Débler
Somnia
Sons of Evil/Altafonte (2017)
Por: Anna Isabel Moher
8.5
Con unas campanadas, el Big Ben del Londres victoriano anuncia la llegada de un disco que, de momento, no ha dejado indiferente a nadie: ‘Somnia’. Se trata del segundo larga duración de Débler, nombre que si bien hace unos años nos resultaba desconocido, ahora mismo se encuentra en boca de todos dentro del metal español.
Una de las razones es que Txus di Fellatio decidiera producirles tras escuchar su primer trabajo, pero otra es la calidad y el esfuerzo que ponen estos chicos en crear algo diferente, como lo es componer álbumes conceptuales. Si el primero giraba en torno a la figura de El Cuervo, ‘Somnia’ está dedicado a Sweeney Todd, el barbero diabólico. Incluso el diseño sigue la estética que nos presenta la película protagonizada por Johnny Depp. Rubén Kelsen es el encargado de sostener el arma de la muerte en la portada: la navaja plateada con la que no cabe ninguna duda de la temática que sigue.
Ya el primer corte, “186 Fleet Street”, sirve para meternos de lleno en la historia, con una intro que guarda cierto parecido con la canción instrumental del inicio del propio film. El violín, los coros, las voces líricas y la orquesta apocalíptica empiezan a cobrar fuerza conforme avanza, adelantándonos lo que será el sonido predominante del resto del plástico. Sin duda, será una forma épica de dar comienzo a los conciertos. “Por todos estos delitos este tribunal dicta sentencia”, reza el juez Turpin al final de su monólogo, marcando el inicio de la trama.
“Nada nos podrá parar” suena más metal gracias a la guitarra y al no parar de las baquetas. El sonido electrónico hace acto de presencia, pudiendo recordarnos a Amaranthe en ciertas ocasiones. En una muestra de la parte powermetalera del álbum, el estribillo contundente y pegadizo. “Hoy el cielo volverá a llorar de felicidad”, y tanto que llora, puesto que consigue formar un “Mar de lágrimas”, el siguiente corte. Esta comienza con una frase: “Siento que no puede ser verdad”, que se repetirá al principio de cada estribillo. Con la ayuda de los teclados, continúa una estela más melodiosa que la anterior, aunque igual de adictiva.
La navaja gotea rubíes en “Sentencia final”, el single del álbum y la protagonista del videoclip que lanzaron recientemente. Me recuerda a la épica de Nightwish en las partes instrumentales, mientras que el estribillo tiene un estilo más cercano a Saratoga o Warcry. Una mezcla de influencias a las que se suman unos violines con aire folk en la recta final, precediendo los agudísimos de Rubén.
El momento romántico y melancólico reposa en “Cuando las estrellas dejen de brillar”, que cuenta con la voz de Aylin de Sirenia, que roza lo lírico. La luz precisamente se fue cuando “Se apagó el sol”, que viene dada con las campanadas de un reloj junto a una coral espectral.
Llega pronto la segunda balada, “Rosas color marfil”, marcada por el piano y el violín en un principio, pero apoyada por el resto de integrantes hacia la mitad del tema. Tras este descanso, “Frente al espejo” recupera el tono powermetalero tanto en sonido como en letra, por lo que se aleja un poco más de la épica orquestal que tienen otras canciones. Además de la colaboración de Zeta y Patricia Tapia, llama la atención el solo de bajo que se saca Sergio García.
Seguimos con la tanda de las que se alejan de la tonalidad oscura que guarda el resto del LP con “La procesión de los borrachos”. Cuenta con tintes más folk que señalan completamente a Mägo de Oz, grupo estrechamente relacionado con esta banda. Muchos de sus miembros han participado en la grabación del presente disco y, de hecho, en esta cuenta de nuevo con Zeta y con Diego Palacio, actual flautista del grupo de la brujita. Será una auténtica fiesta en los directos y es candidata a convertirse en todo un himno.
Débler nos invita a soñar con el último capítulo, “Somnia”. No sorprende que haya sido la que haya titulado el álbum por dos razones: es la pista más larga, con más de 7 minutos de duración, y es un resumen de todo lo escuchado anteriormente. Orquestaciones, melodías fáciles de recordar, power metal, una parte más relajada en la que colabora Aylin, presencia de violines, un trozo melódico y para terminar, regresa la epicidad con una coral recitando “somnia” hasta repetir el estribillo.
Esta mezcla de metal sinfónico combinado con toques más eléctricos unidos a estribillos pegadizos y reiterativos hace que sea un disco para escuchar de forma relajada y disfrutar poco a poco de él. Pero, sobre todo, es idóneo para los directos, que auguran una puesta en escena brutal por la temática, así como un público entregado que no cesará de cantar por lo pegadizas que son las canciones y la facilidad para aprender lo que dicen.
La ametralladora guitarra de Álex García, los bombardeos de doble bombo de Nelson Valenzuela, el dominio a la voz de Kelsen y el sentimiento de Dani Fuentes al violín constituyen una obra digna de entrar en el Top 10 de lanzamientos de este 2017. Y todo eso sin el elixir de milagros de Pirelli.
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