Charly Fernández & Los Testigos del Rock

Aires de libertad

Autoeditado (2025)

Por: Alfredo Villaescusa

9

Las circunstancias vitales siempre influyen a la hora de componer, sobre todo si sucede un hecho tan disruptivo como la pandemia que soportamos hace unos años. Aquel periodo de confinamiento le valió a Charly Fernández para volver con fuerza con un poderoso disco tras el debut ‘Almas encadenadas’ de 2017 en el que ha refinado su sonido expandiéndolo hacia lugares insospechados y contagiándose algo de la rabia de tener que aguantar durante meses entre cuatro paredes.

Si bien no engañamos a nadie al decir que se trata de un álbum de rock urbano, pensar que se trata de otra copia más de Marea o Barricada sería por completo inexacto, pues conviven influencias tan variopintas como las de La Fuga o Robe junto al rock alternativo de Foo Fighters y hasta una aproximación al reggae, como más tarde relataremos.

A lo largo de once canciones Charly Fernández junto a Los Testigos del Rock certifican que ni por asomo está todo hecho en el género, aunque tampoco pretendan inventar la rueda. Ya desde el inicio nos agarran por las solapas con “Loba”, que aborda el maltrato en cualquiera de las múltiples formas en las que se manifieste. Un comienzo aguerrido para ponerse a tono y prepararse para lo que se viene encima.

“Mentiras” cuenta con una base contundente de guitarras y una letra con el suficiente vuelo poético para que llame la atención, a veces será imposible no pensar en Rulo, como cuando dice: “Si vives con medias mentiras, no eres de verdad”. Y la homónima “Aires de libertad” nos sorprende con un comienzo apabullante y unas estrofas que caen como losas que seguro se recitarán a pulmón en las distancias cortas.

“Volver a empezar” afloja un poco el pistón en cuanto a velocidad, pero no en intensidad, todo un grito desgarrador que nos incita a seguir en pie sin desfallecer en pos de un objetivo determinado. Atentos al tremendo solo del final, está permitido agarrar escoba, fregona o cualquier otro objeto alargado.

“Amor de barro” mira hacia el rock melódico, incluso con cierto regusto de AOR americano, mientras que “Tu nombre y mi ser” probablemente sea la pieza del redondo con mayor aire setentero, esas guitarras son herederas de Thin Lizzy por completo. “Contra el viento” vuelve a echar carne de la gorda en el asador con otro de esos potenciales himnos en los que no resulta complicado imaginar a la peña dándolo todo en conciertos. De las mejores del disco, sin duda.

“Bienvenido a Madrid” es rock estatal de manual, pero eso no implica que no sea disfrutable cien por cien, una de esas cosas que entra de lujo cuando no apetecen comeduras de cabeza, el equivalente musical a un chupito. “Rabia” recupera el aroma de los clásicos, sobre todo en riffs contundentes y punteos incendiarios, antes de que “Una meta sin final” cambie de un plumazo de rollo con su ambiente reggae, preceptivo órgano Hammond setentero, una pizca de blues y un saxofón que realmente engrandece el resultado final.

“Veneno” pone el broche apelando a las esencias, como no podría ser de otro modo en un disco tan rockero, y aludiendo a los orígenes cántabros del líder de la banda. Las seis cuerdas cobran relevancia de nuevo y ejercen a modo de armazón de un envoltorio consistente, con fundamento y que nos deja un inmejorable sabor de boca.

La presentación en directo de este disco está programada para poco menos de un mes, el 8 de febrero, en la sala Aperitoche de la madrileña localidad de Las Rozas. Las entradas están a la venta en este enlace. En este concierto Charly Fernández y los suyos estarán acompañados por nada menos que Luback y su rock de sabor añejo y americano, que completarán un atractivo cartel rockero.

Alfredo Villaescusa
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