Sotomonte

Decadence & Renaissance

Autoeditado (2024)

Por: Alfredo Villaescusa

9

Que te pasen un disco de rock y que su máximo responsable puntualice que lleva años sin escuchar ese género en concreto no es algo que suceda todos los días. Podríamos englobarlo dentro de esos milagros cotidianos en los que casi nadie repara en la frenética sociedad actual y a la vez nos predispone para encontrarnos con un espíritu creativo independiente de verdad, que no necesita palmaditas en la espalda para conseguir sus objetivos ni tampoco amoldarse a esa cosa tan voluble como la voluntad popular a la hora de hacer música.

El inquieto vocalista y bajista Jokin Salaverria, con una amplia trayectoria en combos como Rubia o Jonny Kaplan & The Lazy Stars entre muchos otros, ya demostró su talento con creces en el debut ‘From Prayer To The Battlefield’, donde se advertía una notable influencia tanto de Jethro Tull como de Crosby, Stills, Nash & Young. No en vano el propio Jokin residió en Laurel Canyon, epicentro de la cultura alternativa durante los setenta y setenta, y parece que se le pegó bastante de aquella atmósfera.

En esta reválida diríamos en primer lugar que las influencias ya no son tan evidentes como antaño, el poso deudor de Ian Anderson sigue estando ahí, pero su predominancia no está tan clara. El sonido adquiere una vertiente más épica, algo que se palpa desde el primer corte “The Nothing”, inspirado por la figura de La Nada de La Historia Interminable, una metáfora del nihilismo que le sirve al autor para retratar la vacuidad de la sociedad actual.

El comienzo de “Gambit” seguramente sea el más prog rock del redondo. Hay que señalar que el título del tema hace referencia a una jugada de ajedrez en la cual se sacrifica una pieza en pos de un fin mayor, sí, aquí las referencias son para gente leída. Una composición ambiciosa que confirma la espectacular paleta de sonidos con la que trabaja este combo y que a la vez echa por tierra cualquier intento de categorización. Atentos al tremendo solo de guitarra.

“The Beauty of Tomorrow” contiene la evocadora frase de que “la belleza del mañana empieza hoy”, al tiempo que nos lega algunas de las melodías vocales más conseguidas del disco, con los teclados y las seis cuerdas de nuevo en una posición estelar. “Blind Faith” es otro reflejo más de esa tendencia a que la música vaya por un lado, con efluvios oníricos, y la letra, por otro, con un poso crítico e inconformista digno del punk. A nivel creativo, resulta una delicatesen con impecables armonías vocales y giros inesperados que convierten la escucha en toda una aventura.

“Montecristo/The Riddle” podría considerarse una especie de interludio, por lo menos en su parte inicial, y el uso de la flauta es probable que te traiga a la cabeza a los maravillosos Genesis de la primera época con Peter Gabriel, pero también a los Led Zeppelin acústicos de “The Battle of Evermore”. Muy logrado ese in crescendo que va incorporando electricidad hasta desbocarse en los últimos minutos.

“My Cross To Bear” abre el tarro de fragancias psicodélicas al completo, por lo que podemos toparnos con tormentas sonoras dignas de Radio Moscow, pero también con ese halo onírico que caracterizaba “Lucy In The Sky With Diamonds” de The Beatles. Y “Little Wilma”, homenaje a la perrita de Jokin, sirve a modo de remanso de paz y de reflexión sobre la importancia del mundo animal en nuestras vidas. Para flotar unos instantes con la mente en blanco.

“What A Game To Play” recupera la vertiente épica del conjunto, con el rock progresivo británico de los sesenta y setenta en lontananza, pero sin casarse con nadie. En este sentido, vuelvo a quedarme con esos imponentes minutos finales con melodía sobrecogedora de teclado.

El círculo se cierra con “The Everything”, un epílogo que remite en cierta manera al comienzo del álbum y nos deja con la sensación de haber paleado una de esas grandes obras conceptuales de la historia del rock, pese a que tampoco se trate de eso exactamente.

Si estás harto de toda esa falta de alma que nos domina y amenaza como nunca el futuro de la especie, tal vez te interese volver a las costumbres de antaño, a paladear de principio a fin los discos que de verdad tenían algo que decir, esos tiempos en los que para buscar información cogías un libro o revista en vez de quedarte plantado como un vegetal junto a una pantalla. La inteligencia humana en vez de la artificial.

Alfredo Villaescusa
Etiquetas: , , , , ,

Categorizado en: , ,

Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *