Linaje
Desataron a los perros
El Dromedario Records (2025)
Por: Javier Pérez
8
Berriozar, 2025. Ya no sólo de Marea (y Bocanada) vive el pueblo. Los que vienen de nuevas pisan fuerte. Aquí se nos presentan Linaje, puro rock norteño de cuño alto. “De casta le viene al galgo”, dice el refrán, y en este caso es que no se me ocurre entradilla mejor para empezar a hablar de lo que se esconde bajo los surcos del debut de la banda de Aarón Romero; efectivamente, el hijo de Kutxi, “sobrino” de los demás Marea y dignísimo heredero del sonido que en Berriozar cotizó al alza desde los estertores del siglo pasado.
Lo que nos encontramos en este ‘Desataron a los perros’ es una puesta al día de lo que pudo ser el debut de su padre, bien empacado y con los avances que suponen el paso del tiempo. Pasos de gigante, claro. Y el revoltijo de unas cosas y otras resulta triunfal. Brillante en sus cotas más altas, incluso.
El rock de la escuela que estamos tratando, ese que bebe de lo de siempre, que supo darle una vuelta a lo que había, que instigó en letras con poesía de cara, maldita si quieres, pero lírica con clara inspiración poética en el fondo, reluce aquí con esplendor.
Las producciones de hoy permiten que todo suene con garra, con la justa o necesaria, con la que busquen o quieran, pero no con la que encuentren. Y ahí ya has ganado una buena dosis de constancia para lo que se alargue el LP.
Las letras; hablemos de las letras, porque se me hace obvio el contaros hacia dónde van. Sí, claro que son sutiles y directas, concretas y retorcidas si la cosa desvaría. Enormes en concepto, bien resueltas. No rebuscan en exceso, pero hay profundidad cuando se cree necesario.
Grabado, mezclado y producido en los estudios R5 de Orikain (Navarra) por Kolibrí Díaz, quien contó con la colaboración de Jesús Martín "Txutxín", y con las labores de masterización a cargo de Chris Gehringeren. Todo realizado en los estudios Sterling Sound de Nueva York. Puedes suponer que con este tinglado detrás, a las letras acompaña una música que teje con soltura la personalidad de Linaje.
Dicen en nota de prensa, que su rock urbano con tintes de rumba enseña colmillos y mete el hocico, y es que no hay mejor manera de describir a un grupo y su mochila como con las palabras que salen de su propia boca.
De temas me gustaría destacar varios; empezamos por el que abre y da nombre al disco. Potente, cadente, directo. Personalmente me encanta “Querida libertad”, con Albertucho colaborando; abre miras y a un ritmo más alegre le sigue un contexto lírico que deja espacio para que entre como lo que es: una joyita.
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“El vendaval”, con Javier Janices "Cordobés", de Cobardes, es la semibalada del redondo. Otra colaboración es la que aporta Ángel Ocray en “A la luna le sobran canciones”, puro Marea si me lo permiten. Por cambiar el idioma hay que hablar también de “Askatu Ezazu Ilea”, con melodías colindantes con el punk rock a medio camino entre el antiguo y el que pudieran hacer Dickers, por ejemplo.
Con grandes ideas, buenas composiciones, un dominio exultante de la escena en general, Linaje entra en la lista de los futuribles grandes nombres del rock de aquí. Al mencionado Aarón Romero, vocalista, compositor y letrista de todas las canciones, le acompañan Asier Cuiral y Aimar Goikoa a las guitarras, Alain García al bajo y Asier González a la batería. Adelante chicos, esto es vuestro.
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