Mala Bestia

Alma negra

Maldito Records (2024)

Por: Alfredo Villaescusa

8

En este estilo concreto encuadraríamos a “la peor escoria surgida en los bajos fondos de la ciudad de Barcelona”, como les gusta definirse a estos animales desbocados llamados Mala Bestia que nos legan un brillante debut que no defraudará a los entusiastas de ese rollo contundente a caballo entre el punk y el metal. La sombra alargada de Soziedad Alkoholika está muy presente a lo largo de nueve cortes en los que no aflojan el pistón en ningún caso, pese a que también sea posible evocar a Rat-Zinger o incluso a Hamlet en su vertiente más potente.

Tras una amenazante intro, afilan de primeras toda la maquinaria en “Canto a la hipocresía”, donde percibimos que su agresividad no es solo sonora, sino también textual, con estrofas que caen cual ráfagas de proyectiles. “Distorsión” es otro trallazo por el que no debería volver a crecer la hierba después de su escucha, mientras que en esa onda suben todavía un peldaño con “Me joden los listos”, necesaria denuncia acerca de esos infraseres que siempre tienen que quedar como los mejores en cualquier situación. Se tenía que decir y se dijo. Grandes.

“Fin de trayecto” posee un aire a los Hamlet de “J.F.”, aunque tal vez se escore más hacia el thrash metal vitaminado, tanto en los riffs como en esa batería atronadora que es una de las señas de identidad del redondo. “A quemarropa” tampoco es una balada, como se podría suponer, sino otra descarga de rabia y mala leche que espantará a todos los buenrollistas que están permitiendo el ascenso de la extrema derecha.

“Alma negra” rezuma salvajismo por doquier y por eso diría que se trata de otro de los puntos álgidos de este lanzamiento que no deja títere con cabeza. Le sigue “Desigualdad”, con ritmos que despeinan y un mensaje no menos certero que no debería caer en saco roto. Por si alguno se había quedado con ganas de más tralla, rematan con la inapelable “Mala bestia”, todo un himno antifascista que incita a pasar a la acción ante injusticias.

Dejar una impresión perdurable podría considerarse una auténtica hazaña en una época en la que resulta complicado mantener la atención con tantos estímulos de diversa naturaleza. Este primer álbum lo consigue de sobra, no sería extraño que hasta saltaras de la silla con determinados cortes donde despliegan su verdadero potencial. He aquí un chute de energía como pocos. Puras bestias pardas.

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Eclecticismo en vena. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos.

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