Frente a increíbles mestizajes y diversas tendencias siempre agrada comprobar cómo los sabores de siempre resurgen cada cierto tiempo con fuerza, sin hacer ostentación de nada, sino simplemente mostrando lo que hay. Es lo que sucede con los grupos de rock n’ roll hoy en día, orgullosos perros verdes a los que se la suda si en estos momentos pega más tal o cual estilo, pues ellos siguen su camino de manera autónoma, sin dar cuentas a nadie.
Los barakaldeses Replikantes se podrían encuadrar por completo en uno de esos casos al moverse en el rock n’ roll en el sentido más amplio del término, es decir, el que va desde The Hellacopters hasta Platero y Tú, sin descuidar tampoco algún retazo punk o de rock urbano, al igual que sus paisanos de Porco Bravo. No en vano colaboran en este disco tanto su guitarrista Asier a la producción como el vocalista Manu, aparte de Josu de Parabellum, toda una leyenda de la margen izquierda.
En esta reválida no pretenden cambiar el mundo ni aportar ningún detalle inusual que haga tambalearse el panorama. Al contrario, abogan por un rock contundente sin demasiados adornos y la preceptiva actitud crítica ante la vida, algo que por desgracia cada vez escasea más. De esta forma, fijan a fuego los parámetros en la inicial “De rodillas”, todo un trallazo que incita a levantarse las veces que haga falta y partir las piernas a cualquiera que se ponga por delante. Tienen además ese rollo suburbial de los primeros Barricada o de sus propios vecinos, Porco Bravo, sin olvidarse de las influencias de los setenta y ochenta que siempre se agradecen como punto de partida. “Solo tú” podría haber sido mismamente un tema de la época de los cardados y las hombreras, pero con un punto de contundencia que viene apoyado por esas letras sin cortapisas que sin duda engrandecen el conjunto.
“Gangster” cultiva la mística del que va contracorriente y nos lega un épico estribillo para dejarse la garganta, antes de que “Mundo paralelo” suba otro peldaño más en la composición, sin perder poso aguerrido y desplegando esa facilidad que poseen para los textos enérgicos. La homónima “Laberinto” relaja el pistón en un comienzo, pero no tarda en coger la velocidad de crucero suficiente para desenvolverse con soltura.
“Funeral” se acerca a sonoridades propias del hard rock escandinavo y ese traje también les sienta como hecho a medida. “Verte sufrir” es un corte guitarrero a la vieja usanza, seguramente te hará mover ligeramente la cabeza sin darte cuenta. Y “Poeta de barrio” rememora los riffs característicos de Platero y Tú junto a estrofas supurantes en la línea de “Me dan miedo las noches”. Casi nada.
“Viejas cartas” sigue confirmando su fidelidad al puro hard rock, con cierto deje a AC/DC, The Cult, o Uzzhuaïa, si nos ponemos patrios. Rubrican esta encomiable demostración de talento con “No te creo”, todo un corte enérgico que deja con ganas de escuchar más material, así como de verles en directo, donde seguramente cobren una dimensión adicional.
Si te gustan los grupos de antes, los que alzaban la voz frente a las injusticias y no escondían sus humildes orígenes de barrio, he aquí una bandaza a la que rastrear los pasos de ahora en adelante. Podrán aparecer moderneces a porrillo, pero de vez en cuando hay que pegar un puñetazo en la mesa y dejarse de tanta tontería contemporánea. Para saborear de principio a fin.
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