Grados son imparables y te llevan al límite, gracias a la presencia que tienen sobre las tablas. Tocaron temas más antiguos como “Seguir aquí” o “Zener”. También otros más tranquilos, pero con una intensidad que van in crescendo como “Déjame”. Es uno de los más emocionantes que tienen.
Los tres miembros estuvieron muy bromistas con el público y con los técnicos de sonido, por la alta potencia que les metieron a los instrumentos. A veces, por esta razón, la voz no se escuchaba de manera clara. Sonó “Invencible”, con ese riff de guitarra tan machacón que te invita a mover la cabeza inevitablemente. También cayeron “Estigma” y “Faro”. Las dos últimas fueron “Desconexión” y “Síndrome”, en la que al final de la canción se fueron de uno a uno mientras tocaban.
Ruta 57 presentó su disco ‘1995’, su último trabajo. Comenzó con un funky muy bien tocado, como es “Todo lo que perdí”, y con “1995”. Lo suyo es una mezcla del rock and roll más clásico con un funky muy bailable. Si con 51 Grados al cantante se le oía menos que a la música, Ruta 57 acusó más este problema. Las primeras canciones se apreciaban muy poco la voz, algo que se fue arreglando durante el concierto. El concierto continuó con “El gran golpe”, “La ciudad” y con un nuevo tema, “Diez”, que estará en el próximo disco. Hay que destacar al bajista Alberto Notario, que tocaba con tal distorsión que a veces sonaba como una guitarra más.
La potencia y los decibelios no cesaron con un público que disfrutaban de cada canción del trío. “Sin rumbo” fue de las más divertidas gracias a esos coros que permiten a la banda jugar con el público. La última fue “En tu mente” y Héctor Trujillo (guitarrista y vocalista) dijo algo muy directo y muy veraz para terminar: “Ruta 57 en tu puta cara”. Frase muy certera para definir el concierto.
Así fue el concierto, directamente a nuestra cara y a nuestros oídos. Dos bandas que le metieron mucha caña y que, sin duda, sus directos son sentidos, apasionados y ruidosos, esto último en el buen sentido de la palabra.
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