Sonic Weapon

The Aim of the Game

MusicTrack Records (2024)

Por: Alfredo Villaescusa

8

A un servidor siempre le hizo mucha gracia que se siga diciendo que si tal o cual género está muerto cuando no dejan de surgir grupos en ese rollo. Frente a modas impuestas por intereses comerciales o políticos, todavía resisten cruzados que optan por hacer lo que les viene en gana, con independencia de si está pegando más o menos en ese momento. Si esperamos a lo que consideramos que es la coyuntura adecuada, probablemente ni nos levantaríamos de la silla al cabo del día.

Los barceloneses Sonic Weapon, por una parte, no esconden sus señas de identidad en este tercer trabajo llamado ‘The Aim of the Game’, pero tampoco se limitan a reproducir esquemas manidos. Por algo han denominado su propuesta “hard rock del siglo XXI”, una suerte de mezcla de post grunge, stoner, muchos efluvios noventeros y los inevitables guiños a los clásicos del palo.

No poca versatilidad demuestran en este redondo grabado en los MusicTrack Studios de Barcelona, con instantes de subidón para el agite capilar en “Wild In the City” o la inicial “Ten Seconds From Now”, que podría recordar más a Velvet Revolver que a Guns N’ Roses, como muestra de su marcado enfoque contemporáneo. “Rock Them All Tonight” echa más leña al asador acercándose al heavy metal en una pieza reminiscente de los Alcatrazz con Graham Bonnet que tampoco impedirá que muevas la cabeza con energía.

“If You Wanna Feel Alive (You Gotta Die Sometimes)” te hará pensar en Gotthard por su matiz melódico, mientras que “To The Lights” seguramente sea el corte más contundente del disco, con unos riffs con fundamento y un estribillo no menos certero, un poco en la línea de los Dokken más potentes. “All The Wrong Decisions” aporta el inevitable sosiego en un álbum de hard rock, mirando hacia piedras angulares del calibre del “Wanted Dead Or Alive” de Bon Jovi. No te cortes si te apetece calzarte sombrero de cowboy.

“Consumptive Love” pone la mirada en el mítico hard rock angelino de los ochenta sin perder ni un ápice del dinamismo que caracteriza al trabajo, al igual que “Too Much For My Brain”, aunque esta última se escore más hacia el rock alternativo. Y como broche, ahí tenemos la onomatopéyica “Ban-Ban-Banam”, una instrumental que podría funcionar tanto para abrir como para cerrar conciertos con bastante dignidad.

Si lo que te tiran son los clásicos del hard rock, pero tampoco te conformas con un sonido anclado en la noche de los tiempos, dales una escucha, no te defraudarán si eres de los que entendieron el grunge como un soplo de aire fresco a la escena en vez de una maldición. Moverse con soltura en diversos parámetros nunca estuvo reñido con ser fiel a unos determinados principios. Prepárate para una tormenta eléctrica de proporciones considerables.

Alfredo Villaescusa
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