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Crítica de Noche Cero: La ciudad que nunca duerme

‘La ciudad que nunca duerme' es el nuevo disco de Noche Cero, el proyecto personal de Carlos González Peñalba, compositor, guitarrista, escritor, productor, diseñador y cantante, un trabajo que emerge desde la experiencia más íntima y dolorosa del artista. Como él mismo reconoce, las letras nacen de la herida, pero también de la esperanza: Carlos comenzó a escribir tras tocar fondo, enfrentando separación, duelo y momentos de oscuridad vital. La música se convirtió en su ancla, su manera de transformar el caos en canción, y Noche Cero es la materialización de esa necesidad de dar forma al dolor, la reflexión, el amor y la ira.

El álbum, con estética de IA y apoyado en la susodicha en su producción, destaca por su eclecticismo musical combinando punk, rock alternativo, metal, electrónica, trap, hardcore y ska en un relato urbano, profundo, crítico, que te pone frente a la realidad, como un espejo, que no siempre te gusta mirar. Cada canción es un mundo en sí mismo, un recorrido sonoro de la vida en la ciudad, donde se cruzan personajes, historias cotidianas, emociones, penas, deseos y esperanzas.

Desde la apertura con “Luces de neón”, de potente base electrónica, se establece la idea de que ninguna canción puede entenderse aislada: cada una aporta matices y capas de significado al concepto global del disco. Y si bien cada canción es musicalmente un mundo distinto, todas ellas están enlazadas y son parte de un todo que configura este disco conceptual, que es un libro de geografía descriptiva de la vida de cualquier ciudad.

“No hay cama pa’tanto loco” sorprende con su guitarra cruda, revelando que la evasión de la fiesta, de la noche, no es sino, en muchas ocasiones, un refugio de heridas: “Todo el mundo finge estar de fiesta, y la tristeza va a reventar”. Lo que en un principio parece otro tema más que nos va a hablar de la fiesta, se convierte en una canción cruda, que describe muchas realidades ocultas bajo el hedonismo momentáneo: “Un trago por cada trauma callado”.

Además, las historias cotidianas y más humanas también están presentes en canciones como “La camarera del garito”, a ritmo de heavy metal, que relata la vida de mujeres que luchan por sobrevivir en su día a día, para tener una vida digna, para ella y para los suyos. “Camarera del garito, sonrisa rota, corazón maldito, entre vómitos y gritos, guarda un silencio infinito”. Brutal.

“Corazón okupado”, con su hardcore directo, es una crítica a los especuladores y los buitres financieros. Es una reivindicación a la vida del barrio, al derecho a una vivienda digna. Sin descanso, comienza “Coca y poesía”, que aborda la cruda realidad del hedonismo rápido, fugaz, inmediato y superficial. “La noche nos une, la mañana nos mata”, promesas vacías que dejan un rastro de heridas, esta vez sí, no superficiales.

“Ella duerme con miedo” es una de las letras más duras del disco, donde se expone con desgarradora sensibilidad la violencia machista. Noche Cero no descuida la experimentación: “Sirenas” y “Pantallas rotas” incorporan rapeo y ritmos modernos, mientras que “Amanecer en Lavapiés” da un breve respiro a tantas historias duras típicas del día a día en cualquier ciudad. Es un ska festivo, un recordatorio de que incluso en el barrio más oscuro puede haber destellos de alegría.

La narrativa continúa con historias de pérdidas y ausencias en “Papá ya no vive aquí”, también muy dura, de un padre al que le obligan a separarse de su hijo. “El soñador del metro” es la más punk, una radiografía a otros personajes de la ciudad, aquellos que se ganan la vida tocando en el metro: “Canto para fantasmas, nadie me ve…”.

El colofón del disco lo va poniendo “El chico que nunca volvió”, recordándonos que detrás de la urbe laten vidas anónimas y rotas.

El cierre homónimo, “La ciudad que nunca duerme”, sintetiza el disco: las calles son cicatrices abiertas y la ciudad es un reflejo de las heridas, esperanzas y contradicciones de sus habitantes. La Inteligencia Artificial ha sido una herramienta clave para componer, interpretar y enriquecer esta obra conceptual, convirtiéndola en una experiencia musical contemporánea e innovadora.

‘La ciudad que nunca duerme’ no es solo un álbum, sino un viaje por las luces y sombras de la vida urbana, un proyecto personal que combina introspección, crítica social y exploración sonora. Noche Cero demuestra que la música puede transformar la herida en arte y convertir la oscuridad en un espacio de reflexión y conexión.

Escucha ‘La ciudad que nunca duerme’ en Spotify:

Redacción

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